M, N, O, P: Múnich, Niza, Orlando y París, como si fuese un carrusel de muerte

Policías franceses tras el atentado en Niza. / milenio.com
Policías franceses tras el atentado en Niza. / milenio.com

Cuantas cosas se cuentan de “4 en 4”, resultan ser muchas más de las que imaginamos y aunque los jóvenes de hoy ya no leen ni cuatro párrafos, hay que insistir en llevar al papel –aunque sea digital– nuestra forma de pensar, nuestra forma de sentir.

M, N, O, P: Múnich, Niza, Orlando y París, como si fuese un carrusel de muerte

Son cuatro los puntos cardinales, las estaciones del año y los evangelios.  También, los elementos naturales, los estados de la materia y las palabras favoritas del papa Francisco (paciencia, proximidad, dulzura y misericordia) mismas que han de resultarnos suficientes para pintar nuestros días del color de la esmeralda, el color de la vida.

Son 4 las "muelas del juicio" y los tipos de sangre, aunque a algunos les hierva por pura inocencia cuando su equipo no gana.  Cuatro patas tienen los muebles y son cuatro los colores de la impresora, aunque sea el color de la sangre el que busca imponerse haciendo que el mundo camine de cabeza y en las ciudades se vuelva cotidiano el sonido de las armas y la desgracia imponga su ley, masacrando la voluntad de sus ciudadanos.  En orden alfabético, cuatro letras, cuatro ciudades: Múnich, Niza, Orlando y París, como si fuese un carrusel de muerte, imagina nombres para: Q-R-S-T.  ¿Hacia dónde apuntan los cañones hoy?

Fueron cuatro los viajes de Colón, el mismo número de héroes fantásticos y la cantidad de años del gobierno de turno que en nuestra “esencialmente feliz” Costa Rica, a muchos les parece una eternidad, mientras que a otros, una corta luna de miel.  Cada cuatro años el bisiesto y los mundiales, que no te tarde tanto tiempo volver a sonreír, cuídate de no olvidar como se hace para reír porque son muchos ya, los que hoy solo saben como llorar.

Cuantas cosas se cuentan de “4 en 4”, resultan ser muchas más de las que imaginamos y aunque los jóvenes de hoy ya no leen ni cuatro párrafos, hay que insistir en llevar al papel –aunque sea digital– nuestra forma de pensar y de sentir, para eso tenemos el castellano, fuente inagotable de formas para ponerle color a nuestras palabras.

Comentarios