El Supremo brasileño procesaría a Bolsonaro por sus recientes ataques

Jair Bolsonaro. Gobierno de Brasil.
Jair Bolsonaro. Gobierno de Brasil.
El alto tribunal le ha advertido al presidente que, si desconoce los fallos judiciales, lo acusará de desacato a la Constitución. "Nadie va cerrar esta corte", han indicado los jueces. 
El Supremo brasileño procesaría a Bolsonaro por sus recientes ataques

La polarización política en Brasil se agudiza más. Tras los recientes ataques del presidente Jair Bolsonaro, el Tribunal Supremo no se quedó callado y respondió con advertencias. “El Tribunal Supremo no va a tolerar amenazas a la autoridad de sus decisiones”, ha señalado Luiz Fux, presidente de la corte. Fux ha añadido que, si Bolsonaro cumple su amenaza de desobedecer los fallos que salgan, será acusado de un delito contra la Constitución que juzgaría el Congreso.

Según El País, el presidente del Supremo, un magistrado de carrera a diferencia de algunos de los 11 miembros restantes del tribunal, se ha pronunciado en unos términos inusualmente duros y explícitos en él y en la política brasileña. Fux ha afirmado tajante: “ va a cerrar esta Corte”. También ha acusado al jefe del Estado de haber cruzado el umbral de la crítica legítima, de “instigar el odio” y de “practicar una política del caos”.

De hecho, la confrontación entre Bolsonaro y el Supremo tiene mucha relación con las cuatro investigaciones fiscales que afronta el presidente. La primera trata sobre una supuesta injerencia en la cúpula de la Policía Federal.  Esto fue denunciado por el exjuez Sergio Moro, quien fue ministro de Justicia del mandatario brasileño.

La segunda investigación trata sobre la operación irregular de compra de un cargamento de 20 millones de dosis de la vacuna contra la Covid-19 Covaxin, de producción india. La tercera se refiere a las, precisamente, noticias falsas sobre la pandemia y la última por su constantes ataques a la autoridad electoral. 


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Por estos puntos, Bolsonaro cargó contra el Supremo el último lunes cuando se realizaban marchas en Brasilia, São Paulo y otras ciudades. “O el jefe de ese poder [el judicial] le pone firme [al juez que impulsa el caso] o ese poder puede sufrir aquello que no queremos”, había proclamado en la plaza de los Tres Poderes, el corazón de la democracia brasileña. “Hoy es el día del pueblo brasileño, que nos va a dar un rumbo, hacia dónde debe ir Brasil. Hoy solo quiero ser su portavoz”, ha dicho Bolsonaro ante sus simpatizantes. 

Los mercados han reaccionado mal en la reapertura tras el festivo del martes, Día de la Independencia. La Bolsa ha cerrado con una caída del 3,7%, la mayor desde que las condenas del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fueron anuladas. Y el dólar ha subido, de modo que se cambia a 5,3 reales.

El ultraderechista, como buen populista, habla constantemente del pueblo y se erige, por encima del Congreso, en el intérprete máximo de los anhelos populares. Sus constantes ataques a la separación de poderes y sus gestos autoritarios avivan periódicamente el temor a un autogolpe o a algún tipo de quiebra del orden constitucional en la tercera mayor democracia del mundo.

Este domingo hay prevista una nueva manifestación. Los convocantes no son los habituales —Bolsonaro y los movimientos de izquierda—, sino el Movimiento Brasil Livre, creado por un grupo de jóvenes liberales de derechas que consiguió que la ciudadanía se movilizara para echar a la izquierdista Dilma Rousseff del poder. Aunque respaldaron la elección de Bolsonaro ahora se han distanciado de él. 

ELECCIONES 2022

Ahora bien, Bolsonaro no tiene como único objetivo tener un musculo como respaldo frente a las investigaciones judiciales en su contra. El ultraderechista también lanza sus dardos contra las autoridades electorales y el Congreso, que han salido a bloquear su intención de cambiar el sistema de votación para las elecciones generales de 2022.

Bolsonaro ha esgrimido el argumento de que la urna electrónica -que se usa desde hace 25 años no es fiable- puede desatar un fraude el próximo año a favor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien sería su eventual rival.

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