Trump basa en mentiras su discurso del estado de la Unión ante el Congreso

Trump Fast Food /  Asier Sanz
Trump Fast Food / Asier Sanz

El presidente estadounidense no abordó los verdaderos problemas de la sociedad norteamericana, como el coste de la salud y de la educación universitaria, y la enorme desigualdad en los ingresos.

Trump basa en mentiras su discurso del estado de la Unión ante el Congreso

El presidente Donald Trump empezó su discurso de la noche del martes 5 de febrero en el Capitolio de Washington de una manera que podría considerarse conciliadora y hasta inspiradora. Dijo que la agenda que iba a presentar no era republicana ni demócrata, sino la agenda del pueblo norteamericano. Dijo: “Victoria no es ganar para nuestro partido. Victoria es ganar para nuestro país”. De pronto, podía dar la impresión de que el Trump de antes –arrogante, caprichoso, despótico, inepto– estaba dando lugar a un nuevo presidente, más estadista que demagogo.

Pero enseguida, al afirmar que un “milagro económico” está ocurriendo en los Estados Unidos, volvió a aparecer el Trump de siempre cuando señaló que lo único que podría detener ese milagro son “las guerras absurdas, la política o ridículas investigaciones partidistas. Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigación”, expresó.

En pocas palabras, si quieren unidad nacional y cooperación bipartidista en el Capitolio, hay que eliminar las investigaciones de fraude y manipulación electoral que afectan a Trump.

El mandatario también volvió a ser fiel a su carácter cuando enumeró una larga serie de (supuestos) logros de su presidencia. La pujanza económica de la nación se debe exclusivamente a su gestión, fue el mensaje que transmitió al decir cosas como que “en solo 2 años desde la elección, hemos creado un auge económico sin precedentes, un auge que rara vez se ha visto antes”. Otra vez no era el presidente Trump, sino Super Donald, un héroe de dimensiones míticas puesto en la Casa Blanca por el pueblo para salvar a la nación.

El único problema: la mayor parte de las afirmaciones para elogiarse a sí mismo son inexactas. Veamos algunos ejemplos, según datos de la agencia AP:

Economía

Trump dijo que en su gobierno se ha creado “un auge económico sin precedentes”. Cierto, la economía está bien, pero no es la más saludable en la historia. Creció a un ritmo anual de 3,8 por ciento en la pasada primavera y verano. Pero a fines de los 90, creció más del 4 por ciento durante 4 años consecutivos. Y en 1984 creció 7,2 por ciento. Trump va a tener que esforzarse un poco más si quiere romper el récord.

Salarios

Trump dijo que estaban subiendo al ritmo más rápido en décadas. En realidad, el salario semanal promedio subió 0,6 por ciento en 2018. En 2015, subió 2,1 por ciento.

Mujeres trabajando

Trump dijo que tenemos más mujeres en la fuerza laboral que nunca antes. Eso es más o menos exacto, pero se debe al crecimiento demográfico, no a ninguna medida específica del gobierno. De todos modos, el índice de participación de las mujeres en la fuerza laboral es de 57,5 por ciento; pero en 2000 fue de casi el 60 por ciento.

Sellos de alimentos

Trump dijo que casi 5 millones de personas ya no tenían que recibir sellos de alimentos, vales que el gobierno federal da a personas de bajos recursos para que compren alimentos. En realidad, son 3,9 millones menos en 2018 que en 2016, pero de todos modos, la cantidad de personas de bajos recursos que necesitan ayuda para conseguir alimentos ha estado disminuyendo desde 2013.

Precio de las medicinas

Trump dijo que gracias a los esfuerzos de su gobierno, en 2018 los precios de los fármacos experimentaron su mayor disminución en 46 años. En realidad, en diciembre de 2018 los precios bajaron 0,6 por ciento en comparación con diciembre de 2017, la mayor reducción en 50 años. Pero cuando se comparan las cifras anuales, los precios de las medicinas subieron 1,6 por ciento en 2018 más que en 2017.

Energía

Trump dijo que “hemos desatado una revolución en la energía norteamericana: los Estados Unidos son ahora el productor número uno de petróleo y gas natural del mundo”. Es cierto, pero también debe dar crédito a su antecesor en el cargo. Los Estados Unidos se convirtieron en el mayor productor mundial de gas natural en 2013, bajo el gobierno de Barack Obama, cuando también comenzó el nuevo auge petrolero de la nación.

Y por otra parte, mientras el calentamiento global va en aumento y el cambio climático amenaza con inundaciones y fenómenos naturales cada vez más devastadores, ¿deben los norteamericanos jactarse de que el país sea el mayor productor mundial de los peores contaminantes?

La frontera con México

Trump sigue insistiendo en que hay una crisis en la frontera sur, y una invasión de “caravanas organizadas” que vienen hacia los Estados Unidos. Reitera que hay que construir el muro fronterizo que prometió en su campaña electoral, aunque ahora ha cedido y podría aceptar una valla que no abarque toda la frontera, y más agentes y tecnología en vez de una muralla de concreto. La realidad es que no hay una crisis apocalíptica en la frontera, como Trump nos quiere hacer creer: la inmigración indocumentada ha estado disminuyendo constantemente, es muchísimo menor que hace una década, y las drogas que vienen del extranjero entran mayormente por pasos y puertos legales y vigilados. En todo caso, su gobierno ha creado una crisis con las separaciones de familias en la frontera y el encierro de niños en condiciones indignantes.

Trump sigue demonizando a los inmigrantes latinoamericanos indocumentados. Como dijo el senador Bernie Sanders, en su discurso el mandatario mencionó crímenes cometidos por indocumentados, pero ni una palabra sobre los tiroteos masivos cometidos por estadounidenses blancos nacidos aquí.

En resumen, el discurso de Trump fue –de nuevo– más de su misma retórica infundada e injusta, expresada para mantener la fidelidad de su base de apoyo nacionalista, prejuiciada y confundida. No abordó los verdaderos problemas de la sociedad norteamericana, como el costo de la atención médica y de la educación universitaria, la enorme desigualdad en la distribución de la riqueza, la violencia con armas de fuego y la amenaza del cambio climático, y no tendió puentes para aliviar la crispación política. Fue, en realidad, un discurso sobre el estado de nuestra desunión. @mundiario

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