Todo apunta a que Artur Mas será investido presidente

Artur Mas/ Foto de archivo
Artur Mas. / Mundiario

La CUP tiene una dependencia de sus bases muy superior a las otras fuerzas políticas, más atentas quizás a su electorado. La CUP ha convocado una Asamblea decisoria para el 27 de este mes.

Todo apunta a que Artur Mas será investido presidente

Aunque la asamblea no vinculante de Manresa celebrada el 29 de noviembre evidenció que el apoyo a la investidura de Mas es significativamente mayoritario en la CUP, todo apunta a que la asamblea decisoria que los cupaires celebrarán el 27-D podría posibilitar que Mas forme gobierno a principios de enero, evitando así las elecciones. La coincidencia temporal de este gobierno con el Gobierno de coalición PP-C's que aparentemente saldrá de las elecciones del 20-D promete que no serán fáciles las soluciones de diálogo y consenso y si serán muy posibles escenarios de tensión, confrontación e incluso choque de trenes una vez se constituyan los nuevos Gobiernos estatal y catalán.

En 1893 se reunió el catalanismo militante en la ciudad de Manresa, el centro geográfico de Catalunya. Esta reunión encumbró al joven Prat de la Riba al liderazgo de una nueva política: la de la recuperación de la catalanidad polítiica, manifestada con la aprobación del ideario catalanista expresado en “Las Bases de Manresa”. Antes, el patriota gallego Alfredo Brañas había escrito El Regionalismo Gallego, cuyas ideas constituyeron una importante aportación al debate manresano. Al año siguiente (1894) otro patriota, Sabino Arana, residente en Barcelona años atrás, fundaría el EAJ-PNV. Prat de la Riba, Arana y Brañas compartían un principio práctico: nadie mejor que nosotros para gobernar nuestros países; empobrecidos por la monarquía castellana, la absurda centralización funcionarial y el incipiente capitalismo de amiguetes de fines del siglo XIX.

La llamada Candidatura de Unidad Popular(10 diputados y casi el 9% en las elecciones nacionales de Catalunya del pasado 27-S) celebró el pasado día 29 una asamblea deliberante, no decisoria, en la misma ciudad del Bages. Su resultado visualizó que a la mayoría de la militancia del partido del independentismo socialmente irredento  no le preocupa la construcción política, aunque exista una significativa minoría que apoya la investidura de Artur Mas. Pilar Rahola lo ha contado muy acertadamente: existe una minoría del independentismo que no entiende que de lo que se trata es de construir Estado, construir instituciones, construir convivencia.

Construir un Estado nuevo es complicadísimo. Las luchas armadas entre el Irish Free State y el Irish Republican Army (1922-1924) deberían ser un ejemplo permanente  para todos los ciudadanos europeos que nos reconocemos pertenecientes a  una nación distinta de la  ciudadanía estampada en nuestro pasaporte. La mayoría de la CUP incurre en el infantilismo del : “Lo quiero todo y lo quiero ya”.

Se olvidan sin duda que, siendo apreciable la aportación de la CUP al procès, es ciertamente minoritaria. La conjunción de los partidos CDC y ERC.y sus aliados- y de las organizaciones patrióticas Omnium y Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) suponen más del 80% de la ciudadanía catalana comprometida con la independencia.

Pero la presión social y mediática  ha comenzado a surtir su efecto. El antiguo portavoz parlamentario de la CUP, David Fernández, escribía hace pocos días en  el periódico Ara Cat defendiendo la investidura del president por parte de dos de los diez diputados cupaires. Y David Fernández es, sin duda, una persona influyente en la CUP. De los más influyentes.

La CUP ha manifestado por activa y por pasiva que no quiere nuevas elecciones

Ello no obstante, la CUP tiene una dependencia de sus bases muy superior a las otras fuerzas políticas, más atentas quizás a su electorado. La CUP ha convocado una Asamblea decisoria para el 27 de este mes, una semana después de las elecciones. Allí se decidirá el apoyo a la investidura de Mas. El rechazo a la investidura determinará que el 9 de enero se convoquen automáticamente nuevas elecciones para marzo 2016. Pero ello no ocurrirá, previsiblemente. La CUP ha manifestado por activa y por pasiva que no quiere nuevas elecciones y Junts per el Sí  también ha dejado claro que no será posible otro candidato a la presidencia que no sea Artur Mas.

Es muy probable que el Gobierno del estado que salga de las elecciones del 20-D, a tenor de las últimas encuestas, sea un gobierno PP-C´s, el cual se cerrar´ña ern banda tanto a un referéndum no vinculante en Catalunya como a una reforma constitucional que reconozca el derecho a decidir. Incluso cabe pensar que,d e existir esta reforma, no será precisamente para incrementar el autogobierno de las nacionalidades.

Este Gobierno confrontará, desde luego,con el  nuevo Gobierno Mas, que comenzará su ejecutoria a primeros de 2016. Un Gobierno inmovilista en Madrid alimentará sin duda el procès y acercará al independentismo a miles de catalanes votantes de las opciones de tercera vía el 27-S, como Unió y Catalunya si que es Pot (más de un 12% de votos ), mientras la vinculación del nuevo Gobierno catalán a la resolución parlamentaria del 9-N (ya anulada por el Constitucional) generará escenarios de gran tensión política.

En estas circunstancias, la hoja de ruta de 2016 de Junts per el Sí y del Gobierno que eventualmente forme Mas en enero priorizará la búsqueda de soluciones negociadas en el ámbito de la Unión Europea. Y es que, aunque las manifestaciones de los políticos europeos hayan sido en muchos casos poco estimulantes para el independentismo, en diversos grupos del Parlamento europeo y en diversos departamentos de la Comisión Europea preocupa-y mucho- las consecuencias del choque de trenes que se acerca.

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