Los talibanes no pueden formar gobierno en Afganistán

Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes./Pajhwok Afghan News
Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes./Pajhwok Afghan News
La milicia ha tenido problemas para establecer un régimen que sea reconocido por la comunidad internacional. Evalúan que el nuevo presidente sea interino. 
Los talibanes no pueden formar gobierno en Afganistán

A pesar de que hace tres semanas están el poder, los talibanes han sido incapaces de formar gobierno en Afganistán. Esto, en parte, se debe a la complicada cruzada que han comenzado para que la comunidad internacional les reconozca oficialmente luego de los atentados terroristas de ISIS-K en el aeropuerto de Kabul hace dos semanas.

“Será un gobierno en funciones, como un gobierno interino, aún no podemos confirmar esto, pero de acuerdo con la información inicial, este será un gobierno interino”, dijo en una rueda de prensa el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, quien trata de esconder una percepción que, poco a poco, se acentúa: la milicia no cuenta con un plan para enrumbar el camino de Afganistán. 

Mujahid ha agregado que "hay problemas técnicos" dentro de los talibanes, pero la nueva administración “se anunciará pronto”. “Lo anunciaremos pronto, pero aún no está claro cuándo será”, añadió. Sin embargo, al ser consultado por la prensa si la nueva gestión convocará a elecciones generales, el portavoz del talibán indicó que este será un asunto que se aclarará una vez que se conforme el nuevo poder.

“Con respecto a las elecciones es muy temprano para decirlo, así que en primer lugar me gustaría tener la información de nuestro Gobierno, como Gobierno interino, y luego hablar sobre las elecciones”, respondió. A esto, además, será también materia del nuevo liderazgo afgano decidir sobre el marco constitucional del país, y qué permanecerá de la nación construida durante las últimas dos décadas.


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“Será deber de nuestro Gobierno hacer su política y también negociar con los ancianos cómo hacer la Constitución, si debe ser la antigua o debemos hacer una nueva”, adelantó el portavoz talibán Mujahid.

UN FLANCO DÉBIL

El pasado 21 de agosto se conoció que el cofundador de los talibanes y jefe negociador del grupo, el mulá Abdul Ghani Baradar, llegó a Kabul para concretar con los demás integrantes de la milicia la conformación de un nuevo Gobierno que permita el reconocimiento de la comunidad internacional. 

Según los analistas internacionales, Baradar era percibido como presidente del país en el futuro Gobierno. Por eso, iba a liderar un encuentro con el llamado Consejo de Coordinación formado por el ex presidente del país Hamid Karzai, el ex primer ministro Abdulá Abdulá y el antiguo señor de la guerra Gulbuddin Hemaktyar.

Arrestado en Pakistán en 2010, Baradar permaneció detenido hasta su puesta en libertad en 2018, cuando fue enviado a Catar. Ahí fue nombrado jefe de la oficina política de los talibanes en Doha, donde participó en las negociaciones y en la firma de un acuerdo con Estados Unidos, según el cual se fijaba la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.

Durante su estancia en Doha, Baradar ejerció como jefe talibán en las negociaciones con Estados Unidos sobre la retirada de tropas, y posteriormente lideró las infructuosas conversaciones de paz con el Gobierno afgano. 

Los talibanes prometieron ser “positivamente diferentes” de su gobierno anterior, entre 1996 y 2001, recordado por su interpretación fundamentalista del islam. Sin embargo, los atentados terroristas ejercidos por ISIS-K en Kabul y las denuncias de violaciones a los derechos humanos ejercido en algunas ciudades de Afganistán, han complicado el reconocimiento internacional de los talibanes. 

Hay países que, sin duda, observan con buenos ojos a los talibanes como lo son China, Pakistán y Rusia. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN toman con pinzas a la milicia que regresó al poder después de 20 años y nada hace creer que han cambiado su forma de gobernar. Es decir, a punta de represión y violencia. @mundiario

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