La solución global pasa por la ayuda al desarrollo humano y sostenible

Niños sirios en el campamento de refugiados de la Media Luna turca.
Niños sirios en el campamento de refugiados de la Media Luna turca.

Ha sido el grito de la gente y sus brazos abiertos los que han logrado cambios radicales en la cerrada y opaca actitud de los gobernantes, subraya el autor en su análisis.

La solución global pasa por la ayuda al desarrollo humano y sostenible

Ha sido el grito de la gente y sus brazos abiertos los que han logrado cambios radicales en la cerrada y opaca actitud de los gobernantes, subraya el autor en su análisis.

En el excelente diseño del Sistema de las Naciones Unidas de Roosevelt, con instituciones y programas especializados en alimentación (FAO), salud (OMS), trabajo (OIT), educación, ciencia y cultura (UNESCO), infancia (UNICEF)... destacaba, por la importancia de los recursos asignados y el apoyo generalizado, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tres palabras clave para asegurar un futuro solidario y que permitiera a todos una vida digna en los respectivos países de origen:

> com-partir 

> co-operar 

> com-prometerse 

La Constitución de la UNESCO proclamó en 1945 que "la Humanidad se guiará por principios democráticos"... y la educación procurará que, siendo todos los seres humanos iguales en dignidad, se comporten "libre y responsablemente". 

Poco a poco, las ayudas se convirtieron en préstamos concedidos en condiciones draconianas, la cooperación internacional se transformó en explotación, el Banco Mundial "para la Reconstrucción y el Desarrollo" perdió su apellido para ser herramienta al servicio de los países más prósperos,... y, para colmo, el neoliberalismo de Reagan y Thatcher cambió los valores éticos por los bursátiles, las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G7, G8, G20) y situó a la Organización Mundial del Comercio directamente fuera del ámbito de las Naciones Unidas. 

El resultado está a la vista: una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra (no me canso de decir que cada día se gastan más de 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares al tiempo que mueren de hambre unas 20.000 personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad), una drástica reducción de las ayudas al desarrollo, paraísos fiscales colmados, tráficos de toda índole en medio de la mayor impunidad a escala supranacional, deterioro de la habitabilidad de la tierra... 

Menos mal que, desde hace poco, la voz de la gente, gracias a la tecnología digital, ya puede oírse y hacerse escuchar por los encumbrados; los seres humanos -salvo ridículas excepciones- se siente progresivamente ciudadanos del mundo; y la mujer, secularmente aislada por el poder absoluto masculino, comienza a intervenir, con las facultades que le son inherentes y distintivas, en la toma de decisiones... 

Ahora, como acabamos de ver en el terrible caso de los refugiados y emigrantes, ha sido el grito de la gente y sus brazos abiertos los que han logrado cambios radicales en la cerrada y opaca actitud de los gobernantes. Ahora, en muy poco tiempo, hemos visto trastocarse organigramas de poder que parecían inmutables. 

"Nosotros, los pueblos"
Ahora, querido y admirado "El Roto", serán "nosotros, los pueblos..." los que darán respuesta a tu formidable viñeta del 19 de septiembre en El País, como hace poco la dieron a la del niño Aylan en la playa turca de Ali Hoca Burnu.
Gracias. Es así, con llamadas a la conciencia popular, como se enderezarán los torcidos caminos actuales y se consolidará una democracia genuina a escala personal, local, nacional, regional y mundial. Gracias.

 

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