En A Toxa debaten las élites y es positivo, pero se necesitan otros foros para el debate público

Pedro Sánchez. / Foro La Toja
Pedro Sánchez. / Foro La Toja
Solo la iniciativa privada puede suplir otras ausencias  y financiar las plataformas de debate necesarias para alimentar una ciudadanía moderna y responsable. No está ocurriendo así, pues el mundo empresarial gallego es reacio a cualquier tipo de protagonismo ajeno a su actividad, a diferencia del empresariado de otras ciudades.
En A Toxa debaten las élites y es positivo, pero se necesitan otros foros para el debate público

Los foros de debate entre las élites, cuya más genuina expresión se encuentra en la reunión anual de Davos (Suiza), son una mezcla de representación, intereses y poder. Dotados de amplio presupuesto consiguen reunir a dirigentes políticos y empresariales con el señuelo de algunos ensayistas o comunicadores. La mezcla ofrece un nivel interesante de debate del que sólo participan unas pocas personas que forman parte de las categorías citadas. Una cuidada política de comunicación garantiza que extractos del debate lleguen al gran público. Su influencia en el debate público oscila entre poca y nula. Pero como lugar de encuentros discretos tienen indudable interés para los asistentes.

En la isla de A Toxa, un enclave de lujo en las Rías Baixas, se ha celebrado un encuentro de esas características promovido por un empresario gallego, Amancio López, propietario de la cadena hotelera Hotusa. Bajo la dirección del ex-ministro Josep Piqué, han participado los jefes de Estado de España y de Portugal, el Presidente del Gobierno, varios presidentes autonómicos, destacados empresarios y algunos ensayistas, para reflexionar sobre la crisis actual y proponer soluciones. Sólo un 10% de los ponentes era mujeres, sólo un empresario gallego y nadie del ámbito local. Pequeños fallos organizativos que podrían ser subsanados en ediciones posteriores.

El hecho más relevante del encuentro es su propia existencia. Cuando la mayor parte de las tribunas de debate público han enmudecido por el doble efecto de la crisis sanitaria y de la crisis económica, celebrar un encuentro de ese nivel en la periferia del Estado como es Galicia, tiene interés en sí mismo. Además pone de manifiesto la penuria del actual debate público, de la necesaria conversación de intelectuales, empresarios y políticos con la sociedad. Conversación civilizada, sin descalificaciones, basada en argumentos, datos y hechos. Creadora de opinión, no de adhesión irracional.

Las instituciones públicas han desertado de ese papel, dominadas por el sectarismo y la falta de visión sobre la importancia de la opinión pública, lo que ha asfixiado a las pocas entidades ciudadanas que asumían esa función. Las fundaciones privadas gallegas tienen otros intereses. Las universidades viven en su olimpo particular. Sólo la iniciativa privada puede suplir tantas ausencias  y financiar las plataformas de debate necesarias para alimentar una ciudadanía moderna y responsable. No está ocurriendo así, pues el mundo empresarial gallego es muy reacio a cualquier tipo de protagonismo ajeno a su actividad, a diferencia del empresariado de otras ciudades españolas. De ahí que la iniciativa de Hotusa sea tan interesante a pesar de su carácter elitista. Marca un camino a sus pares empresarios.

Si la conversación pública desaparece, sólo queda el ruido mediático de la política, cada vez menos ejecutiva y más retórica. Y las redes sociales, refugio de las emociones primarias. La ciudadanía ejerciente, generadora de compromisos y de lealtades queda al albur de los tertulianos televisivos. Malos escenarios cuando el populismo avanza en todos los ámbitos con sus propuestas simplistas pero efectivas. Es momento de financiar iniciativas de debate que combatan racionalmente lo que no es sino la destrucción del pensamiento liberal. @mundiario

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