Trump, el miedo y el fin de las sociedades abiertas
¿Transferiremos el miedo a la conciencia de los robots? ¿Y con ello, de una manera sesgada la sociedad caerá prisionera de los fantasmas de la Edad Media nuevamente?
Cada cerradura adicional que colocamos en la puerta de entrada como respuesta a sucesivos rumores de ataques de criminales de aspecto foráneo ataviados con túnicas bajo las que esconden cuchillos; cada nueva dieta modificada en respuesta a una alerta alimentaria hacen que el mundo parezca más traicionero y temible, y desencadenan más acciones defensivas (que darán alas a la capacidad de auto propagación del miedo).
Bauman.
Esta frase del año 2007 de Bauman plantea la complejidad de nuestras sociedades abatidas por toneladas de basura testimonial sobre vejaciones, desordenes y comportamientos referidos a la salud o la dieta o el mantenerse siempre jóvenes. El miedo corroe nuestra civilización y la capacidad de generar comportamientos de felicidad se ha reducido al núcleo de la familia más pequeña y está cerrada a cal y canto. Desde ese espacio solo hay dos semillas para combatirle: el amor, como emoción basada en el compromiso, pero continuamente surcada por la comunicación de las redes que llaman a la individualidad y el segundo elemento, el consumo material para saldar la ansiedad.
¿Cómo podemos enfrentarnos (si esta es la palabra adecuada) a la sociedad líquida, a aquella que licua los compromisos? Tal vez generando en nosotros comportamientos de confianza que reduzcan el miedo. Alguno se preguntará: ¿si me aparto los terroristas acabaran con la sociedad libre? Me aparto de Bauman y regreso a Mill, solo es posible la felicidad y el placer si cultivamos la felicidad en los demás. El miedo que destruye la confianza y encumbra a gobernantes populistas, a la policía y al gasto de armamento por encima de las necesidades reales, solo puede ser conquistado con la apertura de sociedades más equilibradas. Desmontar muros es el primer paso a generar confianza.
¿Quitamos alguna cerradura? La lucha entre Trump y la justicia de EE UU respecto a la apertura y el respeto en la frontera de los ciudadanos hasta ahora se salda en un empate. Hace poco cerré una actividad en mi taller de escritura donde participan 16 escritores, y se basaba en los sueños. El material que construyeron sus relatos era pura pólvora: miedos
Y nos preguntamos: ¿en la sociedad líquida solo esta emoción dominará en los próximos años?