Un socialismo incapaz de aplicar justicia salomónica ha partido al PSOE en dos

PSOE. / Omar
M 01-10-16

Pedro Sánchez, “’¡Camina o revienta!”, ha inaugurado una trepidante etapa de mercherismo político y nomadismo ideológico. Como su célebre tocayo de apellido, nos ha vuelto locos. Nunca hemos sabido dónde estaba, de dónde venía y hacia dónde nos quería llevar.

Un socialismo incapaz de aplicar justicia salomónica ha partido al PSOE en dos

Qué cosa dices, ¿el asunto ese del PSOE? Hombre, como te podría decir una cosa te podría decir la otra. Por lo menos el sabio Rey Salomón, ante la letal encrucijada de partir a un niño en dos para zanjar la disputa de dos mujeres por su legítima maternidad, tuvo la fortuna de que una de las partes le permitiese ver la luz. Descubrió a la madre auténtica, verás, porque a la falsa, a la desalmada, a la farsante, le daba exactamente igual quedarse con la mitad de la criatura que con la criatura entera. Le daba lo mismo medio niño muerto que todo el niño vivo, asunto que, por mera deducción, permitía discernir quién era la genuina madre que lo parió. Pero es que, con esa criatura a la que seguimos llamando PSOE, a ambas partes les ha importado un huevo, con perdón, conservar el todo o la mitad, su esencia ideológica o los prosaicos despachos de la calle Ferraz, el lugar que ocupa en la historia de España o las poltronas que van a acabar ocupando los vencedores mediante el desalojo, el desahucio y la aniquilación de los vencidos. Claro, así, ni los sesudos analistas políticos de la actualidad, ni siquiera los sietes sabios de Grecia de la antigüedad, disponían o habrían dispuesto del mínimo indicio para impartir justicia salomónica entre los dos socialismos, el sanchista o el susanista, que estos días nos han helado el corazón.

Elegías a la agonía del PSOE

Por cierto: conmovedor el tuit de ese cínico (en su sentido académico filosófico, naturalmente) al que llamamos Patxi López, oye, convenientemente adobado con el emoticono de un rostro derramando una lágrima, a mis escasas luces como una réplica de aquellas dos, tan célebres y tan sentidas, que derramó Nerón tras la muerte de Séneca: “Me duele el PSOE” Rauda, veloz y presa de empatía digital, je, se apuntó Susana Díaz al duelo en el tanatorio socialdemócrata virtual de la Red: “Como a mi compañero Patxi López, me duele el PSOE” Chico, nunca nada había dolido tanto a tantos dispuestos a hacer tan poco para paliar el dolor. A lo mejor es que estos chicos y chicas han pasado de ser socialdemócratas a convertirse en socialmasocas. Probablemente no han caído en la cuenta de que, en Ferraz, la sede de los unos y de los otros, se les está muriendo como del rayo el Partido Socialista Obrero Español, al que tanto querían, como Miguel Hernández a Ramón Sijé. Seguramente les duele un horror aquel PSOE que les permitía exclamar que cualquier tiempo pasado era mejor, pero se la trae al fresco este PSOE que incita a pensar que cualquier tiempo futuro puede ser peor.

Dos Titanic distintos y dos naufragios iguales

Pero bueno, a lo que íbamos. Se está hundiendo el Titanic socialista español, que todo parecía indicar que no lo podría hundir ni Dios, y resulta que su naufragio adolece de los mismo errores en los que incurrió el genuino Titanic en las gélidas aguas del Atlántico Norte.  Su capitán, Pedro Sánchez, que en paz descanse y nos deje descansar, había incurrido en la insensatez de ordenar que el partido navegase a toda máquina por estas aguas turbulentas políticas plagadas de amenazadores icebergs. Y es del dominio público y privado (salvo para los Pedristas, claro) que, en el puente de mando de Ferraz se acumulaban alarmantes informes de avistamiento de inescrutables y amenazadoras puntas de iceberg de populismos, independentismos, anarquismos y todo tipo de ismos que, quizá la soberbia o la ingenuidad de la explana mayor, el one Sánchez, el jefe de Máquinas Luena, el Segundo Oficial Óscar López o el contramaestre parlamentario Antonio Hernando, se han pasado olímpicamente por salva sea sus partes.

¡Tan activos por mantener un rumbo; tan pasivos para mantenerse a flote…!

Ahora, ya ves, lo que parecía insumergible presenta alarmantes vías de agua. Cada cita electoral se estaba hundiendo un poco más que en la anterior pero menos que en la siguiente. Y a un servidor, la verdad, le llamaba poderosamente la atención que los militantes, los simpatizantes, los hooligan de uno y otro bando pusiesen todo su énfasis en  mantener el rumbo, en vez de dedicar toda su atención, junta y revuelta, para mantenerse a flote. Porque el problema ahora ni era si el No acabaría siendo No o acabaría siendo abstención, sino si el barco, tomase el rumbo que tomase, no acabaría yéndose a pique sin llegar a ninguno de los dos destinos por los que estos chicos y estas chicas se estaban liando a garrotazos Goyescos y grotescos.

El Principio de Peter y los marxismos

Ha caído otro Sánchez, “¡Camina o revienta!”, y se ha llevado con él uno de los más paradigmáticos ejemplos prácticos del infalible Principio de Peter. Nadie, en tan poco tiempo, había alcanzado un nivel tan exageradamente elevado de incompetencia. Cierto es, señores del jurado, que otra de las mayores crisis que ha padecido el socialismo español también la produjo el Marxismo, en el XXVIII Congreso del PSOE, oye, cuando Felipe González alentó a la audiencia a que exclamase con él, todos a una: “¡Good bye, Lennin!”, y cuyo intento fallido acabó en su dimisión como Secretario General. Bueno, pues ahora, este otro intento fallido que ha acabado con la dimisión de este otro Secretario General, también lo ha provocado casualmente el dichoso Marxismo, oye. Pero no el ideológico del viejo Karl, sino el patológico de Groucho, a ver si me entiendes. O sea, la aplicación de Pedro Sánchez, al pie de la letra, de una de las ocurrencias del más genial y excéntrico de los Hermanos Idem: “partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria” ¡Esa ha sido la cuestión!, no nos engañemos. El dichoso ser o no ser que inmortalizó Shakespeare. Y, ante la evidencia de que Pedro Sánchez era el problema, estos chicos críticos, culo, nenes, han aceptado el elevado riesgo de que Susana Díaz no sea la solución. Pero, al menos, mientras resuenan en la calle Ferraz los ecos de los gritos histéricos de los hooligan Pedristas: ¡traidores, fascistas, golpistas, chivatos! (¡Cuán gritaban esos malditos!, que diría El Tenorio), el socialismo español puede exclamar esta mañana: eppur si move.

La sombra de los infiltrados era alargada
Tremendo, surrealista, sintomático escuchar las voces de militantes llamándole traidor, golpista, fascista y chivato a Felipe González ¿De verdad eran todos militantes del PSOE o había entre ellos infiltrados antisistema y saboteadores de partidos ajenos? Es que resulta imposible creer que un socialista español, aunque sea joven de un modo irremediable, veterano de un modo conmovedor y posea ignorancia o memoria histórica de pez, haya podido manchar de esa forma, en su vejez, la hoja de servicios prestados a España y a los españoles de aquel joven Isidoro de Sevilla que salió de Suresnes para lidiar al Régimen, exclamando lo mismo que El Cordobes cuando salió de Palma del Río para lidiar morlacos: ¡O llevarás luto por mi!

 

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