La UE, incapaz de dar respuesta a las personas migrantes en dificultades

Matteo Salvini, ministro de Interior de Italia. RR SS.
Matteo Salvini, ministro de Interior de Italia. / RR SS.

Italia, que conoció en los años 40 del siglo pasado la violación de sus derechos ciudadanos gracias a Hitler y a Mussolini, cae ahora en la misma trampa gracias a una actuación incomprensible de su ministro del Interior.

La UE, incapaz de dar respuesta a las personas migrantes en dificultades

La Unión Europea es incapaz de una respuesta en común y responsable con las vidas y derechos de las personas migrantes que, huyendo de Libia (más de 18.000 han muerto en el Mediterráneo desde el año 2014) ni siquiera temen las veleidades sociales de un responsable político como es Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia, para quien las vidas de 42 personas que se hallaban a bordo del buque de la ONG alemana Sea Watch tienen el valor de una higa. Así lo pone de manifiesto el hecho de que llevamos más de dos semanas a la espera de puerto seguro en Lampedusa para encontrar, finalmente, lo que era de temer: la evacuación urgente por cuestiones sanitarias de varios migrantes a bordo del buque alemán Sea Watch.

Junto con el Principio de No Devolución que contempla la Convención de Ginebra de 1951 que prohíbe a los Estados expulsar o devolver a una persona al territorio de cualquier país  en el que su vida o su libertad se encuentren amenazadas, o en el que pudiera sufrir tortura o tratos inhumanos o degradantes -como es evidentemente el caso de Libia u otros países del norte de África- es el Derecho Marítimo Internacional el que proclama a gritos que Europa no oye que salvar vidas en el mar nun puede ser ilegal porque lo ilegal, como recuerda la ONG CEAR, es dejarles morir.

Salvini no estaría conforme con el país de bandera de cualquier barco que, en el Mediterráneo o en cualquier otro mar de la Tierra no recogiese a náufragos italianos. Por este mismo principio, la capitán Carola Rackete, detenida tras desembarcar a 42 personas planteó al mundo que,. a pesar de la prohibición expresa del ministro del Interior italiano, procedía a desembarcar en Lampedusa esa "carga" humana que desfallecía a bordo del buque a su mando: "Basta, entramos. No por provocación, sino por necesidad, por responsabilidad. He decidido entrar al puerto".

Sabía a lo que se arriesgaba. Como Salvini sabía lo que Carola haría, tarde o temprano. El Derecho Marítimo Internacional nada pudo frente a la política del cierre de puertos y el bloqueo de barcos humanitarios -solo uno queda en el Mediterráneo, de la decena que venian actuando en el rescate de personas que buscan en Europa lo que en su país les niegan: la libertad, la seguridad, el respeto a sus derechos-.

Italia, que conoció en los años 40 del siglo pasado la violación de sus derechos ciudadanos gracias a Hitler y a Mussolini, cae ahora en la misma trampa gracias a una actuación incomprensible de su ministro del Interior, que hace caso omiso a las proclamas de quienes, en uno u otro mar, alegan y asumen la necesidad de salvar a quien en la mar se encuentra en situación de peligro.

Es un comportamiento inhumano al que no ponen coto ni el presidente italiano ni la Unión Europea. Como si lo que ocurre a las puertas de Europa no fuese con ellos. No, salvar vidas nunca puede ser ilegal. Lo ilegal es dejarles morir. @mundiario

Comentarios