La sanidad es el servicio público más valorado pero el debate político desvirtúa el dato

Hospital Abente y Lago de A Coruña.
Hospital Abente y Lago de A Coruña.

Los medios precisan más periodistas pero nadie dice que no hay periodismo. La sanidad también precisa más médicos pero hay quien dice que ya no existe la sanidad pública. Y la sanidad pública existe, también en Galicia, donde la Oposición escogió este sector para desgastar a Feijóo.

La sanidad es el servicio público más valorado pero el debate político desvirtúa el dato

La sanidad es el servicio público más valorado pero el debate político –partidario– desvirtúa a menudo esa impresión. De hecho, los españoles –más de la mitad cree que paga muchos tributos para los servicios que recibe– valoran la sanidad pública, aunque admiten que necesita mejoras.

La última encuesta del Instituto de Estudios Fiscales muestra que el servicio público más valorado es la sanidad. En comunidades como Galicia, al menos desde la Oposición no piensan lo mismo. Así, el pulso que mantiene el PP desde la Xunta con En Marea, PSdeG - PSOE y BNG por la gestión sanitaria sigue su curso. ¿Tiene esto sentido? ¿No hay otros flancos más débiles?

Los medios de comunicación –públicos y privados– precisan más periodistas desde hace años, pero nadie dice que no hay periodismo en España. La sanidad también precisa más médicos, pero, en cambio, hay quien proclama que ya no existe la sanidad pública. Y la sanidad pública existe, también en Galicia, donde la Oposición de izquierdas ha escogido este sector para desgastar al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, del PP. Es más, la sanidad pública es todo un lujo en manos de profesionales que trabajan día y noche con una intensidad envidiable. El hecho de que hagan falta más médicos –nadie lo discute– puede dar pie a una reivindicación que resultará más razonable si no se exageran las cosas en un sector donde trabajan los verdaderos héroes de la sociedad. Personas que, además, saben sonreír...

Seguramente no hace falta realizar un estudio minucioso para determinar que de lo que hablan más los medios de comunicación es de política, economía, fútbol y personajes populares. Tal vez podría añadirse que también hablan de educación y sanidad; sobre todo para ver el alcance de los recortes de gasto motivados por una crisis económica que trajo consigo menores ingresos públicos. Dentro de esos grandes asuntos hay temas recurrentes, como la debilidad del Gobierno socialista, la corrupción del principal partido de la Oposición y, cómo no, el independentismo.

Es lógico que haya pluralismo de temas y que éstos se jerarquicen, a veces en función de las agendas políticas y otras por decisión de los propios medios. Últimamente, más por lo primero que por lo segundo, de ahí que tropecemos con los mismos temas en casi todos los medios. A lo sumo cambian los enfoques pero rara vez los asuntos.

Para humanizar las noticias –¿se dice así?– es habitual ponerle cara y ojos, y ahí siempre ganan los mismos: los políticos –cómo no–, los futbolistas y los artistas. De vez en cuando tienen su turno los economistas, por supuesto los periodistas y también otros profesionales que cubrirían la cuota de las minorías para que todo parezca más democrático... Los profesores y los médicos viajarían en este último vagón, pero no tanto por lo que hacen como por lo que piensan de determinados asuntos de actualidad.

Un mínimo de autocrítica conduce a ver que la sociedad y los medios –y viceversa– tienen –tenemos– un ligero desenfoque: si en este mundo quedan héroes y heroínas llevan uniformes blancos, verdes y de otros colores. Los profesionales de la medicina, la enfermería y de otras ramas de la sanidad son –día y noche– los verdaderos héroes de una sociedad envejecida.

Apunte personal

Dos largos días en el servicio de Urgencias del Hospital de A Coruña y varios días de estancia en el Hospital Abente y Lago de la misma ciudad –en ambos casos como acompañante anónimo– me han permitido observar y constatar el alto nivel de la sanidad pública, con profesionales cuyos nombres no conozco pero a los que me gustaría destacar en grandes titulares. A todos y a todas.

El mero sentido común indica que si algo merecen es respeto, mucho respeto. Y procede repetir la palabra porque no todo el mundo sabe respetarlos. Visto lo visto, no estaría mal una campaña permanente en defensa de estos profesionales, que –lejos de ser estimados y apreciados– llegan a ser objeto de malas palabras e incluso de agresiones, lo cual es inaceptable e intolerable. 

Otro deber pendiente de la sociedad con sus sanitarios es el reconocimiento, a ser posible con aplauso y, por supuesto, con una mejor remuneración. Saben lo que hacen, trabajan sin parar –con buena cara– y merecen tener siempre los mejores medios, así como recursos humanos suficientes, no solo para atender a los pacientes, sino también para investigar, como corresponde a la hoja de ruta de un país desarrollado. La Oposición hace bien en reivindicar más médicos en la sanidad pública allí donde son necesarios pero comete un error si no sabe medir lo que dice.

En este contexto, también es posible que alguien esté pensando que el Estado no da para tanto. Puede ser que así sea, si no se quiere cambiar la pauta marcada. Pero es tal el nivel de despilfarro e ineficiencia del sistema –y de fraude– que hay margen para corresponder al tremendo esfuerzo de todo el personal sanitario. Cuando menos, para empezar por ellos a la hora de repartir la tarta y de mejorar su situación. Si se hace así será en beneficio de todos, no solo de ellos. Porque en España la sanidad es pública.

Un médico.Un médico.

Exigir más médicos es compatible con admitir que la sanidad pública funciona

Hay colas en Urgencias, faltan médicos y otros profesionales en algunas partes del sistema sanitario, hay –a veces– enfermos en los pasillos, ... Todo eso es verdad, pero no es menos cierto que hay sanidad pública y grandes profesionales. Del mismo modo que es sobresaliente la intensidad con la que trabajan, su buen talante y su paciencia. De paso que se exigen más médicos es de justicia decir que hay cosas que funcionan bien en la sanidad pública. Es más, la Oposición ganaría credibilidad si lo dijese, porque ese mérito es compartido, y no solo de las administraciones que intervienen en la gestión sanitaria. En realidad es un mérito de los profesionales

Los discursos políticos de brocha gorda –con el tiempo– suelen caerse por su propio peso. La Oposición tiene margen para investigar, por ejemplo, qué pasa con asuntos delicados como la compra de alta tecnología médica, pero no llegará lejos si piensa que vale todo para cargarse a Alberto Núñez Feijóo o a cualquier otro político. Negar que existe la sanidad pública o decirlo con otras palabras no es riguroso ni propio de una Oposición que quiera ser alternativa de gobierno. @mundiario

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