Trump sorprende al mundo por su buena conducta durante la cumbre del G7

Donald Trump conversa con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. / Twitter
Donald Trump conversa con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. / Twitter
El presidente de los Estados Unidos ha pasado de forma discreta en este evento global, el cual dista mucho del celebrado en Canadá el año pasado. Parece que el presidente francés, Emmanuel Macron, es  quien ha logrado tenerlo a raya, opina el autor.
Trump sorprende al mundo por su buena conducta durante la cumbre del G7

La cumbre del G7 en Biarritz, Francia, ha servido a Donald Trump para mostrar un semblante tan diplomático y correcto que hasta parece no ser él mismo. Sin nadie con quien platicar en los recesos, el presidente de los Estados Unidos se ha portado bastante bien durante el evento en cuestión, pues no ha discutido con ninguno de sus interlocutores ni tampoco se ha felicitado a sí mismo por los diálogos que ha sostenido con sus homólogos de otros países. Todo esto gracias a Emmanuel Macron, quien ha logrado tenerlo a raya, aunque sea hasta ahora.

La cumbre está a punto de concluir y eso quiere decir que en las próximas horas todo puede cambiar, porque de Trump vale esperarse todo. Como sea, durante sus charlas con los gobernantes de Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá y Japón, el republicano conservó el tipo, y no hizo ninguna declaración o acción que empañara la armonía general del evento. Una prueba de este buen ambiente es la rueda de prensa que comparecerá junto a Macron este mismo lunes.

Y razones para que se saliera de tono tenía bastantes. El primero fue el domingo por la tarde, cuando Javad Zarif, jefe de Exteriores de Irán, llegó por sorpresa a Biarritz, encarándose a quien es su enemigo número uno en el mundo. Zarif se entrevistó solamente con Macron. En su momento nadie sabía cuál había sido la reacción del líder estadounidense, aunque este lunes terminó diciendo que él ya estaba al tanto de este invitado y que no le pareció para nada inapropiada su presencia.

Este evento pudo haber sido una bomba más en el carácter de Trump. Aterrizó en Biarritz el sábado, justo un día después de haber abierto fuego contra China y otros blancos, como Jay Powell, jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos. Lo cierto es que Trump tenía más diferencias que coincidencias con los demás asistentes al G7. Por ejemplo, su pique con Pekín en la guerra comercial que los demás países ven como un gran peligro para la economía global. O incluso sobre Rusia, que se quedó sin asiento en esta cumbre desde 2014 y Trump quiere que lo recupere. Tales son sus ocurrencias que hasta su gemelo político, Boris Johnson, tomó el bando contrario en casi todas las materias.

Nadie se guardó nada y todos hablaron larga y distendidamente a cada respecto. Todo parece indicar que los demás líderes aprendieron de sus errores de gestión de temperamento luego de que el año pasado, Trump no firmara el comunicado final del evento tras un pique con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. A estas alturas, el empresario es ya una cara y temperamento conocido por todos los líderes globales.

La estrategia de Macron, que se basó en cuidar absolutamente todo alrededor del estadounidense durante los tres días de la cumbre, ha ayudado a mantener a raya a Trump. Macron siempre ha tenido cierto arte para tratar con personas mayores y de la personalidad del gobernante estadounidense. De igual forma, el presidente francés ha decidido no presentar un comunicado final. @mundiario

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