Sánchez, criticado por mostrar una imagen de lo que debería de haber sido la manifestación

Pedro Sánchez, en la manifestación de Barcelona. / Twitter
Pedro Sánchez –en el centro de la imagen–, en la manifestación de Barcelona. / Twitter

No es difícil adivinar el mensaje icónico de Pedro Sánchez, la unidad. Cualquier otra fotografía le obligaría a tomar posición sobre el problema planteado por los secesionistas.

Sánchez, criticado por mostrar una imagen de lo que debería de haber sido la manifestación

Escribió Susan Sontag que la fotografía moderna es una forma de mirar fragmentos de realidad cambiante.  Es por tanto una construcción a través de la que entendemos el mundo. Y como tal construcción encierra un mensaje, lo que quiere el autor que veamos.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE ha publicado en su cuenta de Twitter un mensaje sobre la manifestación de Barcelona acompañado de imagen. Es un plano general, ligeramente contrapicado, de la cabecera oficial de la manifestación, en la que se aprecia a las personas pero no aparecen ni las banderas, ni las pancartas que se situaban inmediatamente atrás y que protagonizan las fotos de portada de todos los medios escritos así como las imágenes televisivas. De inmediato, la citada cuenta ha sido abarrotada con mensajes de burla, acusaciones de manipulación o recordatorios de célebres retoques fotográficos.

Sin embargo una mirada atenta evidencia que la foto no ha sido retocada, sino elegida. De hecho en los márgenes si se atisban banderas nacionalistas. Es la elección, consciente por parte del autor, lo que solivianta a sus críticos, defensores según se deduce del sesgo rupturista que trató de imponerse a lo que en un principio era un acto unitario en memoria de las víctimas y contra el terrorismo. Tanto es así que la fotografía de la web socialista es similar a la de todos los medios

No es difícil adivinar el mensaje icónico de Pedro Sánchez, la unidad. Cualquier otra fotografía le obligaría a tomar posición sobre el problema planteado por los secesionistas. Una vez que había aplazado a esta semana la presentación de propuestas políticas sobre el conflicto catalán, trata de mantener la iniciativa. Hasta ahora se ha limitado a apoyar el recurso del Gobierno contra la ley catalana de referéndum y a demandar de Rajoy diálogo político. Cabe señalar que los dirigentes de los partidos de la oposición, PSOE, Ciudadanos o Podemos no han podido, si es que lo han intentado, mediar en el conflicto. El cortoplacismo de la política española también se ha materializado ante este problema. En consecuencia el diálogo  es imposible pues el Ejecutivo catalán ya está en otra fase y no quiere abandonar su estrategia, lo que a su vez ratifica a Rajoy en la postura inmovilista.

Nos encontramos así ante un choque de trenes anunciado e imposible de evitar. Tanto para el Ejecutivo estatal como para la Generalitat el desastre ya está descontado y se trata de llegar al día siguiente, es decir a la convocatoria de elecciones catalanas, con la esperanza por parte  del Gobierno central de que un nuevo gobierno catalán aunque secesionista  sea más dialogante. Para los dirigentes independentistas el objetivo sería mejorar la legitimidad de sus demandas ante una hipotética negociación. A muchos ciudadanos les  puede parecer incomprensible que un problema tan largamente anunciado haya evolucionado hacia la peor solución posible, sin posibilidad de reconducirlo. Cabe decirles que las últimas elecciones legislativas depararon tal heterogeneidad en las Cortes, que éstas funcionan para controlar y desgastar al Gobierno pero no pueden formar mayorías alternativas ni lograr acuerdos sobre los problemas principales. En términos políticos, el coste de cualquier acuerdo puede ser muy alto electoralmente. Así que mientras no existan otras mayorías, la política no resolverá problemas tan serios como el de Cataluña.

La mejor solución debería venir de la propia sociedad catalana más no es previsible a corto plazo. La posición del Gobierno catalán y de sus socios ha cerrado cualquier posibilidad de acuerdo social más amplio. Al tiempo, la movilización emprendida busca la inhibición de cualquier otro movimiento, aislado mediáticamente, asfixiado institucionalmente o acosado en la calle, como se vio el pasado sábado.

Pedro Sánchez está siendo criticado por mostrar una imagen de lo que debería de haber sido la manifestación. No fue así por culpa precisamente de quienes ahora lo critican. 

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