Un siglo después de lograr el voto una mujer puede ser presidenta de Estados Unidos

Multitudinario cierre de campaña de Hillary Clinton en Philadelphia junto a Barack y Michelle Obama, Bill Clinton, Bon Jovi y Bruce Springsteen.
Multitudinario cierre de campaña de Hillary Clinton en Philadelphia junto a Barack y Michelle Obama, Bill Clinton, Bon Jovi y Bruce Springsteen.

Una victoria electoral de Donald Trump supondría el triunfo del odio, la barbarie y la estupidez. Noam Chomsky alerta del peligro que tienen unas políticas neoliberales que dejan a la clase trabajadora sin derechos y con una frustración que alimenta el discurso del odio.

Un siglo después de lograr el voto una mujer puede ser presidenta de Estados Unidos

Un siglo después de lograr el voto una mujer puede ser presidenta de Estados Unidos. Como afirma un editorial del diario El País, Hillary Clinton merece por sus propios méritos ser elegida este martes por los estadounidenses como la nueva presidenta de EE UU. La candidata demócrata no solo tiene un sólido pasado político sino que además encarna una visión de su propio país y del mundo basada en un optimismo realista y en la sensatez proporcionada por la experiencia. Estas dos circunstancias ya hacen de la exsenadora y exsecretaria de Estado una candidata muy difícil de igualar, independientemente de quien fuera su rival.

Además, ha coincidido que en estas elecciones la aspirante demócrata tiene enfrente no a alguien que representa un proyecto serio del que se pueda discrepar —con todo el enconamiento que sea necesario— ideológicamente, sino a Donald Trump, un candidato que se ha aprovechado del descontento popular y el desconcierto existente entre las filas republicanas para optar a la Casa Blanca con un destructivo mensaje que en el nombre de los valores americanos desprecia profundamente los valores en los que la sociedad estadounidense está basada y que forman parte de su exitosa historia como nación: la integración, la apertura, la igualdad de oportunidades y el respeto a la diversidad.

Hillary Clinton llega a las urnas con una ligera ventaja sobre Donald Trump tras la campaña electoral más sucia

De entrada, Hillary Clinton llega a las urnas con una ligera ventaja sobre Donald Trump tras la campaña electoral más sucia y divisiva. El país y el mundo contienen el aliento ante unos comicios que sacan a relucir la polarización de EE UU y la crisis del sistema. En este contexto, Hillary Clinton ha recibido apoyos no solo desde el espectro progresista. Nuevos sondeos dan a la candidata demócrata, Hillary Clinton, una ventaja de entre 3 y 6 puntos sobre su rival, el republicano Donald Trump.

Políticos, medios de comunicación y personalidades conservadoras estadounidenses también han hecho pública su preferencia por la candidata demócrata. Hillary Clinton ha convertido su carrera política en décadas de lucha constante contra montajes, conspiraciones y críticas disparatadas ante las que ha colocado su trabajo tenaz, sacrificado y eficaz. Los votantes estadounidenses lo saben pero falta que lo ratifiquen en las urnas, que son quienes de verdad mandan en EE UU. Al respecto, el pensador y lingüista Noam Chomsky alerta del peligro que tienen unas políticas neoliberales que dejan a la clase trabajadora sin derechos y con una frustración que alimenta el discurso del odio.

Una victoria electoral de Trump supondría el triunfo del odio, la barbarie y la estupidez. El problema –advierte el escritor y periodista John Carlin en el diario El País– no es Donald Trump; el problema son los que creen en él. El problema es que decenas de millones de estadounidenses piensen votar por un hombre que denigra a los mexicanos, a los musulmanes, a los judíos, a los negros, a los inmigrantes en general, a los minusválidos, a los intelectuales y a las mujeres, especialmente las mujeres modernas, postfeministas e independientes, cuya imagen más visible es su rival para la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton.

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