Trump paga un alto costo político por su obsesión con el muro fronterizo

Donald Trump, presidente de Estados Unidos. / Variety.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos. / Variety.

Ha aumentado el descontento del público con el desempeño del mandatario. Ahora el 58% de los norteamericanos desaprueba su gestión, según una encuesta reciente.

Trump paga un alto costo político por su obsesión con el muro fronterizo

El presidente Donald Trump anunció este viernes 25 de enero su disposición a firmar una medida para poner fin temporalmente al cierre del gobierno federal.

La dotación de fondos para que el gobierno opere se extenderá por tres semanas. Trump dijo que si el 15 de febrero no se ha llegado a un acuerdo en el Congreso que garantice la construcción de un muro en la frontera con México, volverá a cerrar el gobierno, o declarará una emergencia nacional para costear la muralla.

“Déjenme ser bien claro”, dijo Trump. “En realidad no tenemos otra opción que construir un muro poderoso o una barrera de acero” en la frontera.

La Gran Muralla

Trump quiere pasar a la historia como el mandatario que levantó un muro en el límite entre México y los Estados Unidos. Una versión moderna de la Gran Muralla china, cuya construcción empezó en el siglo V antes de Cristo, con el objetivo de detener las incursiones de las tribus mongolas, que entraban desde el norte para saquear las riquezas del imperio. Trump no tiene una opinión muy distinta de los inmigrantes latinoamericanos que tratan de cruzar la frontera mexicana en busca de un futuro mejor. Para él, son bárbaros, criminales que ponen en peligro la seguridad ciudadana en la nación que preside y que llegan a aprovecharse de la prosperidad norteamericana.

Eso no es verdad, sino un insulto a la gente humilde y trabajadora que viene huyendo de la miseria y la amenaza de las pandillas en el Triángulo Norte de Centroamérica. Pero recordemos que Trump y sus seguidores habitan en una realidad alternativa donde sus deseos, prejuicios, caprichos y ambiciones son palabra sacra.

La terquedad tiene un precio

El cierre del gobierno ha dejado a cientos de miles de empleados federales sin paga por más de un mes. Muchos han tenido que tomar medidas extremas, como buscar ayuda por desempleo e incluso acudir a bancos de alimentos. Y la obsesión de Trump con el muro –la causa del cierre del gobierno– ha tenido un costo político.

Según una encuesta reciente del Washington Post y ABC News, la mayoría de los norteamericanos culpan al presidente y a los republicanos del Congreso por el cierre. Y el descontento del público con la labor de Trump ha subido cinco puntos porcentuales hasta el 58 por ciento.

En tres semanas se verá si la cordura se impone en Washington, pero lo más probable es que Trump se mantenga en sus trece y exija la construcción del muro de $5.700 millones, amenazando con un nuevo y desastroso cierre del gobierno o la declaración de una emergencia nacional. El muro o nada podría ser su nuevo y agresivo lema. @mundiario

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