El Tribunal Constitucional se desangra por la Covid-19

Sede del Tribunal Constitucional. / RR SS.
Sede del Tribunal Constitucional.
Los designados a ocupar la más alta magistratura española siguen eligiéndose por los partidos sobre criterios de oportunidad política antes que por méritos y capacidad de los candidatos.
El Tribunal Constitucional se desangra por la Covid-19

El Tribunal Constitucional (TC) se desangra. El virus de la discordia ha inoculado en la sede del intérprete superior de nuestra Constitución. Las actuales deliberaciones telemáticas de los magistrados no amortiguan la intensidad de las discrepancias entre ellos, y su presidente, por no haber convocado un pleno para decidir una cuestión de tanta relevancia constitucional como es la de si se puede ejercer el derecho de manifestación durante la vigencia del estado de alarma.

Solo tres de los doce magistrados han podido emitir su parecer negativo al recurso interpuesto por un poco representativo sindicato gallego. Y, en cambio, han admitido las demandas de Vox y del Partido Popular sobre otros extremos de constitucionalidad del estado de alarma.

El TC está  "en funciones" porque el mandato de una tercera parte de sus miembros, incluido el presidente, ha finalizado hace ya más de cinco meses. Hace  tiempo que, por desgracia, chirría mucho esta pieza fundamental del ensamblaje de nuestro Estado social y democrático de Derecho.

Se han intentado diferentes reformas para dotar al TC de mayor funcionalidad y ejecutividad, pero el virus ha enraizado fuertemente y los designados a ocupar la más  alta magistratura española siguen eligiéndose por los partidos sobre criterios de oportunidad política antes que por méritos y capacidad de los candidatos.

Quizá haya llegado la hora de replantearnos la jurisdicción constitucional para ubicarla en una Sala Constitucional del Tribunal Supremo,  y cerrar el envolvente edificio de la calle Domenico Scarlatti de Madrid. @mundiario

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