Sánchez ha proporcionado a Torra una aliada, no una mediadora

Pedro Sánchez y Meritxell Batet.
Pedro Sánchez y Meritxell Batet.

Torra le ha dicho Pedro Sánchez que asuma “riesgos” en el diálogo con el Govern y ha apuntado que su intención es que sus encuentros lleven a una negociación bilateral entre los dos ejecutivos, entre dos gobiernos “de igual a igual”.

Sánchez ha proporcionado a Torra una aliada, no una mediadora

Lo que pase con Cataluña nos dará la medida de lo que se puede esperar de Pedro Sánchez. Los indicios no pueden ser peores. De momento, los rebeldes que reiteran su propósito de reactivar el proceso de la secesión ya tienen las manos libres y la llave de la caja para volver a abrir las embajadas, como ya anunciaron. Ofrecieron a Trapero volver a tomar el mando de los mozos, quieren activar las leyes suspendidas y retornar al inicio del proceso antes del 155. Al margen de la propia ideología, cualquier ciudadano debe meditar sobre las medidas de quien esperemos que no sea una nueva edición de Zapatero. Insisto, para empezar, Sánchez pone como mediadora con Cataluña a una partidaria del derecho a decidir el futuro de España por los vecinos de aquella comunidad.  Eso no es un buen augurio.

Conviene recordar que Meritxell Batet, nueva ministra de Política Territorial y Función pública, fue uno de los doce diputados de la organización territorial del PSOE en Cataluña, PSC, que votaron a favor del derecho a decidir en el año 2013. En el mes de febrero de aquel año, Rosa Díez, entonces diputada de UPyD, presentó una moción en favor de la unidad de España y contra el “derecho a decidir”, una iniciativa que defendían los diputados de Convergencia e Iniciativa per Catalunya. Alfredo Pérez Rubalcaba ordenó a sus diputados votar no a la moción de los nacionalistas, pero varios diputados del PSC rompieron la disciplina de voto. Luego se les impuso una levísima sanción económica, 600 euros por barba. Rubalcaba tuvo que dimitir como secretario del grupo parlamentario para salvar la cara, luego de que quedara probada su nula autoridad.

Mientras que Sánchez ofrece a Torra recuperar –ya veremos cómo– el Estatuto de 2006, apadrian o por Zapatero, la titular de Política Territorial y Función Pública no deja lugar a dudas: Reactivar los artículos del Estatut considerados inconstitucionales por el Tribunal Constitucional (TC) en 2010, y abordar de modo urgente la reforma de la Constitución, obviamente, en orden a los intereses de Cataluña. Y ya de entrada, pone sobre la mesa de negociación las 45 reivindicaciones económicas y sociales que Carles Puigdemont trasladó en su día a Mariano Rajoy, que incluía celebración de un referéndum de autodeterminación. ¿Esto también)

Esto es gravísimo

Recuperar el Estatuto a su “estado original”, antes de que el Constitucional lo corrigiera en 2010, (anulando 14 artículos y reinterpretaron 27), sería gravísimo. Cataluña tendría su propio sistema judicial y el Estado no podría legislar en aquella región sobre competencias no cedidas. Vuelve lo peor de Zapatero y al punto de partida que, gracias él, desencadenó el proceso que ahora vivimos. Mientras Torra anuncia que reabre las embajadas y que quiere reactivar todas las leyes suspendidas y el inicio de la rebelión, Sánchez les devuelve el control de los recursos. Es insólito que un partido socialista ceda ante la derecha catalana y sus aliados diversos. Ni siquiera se esperó a ver cómo se desenvolvía el presidente vicario de Puigdemont antes de dejar de controlar las cuentas.

La pauta de lo que se avecina la dan las declaraciones de Batet, quien de modo gráfico ha dicho que la reforma de la Constitución es “urgente, viable y deseable”. ¿Viable con 84 diputados por mucho que le sumen los que instalaron a Sánchez en la Moncloa? En todo caso, es una cuestión a plantear en la próxima legislatura y ya veremos cómo están las cosas para entonces.

Y todo este discurso se basa en el falso eufemismo del “conflicto territorial”, falso argumento: No existe conflicto entre los territorios, sino el que se crea por parte de algunos políticos en algunos lugares de España contra el resto de los españoles y la Constitución. Pero de entrada, se va a abrir la mano de la caja general del Estado para ir dando a Cataluña una serie de ventajas fiscales y económicas y de otro tipo para ir abriendo boca: Traspaso de la red de Cercanías, el desarrollo del Corredor Mediterráneo, 500 millones pendientes por el despliegue de los Mossos d'Esquadra y otra tajada de 700 millones incluidos en la disposición adicional tercera del Estatut que obligaba a invertir en Cataluña, durante siete años, en proporción con su aportación a la caja común de las autonomías.

Cabe recordar que los secesionistas colocan el punto de partida del levantamiento popular de Cataluña la reducción a que el Tribunal Constitucional sometió el proyecto de Estatuto de 2006, alumbrado bajo el paraguas protector del compromiso personal de Zapatero de aceptar el Estatuto que aprobara el Parlamento de Cataluña como efectivamente hizo. Una de las evidencias que desmonta el mito, como tantas mentiras propaladas, de que la reforma del Estatuto era una demanda prioritaria de la sociedad catalana en los años 2000 fue la participación de alrededor del 49,4 por ciento de los vecinos de Cataluña con derecho a voto en el referéndum a que fue sometido el proyecto del 2006.

La respuesta que cabía esperar

Torra ha dado la respuesta que cabía esperar: Le ha dicho Pedro Sánchez, que asuma “riesgos” en el diálogo con el Govern y ha apuntado que su intención es que sus encuentros lleven a una negociación bilateral entre los dos ejecutivos, entre dos gobiernos “de igual a igual”; es decir, un arreglo entre iguales: la Generalitat y el Estado. En su previsto encuentro, el representante de Puigdemont augura: “Él me dirá que quiere garantizar la unidad territorial, yo le diré que salgo de un referéndum y de una declaración de independencia, y aquí comenzaremos a hablar”. Y no sólo espera que los procesos de extradición fracasen, exige cambios en la situación de los presos y, sobre todo, su entrega al sistema de prisiones que controla la propia Generalitat.

Y por si queda alguna duda afirmó que no renuncia a ninguna vía para conseguir la independencia. ¿Está claro?

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