SU DIMENSIóN POLíTICA MOSTRABA LA REALIDAD HISTóRICA

La ofrenda del Antiguo Reino de Galicia tuvo una componente de visibilidad diferenciada del país

L02L0043 [Resolucion de Escritorio]
El coruñés Francisco Vázquez acudía de chaqué y con la milicia urbana a representar a su ciudad.

¿Qué pasará en Santiago con la Ofrenda Nacional al Apóstol? ¿Negará su colaboración el Ayuntamiento? ¿Ya no saldrá ni regresará la comitiva del Consistorio ni escoltará la guardia urbana al Rey?

La ofrenda del Antiguo Reino de Galicia tuvo una componente de visibilidad diferenciada del país

¿Qué pasará en Santiago con la Ofrenda Nacional al Apóstol? ¿Negará su colaboración el Ayuntamiento? ¿Ya no saldrá ni regresará la comitiva del Consistorio ni escoltará la guardia urbana al Rey?

La postura de los futuros alcaldes de A Coruña y Santiago de Compostela, Xulio Ferreiro, de la Marea Atlántica, y Martiño Noriega, de Compostela Aberta, tiene dos lecturas, más allá de sus manifestaciones de respeto a la historia de Galicia, al tiempo en desean borrar un elemento tradicional de su pasado, justificada por la necesidad de marcar distancias a partir del laicismo que pregonan. Me refiero a su no asistencia a la ofrenda del Reino de Galicia en la infraoctava del Corpus, que desde el año 1669 se celebra en la catedral de Lugo.

Para muchos lucenses como yo, que tantas veces hemos visto la procesión cívico-religiosa (yo incluso participé con mi traje de primera comunión, con otros niños y niñas llevando el cofre con la ofrenda de incienso), esta celebración era una visualización de la propia realidad de la historia de Galicia como reino, a través de los regidores de A Coruña, Tui, Mondoñedo, Betanzos, Ourense, Santiago y Lugo.


Alcaldes de Galicia en los años cincuenta

Alcaldes de Galicia en los años cincuenta


 

Desde el punto de vista personal, se puede entender la postura de estos dos nuevos alcaldes; pero desde el punto de vista institucional, en cuanto van a ser representantes del conjunto de los vecinos de sus ciudades respectivas, el asunto tiene matices. En todo caso, cabría –como en otras ocasiones se hace en otros casos parecidos- que delegaran la representación del municipio en otro edil, pue, seguro que no faltarían voluntarios dispuestos a ostentar esa función. ¿Y qué va a pasar cuando les toque presentar la ofrenda, que a muchos de sus convecinos les agradaría que hicieran?

Algunas tradiciones de origen religioso, como la ofrenda de las ciudades a San Roque, u otro santo (instituida en la época de las grandes pestes que asolaron Europa) o esta misma de la Ofrenda del Reino de Galicia, la Procesión de la Espada en Sevilla o tantas otras, se han convertido en tradiciones socioculturales que forman parte de la vida de las ciudades. Ahí está en Vigo la Procesión del Cristo, a la que el primer domingo de agosto van hasta los ateos.

La presencia en estos actos de las corporaciones municipales forma parte de la tradición más inveterada, sin que suponga que asistir por cortesía o deferencia, con independencia de lo que uno piense, conlleve que uno ha dejado de pensar como piense.

¿Y qué va a pasar en Santiago con la Ofrenda Nacional al Apóstol? ¿Negará su colaboración el Ayuntamiento? ¿Ya no saldrá ni regresará la comitiva del Consistorio ni escoltará la guardia urbana al Rey o al delegado regio? Mal pinta la cosa ante estas muestras de “talibanismo” progresivo.

En el pasado, los alcaldes de las siete ciudades iban de chaqué, tradición que se extinguió después de Francisco Vázquez, pues el alcalde de Lugo, Orozco, acabó siendo el único que vestía tal prenda.

En fin, yo creo que estos dos nuevos alcaldes se equivocan, pero ya habrá tiempo de rectificar.

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