Surgen más preguntas para la Casa Blanca luego de la declaración de Sally Yates

Sally Yates ante el Senado. / gov.us
Sally Yates ante el Senado. / gov.us

La ex fiscal general de EEUU ha declarado en el último episodio del melodrama político de larga data que entrelaza a la Casa Blanca y Rusia.

Surgen más preguntas para la Casa Blanca luego de la declaración de Sally Yates

En una audiencia del Senado el lunes, la ex fiscal general, Sally Yates, produjo suficiente intriga fresca para ofrecer a los demócratas una nueva apertura en la guerra de desgaste que están librando contra la presidencia de Donald Trump.

En su tan esperada primera contabilidad pública de sus tratos con el gobierno de Trump, Yates ha testificado que en enero advirtió explícitamente al abogado de la Casa Blanca, Donald McGahn, que el ex asesor de seguridad nacional Michael Flynn había sido comprometido y podía ser blanco de chantaje ruso. Su intervención provocó una incómoda nueva pregunta que ahora la Casa Blanca tendrá que responder. ¿Por qué tomó 18 días para que Flynn fuera despedido? 

Un paso que sólo tuvo lugar cuando The Washington Post informó que había mentido al vicepresidente Mike Pence sobre sus llamadas con el enviado de Rusia a Washington.  "El vicepresidente Pence estaba haciendo inconscientemente declaraciones falsas al público, y creíamos que el general Flynn estaba comprometido con respecto a los rusos", dijo Yates. "Sentimos que el vicepresidente y también los demás tenían derecho a saber que la información que estaban transmitiendo al pueblo estadounidense no era verdad".

Las revelaciones no representaron en sí mismas un desarrollo que pudiera romper el misterio de la intromisión de Moscú con las elecciones del año pasado, y con las reivindicaciones demócratas cada vez más vocales de la connivencia con personas relacionadas a Rusia de parte del círculo más íntimo del presidente. Pero sí consiguen arrojar nuevas dudas sobre el juicio de Trump al elegir a Flynn, quien era una controvertida figura de Washington, para un trabajo tan crucial.

Y las afirmaciones de Yates eran también una metáfora apta para el largo y corrosivo drama sobre Rusia. Al igual que muchas otras acusaciones, las suyas fueron suficientes para empañar y suscitar sospechas acerca de la conducta del gobierno, pero aún no han sido suficientes para convertirlo en una crisis existencial.

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