Shinzo Abe, primer ministro de Japón, se reunirá con Obama en Pearl Harbor

Barack Obama y Shinzo Abe. / RR SS
Barack Obama y Shinzo Abe. / RR SS

El jefe de Gobierno japonés visitará uno de los escenarios más emblemáticos de la historia de su país y Estados Unidos. No se sabe que vaya con intenciones de disculparse.

Shinzo Abe, primer ministro de Japón, se reunirá con Obama en Pearl Harbor

Shinzo Abe estará este día en Pearl Harbor, la base naval de Estados Unidos en Hawái que aceleró la entrada del gigante norteamericano a la Segunda Guerra Mundial tras ser atacada por los propios japoneses en 1941. La llegada del primer ministro de Japón junto con Barack Obama está cargada de un gran contenido simbólico. En mayo de este año, el jefe de Estado de Estados Unidos estuvo en Hiroshima, la ciudad japonesa donde los del Tío Sam lanzaron la primera bomba atómica en agosto de 1944. Si Obama no pidió perdón entonces, Abe tampoco lo hará hoy.

Obama vive sus últimos días como presidente y quiere cerrar su administración con algo tan emblemático como la visita del japonés. Durante sus ocho de presidencia el demócrata siempre ha intentado redirigir hacia Asia las prioridades geoestratégicas de su país, y en ese emprendimiento Japón resulta esencial.

Pero esta cita es también algo más que un deber histórico y ejercicio de memoria. Para el japonés se trata de un gesto que confirma la alianza de casi 70 años con el país de las barras y las estrellas ante el ascenso de China.

Cuando Donald Trump ganó las elecciones del 8 de noviembre, el primer jefe de Gobierno extranjero con el que se reunió fue precisamente Abe. El futuro inquilino de la Casa Blanca ha puesto en entredicho algunas de la alianzas más importantes de su país. "Sabéis que tenemos un tratado con Japón, y si Japón es atacado, nosotros tenemos que usar toda la fuerza y el poder de Estados Unidos", manifestó el empresario en su momento. "Si nosotros somos atacados, Japón no tiene que hacer nada. Pueden quedarse en casa viendo un televisor Sony, ¿de acuerdo?", se quejó.

Cuando Obama visitó Hiroshima, Trump, en aquel entonces todavía candidato, no se resistió a sí mismo y publicó en Twitter un mensaje contra el presidente. "¿Alguna vez habla el presidente Obama del alevoso ataque a Pearl Harbor mientras está en Japón? Miles de vidas americanas perdidas", publicó.

Abe no será el primero que ocupa su puesto en visitar Pearl Harbor, mas si el primero que lo hace de forma pública y oficial, con parada en el memorial incluida. En 1951, Shigeru Yoshida visitó la base. En los días recientes se han documentado otras dos visitas en la misma década de los primeros ministros Ichiro Hatoyama y Nobusuke Kishi. Kishi es el abuelo del actual jefe de Gobierno. Los tres casos apenas recibieron atención.

La de Yoshida, apenas seis años después de que terminara la guerra, fue una visita muy incómoda, de acuerdo a lo que relató Arthur Radford, almirante encargado de ser el anfitrión del mandatario. Radford relata en sus memorias From Pearl Harbor to Vietnam (De Pearl Harbor a Vietnam), que una buena parte del periplo se fue hablando de Mackie, su perro mascota.

“Años más tarde en una conversación con la señora Radford, el primer ministro explicó lo mal que se sintió al llegar a mis cuarteles aquella mañana y descubrir que visitaba Pearl Harbor. El chófer civil que le había traído parecía decidido a ofrecerle una descripción detallada de lo que ocurrió aquel fatídico día de diciembre. El señor Yoshida dijo que se sintió incómodo mientras entraba en mi oficina y estuvo contento de que el perro le permitiese entablar una conversación que sacase Pearl Harbor de su cabeza”, confesó Radford en su libro.

Sin que hubiese un ultimátum de por medio ni una declaración de guerra previa, el 7 de diciembre de 1941, a minutos de las ocho de la mañana tiempo local, 353 aviones japoneses arribaron a la base y abrieron fuego contra los barcos y aviones que Estados Unidos tenía aparcados en Pearl Harbor, el principal campamento norteamericano en el Pacífico. Al menos 2.400 estadounidenses murieron aquella mañana.

Aquel bombardeo sacó a Estados Unidos de su hermetismo y creó las condiciones para convertir a este país de dimensiones continentales y con la protección de dos océanos en la primera potencia mundial. Sin Pearl Harbor tal vez los aliados nunca hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses no hubieran sido hegemónicos en lo que restó de siglo XX y el orden mundial, con varias instituciones multilaterales pero nada como Estados Unidos y sus socios, no sería el que es todavía hoy.

La entrada de Estados Unidos al conflictó bélico cerró con las bombas de Hiroshima y Nagasaki y la capitulación de Japón. Al ser incompatibles en las características del objetivo y la muerte que provocaron, Pearl Harbor e Hiroshima definen la memoria de la guerra en los dos países y en el mundo.

Más allá de la incomodidad que mostró Yoshida en 1951, tanto Obama en su momento en Hiroshima como Abe este día en Pearl Harbor, intentarán dar un homenaje a las víctimas de ambos bandos en la guerra.

"Lo que se ha hecho no puede deshacerse. Con un profundo arrepentimiento en mi corazón permanecí allí durante un tiempo rezando en silencio. Mis queridos amigos, en nombre de Japón y el pueblo japonés, ofrezco mi profundo respeto y mis condolencias eternas a las almas de todos los americanos que se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial", dijo Abe al Congreso de Estados Unidos el año pasado. El primer ministro de Japón visitó Washington y fue al Memorial de la Segunda Guerra Mundial. "La historia es dura" reflexionó.

“Venimos aquí para reflexionar sobre la fuerza terrible desatada en un pasado no tan distante”, proclamó Obama en Japón. “Venimos a llorar a los muertos, incluidos más de 100.000 hombres, mujeres y niños japoneses, miles de coreanos y unas decenas de prisioneros americanos. Sus almas nos hablan. Nos piden que miremos adentro, que recordemos quiénes somos y en qué podemos convertirnos”. @hmorales_gt

 

 

 
 
 
 

 

 
 

 

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