Trump intenta probar su liderazgo y acude a Texas tras el devastador paso de Harvey

Donald Trump y su esposa Melania Trump, aterrizando en Texas. Twitter
Donald Trump, presidente de Estados Unidos y su esposa Melania Trump, aterrizando en Texas. / Twitter

El presidente de Estados Unidos suma esfuerzos por frenar su drástica baja de popularidad y ha llegado a la costa del Golfo para visitar los centros de emergencia afectados por el fatal huracán.

Trump intenta probar su liderazgo y acude a Texas tras el devastador paso de Harvey

Donald Trump ha caído abruptamente en su índice de popular y el republicano lo sabe. Ante este hecho, el mandatario estudia con detalle cada jugada que debe ejecutar para recuperar la simpatía del colectivo estadounidense y parece que esto le ha llevado a volverse un poco más compasivo y preocupado por las crisis humanitarias. Al menos esa es la lectura que deja su movimiento más reciente: la visita al estado de Texas, azotado por el huracán convertido en tormenta tropical Harvey.

Acompañado de la primera dama Melania Trump y en un afán por demostrar su compromiso con el trabajo y la nación, el presidente de Estados Unidos aterrizó este martes en la ciudad de Corpus Crhisti, lejos de las peores inundaciones que se han producido en la región de Houston. El mandatario se reunió con el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, y otros oficiales de la zona para recibir los reportes de daños y visitar los centros de operaciones de emergencia. ”Esto fue de unas proporciones épicas”, declaró el presidente al reunirse con funcionarios locales.

Trump, quien enfrenta su primera catástrofe natural al frente de la nación estadounidense, aprovechó la oportunidad para agradecer al jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), Brock Long, por su extraordinaria labor para coordinar la respuesta a Harvey. “Usted ha estado simplemente excepcional. Y puedo decirle que mis compañeros me están diciendo lo bien que sus agentes han trabajado de manera conjunta. Este es un verdadero equipo”, aseguró el magnate neoyorquino, quien además expresó su deseo de que el fatal desastre natural sirva como guía para saber cómo actuar ante nuevas catástrofes. “Queremos hacerlo mejor que nunca, queremos que dentro de cinco años o de diez años nos vean y digan esa era la forma de hacerlo”, resaltó.

Los huracanes han representado históricamente una oportunidad servida a los presidentes estadounidenses para demostrar su liderazgo o hundirse con ellos. Ya lo dejo claro el ejemplo de George W. Bush, quien fue duramente criticado por su actuación ante la devastación que dejó en Nueva Orleans, Luisiana, el fatal Katrina, que terminó con la vida de al menos 1.800 personas en 2005. Y en el otro extremo aparece Barack Obama, cuya capacidad de respuesta casi inmediata ante la supertormenta Sandy, que afectó la costa este justo antes de las elecciones de 2012, le sirvió para reforzar su popularidad en el enfrentamiento partidista contra el gobernador republicano Mitt Romney.

Ante esta premisa, un acorralado Donald Trump, arropado por los escándalos y consciente de que las encuestas apuntan que sólo 1 de cada 6 votantes le apoyan hoy por hoy, ha decidido adoptar una postura inteligente y solidaria que ayude a probar su liderazgo ante la nación norteamericana. De hecho, el propio Trump criticó a Bush el pasado fin de semana y aseguró que hará todo lo posible por evitar cometer los errores que cometió el mandatario republicano con el huracán Katrina. “La recuperación será un camino largo y difícil y el gobierno federal estará dispuesto y capaz de apoyar ese esfuerzo”, concluyó Trump.

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