De la UE depende en gran medida que América Latina no sufra una nueva década perdida

I Conversa Iberoamericana en la USC. / Mundiario
I Conversa Iberoamericana en la USC. / Mundiario

Macron, Merkel y von der Leyen lideran el proceso de integración y recuperación de la Unión Europea, después de la crisis de la Covid-19. Le toca a Madrid convencer a Bruselas de que atienda las urgentes necesidades de ayuda que tiene Iberoamérica.

De la UE depende en gran medida que América Latina no sufra una nueva década perdida

La Cátedra Iberoamericana de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigida por María Cadaval, ha iniciado un ciclo bajo el título Conversaciones Latinoamericanas – la Unión Europea y América Latina tras la Covid-19”. En su primera edición tuvimos el privilegio de participar el presidente de la Fundación Euroamérica, Ramón Jáuregui, excelente conocedor del tema, habiendo sido, entre muchas otras cosas, copresidente europeo de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) de 2014 a 2019, y yo. Dialogamos por videoconferencia con unas 100 personas interesadas en el tema.

Me pidió María Cadaval que dijera unas palabras de introducción sobre “La Estrategia de la Comisión Europea: Next Generation EU y las enseñanzas de la crisis”. Preparando el tema, llegué a la conclusión de que el gran avance en el proceso de integración de la Unión Europea durante el último año y medio se lo debemos – no solo, pero en especial – a tres políticos.

Primero, al presidente francés Emmanuel Macron, por su carta a los “Ciudadanos Europeos” del 5 de marzo de 2019, con una batería de ideas y propuestas para un renacimiento del proyecto europeo. Recordando que “Europa es un éxito histórico: la reconciliación de un continente devastado, plasmado en un proyecto inédito de paz, prosperidad y libertad.” Exigiendo una Convención Europea “con el fin de proponer todos los cambios necesarios para nuestro proyecto político, sin tabúes, si siquiera revisar los tratados. Porque es el momento del renacimiento europeo.”

Segundo, a la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que asumió el cargo en diciembre de 2019. Defensora de un proyecto que a largo plazo culmine con los Estados Unidos de Europa, en seguida se puso manos a la obra para desatascar conflictos, crear alianzas y poner en marcha muchas de las propuestas que había formulado Macron. Cuando a principios de este año nos asaltó la covid-19, su Comisión no dudó en dar carta blanca a las 27 capitales europeas para que parasen el impacto económico y social de la pandemia con tanto dinero como considerasen necesario. Además, adelantó la intención de redactar un plan contra la crisis, acompañado de un Fondo de Recuperación. Se presentó en mayo bajo el nombre Next Generation EU, con un presupuesto de 750.000 millones de euros. Todo descansa en tres pilares:

> Instrumentos para apoyar los esfuerzos de los 27 por recuperarse, reparar daños y salir reforzados de la crisis.

> Medidas para impulsar las inversiones privadas y apoyar las empresas con dificultades.

> Refuerzos en los programas claves de la Unión Europea para extraer las enseñanzas de la crisis, hacer que el mercado único sea más fuerte y acelerar la doble transición ecológica y digital.

Y tercero, a la canciller Angela Merkel, en el pasado opositora acérrima de un endeudamiento mancomunado. Se dejó convencer por Macron en una cumbre bilateral que la puesta en marcha del Fondo de Recuperación era el proyecto más urgente para salir de la brutal recesión. Y después se puso manos a la obra en la Cumbre del Consejo Europeo de julio para vencer la reticencia de algunos países dubitativos en cuanto a la urgencia y el diseño del plan.

Next Generation EU y el Plan de Recuperación están aprobados, ahora falta ponerlos en práctica. Falta además que la Unión Europea dé el visto bueno al Marco Financiero Plurianual 2021-2027, porque su capítulo de Ayuda Oficial al Desarrollo es el que más le interesa a América Latina y el Caribe. En el proyecto todavía en fase de negociación, la región recibiría unos 4.000 millones de euros, un 12% menos en términos reales que en el período 2014-2019. Una mala noticia, porque como explicó Ramón Jáuregui con todo lujo de detalle, América Latina es la región más castigada por la Covid-19. 

Es por eso que iniciativas como la de la Cátedra Iberoamericana de la Universidad de Santiago de Compostela son más importantes que nunca. Para concienciar a partidos políticos, empresas, asociaciones, fundaciones, y demás integrantes de la sociedad civil de que:

> Los lazos de sangre, historia, educación y cultura entre el continente europeo con América son más estrechos que con cualquier otra región del mundo. Lo mismo es válido para valores compartidos;

> España, en particular, tiene la obligación de jugar un papel muy activo en Bruselas y las demás capitales europeas, para defender lo que América Latina y el Caribe significan para Europa;

> La Ayuda al Desarrollo de la Unión Europea y de las empresas europeas dependerá en gran medida que la región no tenga que lamentar una nueva década perdida, en especial para los jóvenes iberoamericanos;

> Las políticas de cooperación al desarrollo, tanto de Bruselas como de las demás capitales europeas, demandan una coordinación más estrecha que nunca con gobiernos y demás instituciones iberoamericanas. Con mucho diálogo y muchas reuniones reales y virtuales;

> Los ciudadanos europeos y latinoamericanos deben sacar a la luz lo mejor de sí para superar individual y colectivamente la crisis política, económica y social que nos azota, como consecuencia del coronavirus. @mundiario

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