El triunfo de la derecha en Noruega lleva al escritor Kjaerstad a hablar de anestesia

El escritor Jan Kjaerstad.
El escritor Jan Kjaerstad.

¿Es exagerado decir que los noruegos abandonan sus valores en favor del liberalismo, como lamenta el escritor Jan Kjaerstad, para quien la riqueza ha casi anestesiado a sus compatriotas?

El triunfo de la derecha en Noruega lleva al escritor Kjaerstad a hablar de anestesia

Confirmando las encuestas, la derecha ha ganado las elecciones legislativas en Noruega del 9 de setiembre pasado, abriendo la via a una alianza entre los conservadores y un partido populista anti-inmigración. 

Tres millones y medio de noruegos constituían el censo electoral. La participación ha sido del 71,4%, con un descenso de 5 puntos respecto al escrutinio legislativo de 14 de setiembre de 2009.

El Partido conservador (H), presidido por la antigua Ministra de Asuntos locales y Desarrollo  regional, Erna Solberg, llamada a ser la próxima Primer Ministro ( de apodo Jern-Erna- Erna de Hierro, y admiradora de la Canciller Alemana ) ha obtenido el 26,8 % de los votos (+9,6%)  y 48 escaños  (+ 18 respecto a las precedentes elecciones legislativas de 14 de setiembre de 2009).

El Partido del progreso (FrP), partido populista dirigido por Siv Jensen, ha obtenido el 16,4 % de los votos (-6,6 %) y 29 escaños ( - 12 ).

El Partido demócrata-cristiano (KrF) de Knut Arild Hareide ha recogido el 5,6 % de los sufragios y obtenido 10 escaños ( = ).

El Partido liberal (V), presidido por Trine Skei Grande, con el 5,2% de los votos ( +1,4% ) obtiene 9 escaños (+7). 

En conjunto, el bloque burgués, sobrenombre de los vencedores, que agrupa la derecha y el centro-derecha, ha obtenido el 54% de los votos y 96 escaños de los 169 con que cuenta el Storting (Parlamento).

El Partido laborista (DNA), dirigido por el Primer Ministro saliente Jens Stoltenberg, puede alegrarse de conservar el puesto de primer partido del pais. Ha obtenido el 30,8 % de los votos (-4,5%) y 55 escaños ( -9).

El Partido de centro (Sp), partido agrario, miembro de la coalición de gobierno saliente, dirigido por la ministra de Asuntos locales, Liv Signe Navarsete, ha obtenido el 5,5% de los votos (-0,7%) de los votos y 10 escaños (-1).

El Partido socialista de izquierda (SV), igualmente miembro de la coalición gubernamental saleinte  y presidido por el Ministro de la Infancia, Igualdad e Inserción social,Audun Lysbakken, con el 4,1% de los votos (-2,1%) obtiene 7 escaños (-4).

El Partido de los Verdes (MDG), obtiene el 2,8% de los votos ( +2,4%) y 1 escaño (+1), el primero de su historia.

Otros partidos han recogido el 2,8 % de los sufragios .Entre ellos, el Partido rojo - izquierda de la izquierda- es votado por el 1,1 % del electorado (-0,3%) y no obtiene escaño (0).

Claramente, con el 40,5 % de los votos y 63 escaños, ha sido una mala jornada electoral para la izquierda noruega, ya que tanto el Partido laborista como el Partido socialista de izquierda y el Partido rojo (extraparlamentario) pierden votos. Es cierto que los Verdes progresan y entran en el Storting, pero su progresión está lejos de compensar el retroceso de los partidos de la derecha tradicional.

El Partido de centro, agrario, no sufre el desgaste del gobierno saliente, y mantiene sus posiciones (el 5,5% de los votos y 10 escaños). 

La Sra Erna Solberg ha comenzado las conversaciones para formar una coalición de gobierno. Los democristianos y los liberales son muy reticentes a gobernar con el Partido del Progreso (derecha populista), en el que militó el asesino Breivik,  aunque su discurso xenófobo y anti-inmigración ( para ciudadanos extracomunitarios) haya sido moderado y, de algún modo, asumido por todos los partidos con una política de inmigración “más responsable”. Necesita el acuerdo de tres de los cuatro partidos de la anterior oposición, incluido el Partido del Progreso, para disponer de una mayoría.

Ahora bien, no sería una novedad la formación de un gobierno minoritario, con el Partido del Progreso, y el apoyo parlamentario de los partidos liberal y democristiano. Situación frecuente ya que Noruega es un país cuyo Parlamento posee la particularidad – única en Europa- de no poder ser disuelto. 

Sus prioridades son la educación, la mejora del acceso a la salud y la inversión en infraestructuras mediante la flexibilización de la llamada regla del 4% al año que limita al gobierno el recurso al Fondo soberano (550 billones de €), la bajada de impuestos y la privatización de ciertos servicios públicos.

A la vista de estos resultados, ¿sería exagerado decir que los noruegos están abandonado sus valores tradicionales – igualdad, justicia, solidaridad, internacionalismo, ecología-  en  favor del liberalismo, el beneficio económico y el repliegue sobre sí misma?, como lamenta el escritor Jan Kjaerstad, para quien la riqueza ha casi anestesiado a sus compatriotas.

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