Shinzo Abe: El estricto control de armas en Japón y la muerte del ex primer ministro

Shinzo Abe, ex primer ministro japonés. / RR.SS.
Shinzo Abe, ex primer ministro japonés. / RR.SS.

El mandatario que más tiempo lideró el país desde la posguerra fue asesinado a tiros, disparados de un arma de fuego de fabricación casera, prohibida por la rigurosa legislación.

Shinzo Abe: El estricto control de armas en Japón y la muerte del ex primer ministro

El asesinato del ex primer ministro japonés, Shizo Abe, ha puesto en evidencia que incluso en países pacíficos, donde la violencia armada no es constante, se pueden presentar complicaciones para prevenir un tiroteo. Los incidentes con armas de fuego en Japón son muy raros e incluso el país posee una estricta política regulatoria que mantiene a raya el número de armas.

Abe, de 67 años, falleció este viernes cuando pronunciaba un discurso en un mitin político. Un exmilitar en paro de 41 años le disparó dos veces cuando el exmandatario estaba de espaldas, con un arma de fabricación casera similar a una escopeta, con dos cilindros envueltos en cinta adhesiva resistente.

Las autoridades locales confirmaron, tras el registro a la vivienda del sospechoso, Tetsuya Yamagami, que en su domicilio en la ciudad de Nara se hallaron más artefactos de fabricación casera, similares a armas de fuego y dispositivos explosivos, que ya han sido incautados por la policía.

En 2021 tan solo se registraron 10 incidentes con armas de fuego en el archipiélago, en los que una persona falleció y otras cuatro resultaron heridas, según el último reporte de publicado por la Agencia Nacional de Policía. En 2020 el número de incidentes ascendió a 17 y en 2019 fueron 13, con cuatro muertes cada año y unos cinco y ocho heridos respectivamente.

¿Qué tan estricto es el control de armas en Japón?

El porte de armas de fuego y espadas en Japón está extremadamente regulado, incluyendo las armas de imitación. La tenencia de estos artefactos está prohibida según la legislación local, su venta igual, con la notable excepción de armamento especializado como la caza o el control de especies invasoras. Las armas con fines artísticos, de colección o exhibición deben obtener un permiso y al mismo tiempo ser inscritas en el registro nacional.

De todas maneras, obtener una licencia para portar armas es un sendero tedioso. Se tienen que aprobar exhaustivos análisis de antecedentes penales y psicológicos, un examen escrito, una prueba de tiro y asistir a un curso de capacitación antes de conocer el veredicto. Cabe destacar que, incluso, medios internacionales reportan que todo debe aprobarse con una “precisión” del 95 %.

Una vez con el permiso en mano el arma debe ser registrada por la Policía, así como el propietario debe informar de los detalles del artefacto, almacenamiento y municiones. Las autoridades deben revisar el arma anualmente, y los portadores deberán repetir clases y exámenes de manera periódica para renovar la licencia.

Menos armas en comparación con EE UU

Según reporta RTVE, estas son medidas que han podido reducir el número de armas que están en circulación en el país nipón. “Según las estimaciones públicas más recientes de la organización de investigación Small Arms Survey, en 2017 había unas 377.000 armas de fuego en manos de civiles, lo que supone una media de 0,3 por cada 100 habitantes”, cuando en Japón hay hasta 125 millones de personas.

La cifra contrasta fuertemente con las de, por ejemplo, EE UU. Es el único país desarrollado en el mundo en el que la violencia armada ocurre constantemente, ya sean tiroteos o no, dado que la media de civiles con armas de fuego es de 120 por cada 100 habitantes. De hecho, la estadística general sugiere que hay 393 millones de armas para la población total de 332 millones de estadounidenses.

Hay más armas que personas en EE UU, incluso, hay estados donde más del 50 % de la población tiene acceso a un arma de fuego. Pero, ¿por qué Washington no regula la tenencia de armas? Ello se debe a que el porte de armas de fuego está amparado en la Segunda Enmienda de la Constitución, que en 1791 estableció que su tenencia es un derecho constitucional en el país, algo que nunca se modificó desde la lucha por la independencia.

Como resultado, en Japón los crímenes con armas de fuego son escasos, pocas personas tienen armas de fuego. Por el contrario, en muchos estados de EE UU una persona de 18 años de edad puede adquirirlas, mientras que para tomar bebidas alcohólicas la ley fija el mínimo en los 21 años.

La larga historia de magnicidios de Japón

A pesar de que Japón se ha labrado una reputación pacifista a raíz de su derrota en la II Guerra Mundial, en la que la violencia política pudiera resultar inimaginable, expertos aseguran que la historia nipona podría sorprender con sus antecedentes.

Tiempo atrás, estar vinculado con la toma de decisiones y el poder podían pasar una factura bien cara, de acuerdo con la BBC, Abe sería el sexto mandatario asesinado en Japón. “Decir que este tipo de violencia política es inédita en Japón no es verdad. Es impactante, pero no es inédito”, dice Hugo Dobson, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sheffield, cuya declaración ha sido recogida por la cadena británica.

En este sentido, han pasado 86 años desde que un exmandatario japonés murió asesinado, con Takahashi Korekiyo en 1936 y unos 90 años desde que un líder en funciones falleciera en un atentado, con la muerte de Tsuyoshi Inukai en 1932. De hecho, el ex primer ministro Nobusuke Kishi, abuelo de Shinzo Abe, sufrió un atentado con varias puñaladas en un muslo, estando en funciones en 1960.

Otros casos documentados pueden ser los primeros ministros Takeo Miki (1975), y Morihiro Hokosawa (1994), aunque todos, al igual que Kishi, sobrevivieron al ataque. Al contrario, en EE UU solo cuatro presidentes fueron asesinados en el cargo, siendo Abraham Lincoln (1865), James A. Garfield (1881), William McKinley (1901) y el más reciente, y último, John F. Kennedy (1963). @mundiario

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