Justo un día después de que la CIA le acusara de haberse beneficiado de los servicios de inteligencia rusos y los pirateos informáticos de los mismos, Donald Trump ha dado una nueva campanada. El presidente electo de Estados Unidos podría darle la jefatura del Departamento de Estado a Rex Tillerson, presidente y consejero delegado de Exxon Mobil, un hombre con serios vínculos en Moscú.
De 64 años, Tilerson está al frente de la mayor petrolera del mundo desde 206, "un estado corporativo dentro del estado americano", el cual "construye sus propias políticas exterior, económica y de derechos humanos, y cuyos ejecutivos son conscientes de su soberanía", de acuerdo a Steve Coll, autor de Imperio privado: Exxon Mobil y el impero americano, una investigación extensa y detallada sobre las operaciones de la petrolera.
Tilerson ha aprovechado su privilegiada posición en la gigante petrolera para reforzar su imagen y presencia en Rusia, lo cual le ha ayudado a tener una buena relación con Vladimir Putin, quien en 2013 le dio la Orden de la Amistad, reconocimiento de la Federación Rusa a extranjeros que trabajan en pro de las relaciones con este país. Tilreson ha alzado su voz contra las sanciones que Estados Unidos y sus principales aliados europeos impusieron a Rusia después de la anexión de Crimea, hace dos años. Las sanciones han condicionado los negocios de Exxon Mobil.
Jason Miller, vocero de Trump, anunció que la decisión final se hará pública la semana entrante, o un tanto más tarde, pero varios medios de prestigio como la NBC o el rotativo The New York Times anticiparon que los dos empresarios ya negocian el nombramiento. Como fuera, ya era uno de los favoritos a hacerse con el cargo. El otro era Mitt Romney, quien compitió por la Casa Blanca en 2012 siempre por el Partido Republicano pero uno de los tantos críticos que acumuló el futuro mandatario. Romney es un hombre que cuenta con la bendición del sistema en Washington pero que no despierta confianza entre las bases radicales del que podría ser su futuro jefe.
La alarma en torno a Tilerson es que si llega a ocupar la oficina para manejar las relaciones diplomáticas de su país, tendría una larga lista de conflictos de interés. En su calidad de secretario de Estado le tocará negociar las sanciones a Rusia, país que tiene un impacto directo en la empresa que preside y en su fondo de pensiones allí. Varios senadores, como John McCain -un ícono republicano-, estudiarán a detalle las relaciones del aspirante con Putin. Su experiencia como ejecutivo y su amplia red de contactos por todo el mundo podrían ser una ventaja. Pese a que Exxon Mobil como empresa admite el cambio climático, durante años escondió sus efectos aun sabiendo que eran reales. Eso y que Tilerson sería otro millonario en un Gobierno que empieza a tener tintes de un privilegiado club de adinerados. @hmorales_gt