Desde San Caetano también se puede ejercer de estadista

Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. / Twitter
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. / Twitter
Alberto Núñez Feijóo sigue haciéndose oír en radios y televisiones, un día sí y otro también, con sus análisis sobre la situación política, la gobernabilidad, los pactos, y en general sobre lo que considera un momento crucial en la historia de España.
Desde San Caetano también se puede ejercer de estadista

Juega con esa ventaja. Él sabe que en la calle Génova no le van a desautorizar, incluso aquellos que no están para nada de acuerdo con sus tesis. Por eso Feijóo sigue haciéndose oír en radios y televisiones nacionales, un día sí y otro también, con sus análisis sobre la situación política, la gobernabilidad, los pactos, y en general sobre lo que considera un momento crucial en la historia de España. Cree que con los acuerdos de Sánchez e Iglesias y las negociaciones con el independentismo catalán y los "batasunos" lo que está en juego es el orden constitucional y el modelo autonómico, ante lo cual ningún presidente de comunidad de convicciones constitucionalistas debería quedarse callado por la cuenta que le tiene. Es obvio que el mensaje va dirigido sobre todo a aquellos barones  regionales del PSOE, con mando en plaza, que nunca simpatizaron con el "sanchismo", y a los que supone seriamente preocupados con la posibilidad de que salga adelante el "gobierno Frankenstein".

A Don Alberto se le ve cada vez más cómodo en el papel de estadista. Y no es, dicen en su entorno, porque Galicia se le haya quedado pequeña o porque ya no le motive seguir mandando en San Caetano, sino porque considera muy necesario que se escuchen voces de la periferia haciendo aportaciones al debate nacional desde otra perspectiva. Además está absolutamente convencido de lo mucho que se juega en este envite la comunidad gallega, al igual que el resto de las no gobernadas por nacionalistas o soberanistas. Feijóo siempre compartió la teoría de Fraga de que no hace falta estar en Madrid para hacer política "estatal". También desde Santiago, desde Oviedo, desde Toledo, desde Valladolid, desde Mérida y no digamos desde Sevilla se puede -y se debe- contribuir al buen funcionamiento del conjunto del país con planteamientos constructivos que al menos contrapesen la capacidad de influencia que siempre han tenido Cataluña o Euskadi.

La propuesta de Feijóo es que el PP, su partido, facilite la investidura de los socialistas y contribuya a la gobernabilidad a cambio de grandes pactos de Estado y acuerdos puntuales que fortalezcan el entramado constitucional y lo pongan a salvo de los ataques de los que quieren romper España. Para el presidente de la Xunta, el PSOE tendría que dar marcha atrás en el preacuerdo con Podemos y a partir de hoy plantear un diálogo con los "populares" que permita el desbloqueo y garantice una cierta estabilidad, la que el presidente de la Xunta considera imprescindible para afrontar la amenaza de crisis económica y el desafío secesionista en Cataluña. Claro que a Feijóo no se le escapa que mientras Pedro Sánchez y su equipo controlen el Partido Socialista esa posibilidad es más bien remota. Sin embargo, confía en que la posición crítica de exdirigentes de referencia y la presión de la parte menos sectaria de su electorado le hagan entrar en razón.

Que Sánchez sea investido o no, con qué apoyos y en base a qué acuerdos, que haya o no unas terceras elecciones generales en marzo, todo eso puede alterar el curso de la política gallega hasta el punto de condicionar la fecha de las elecciones autonómicas de 2020. Por ahora Don Alberto está por agotar la legislatura y convocarlas para septiembre, pero ya se se verá. Del mismo modo que está por ver que el candidato socialista sea Gonzalo Caballero. Feijóo dejó caer más de una vez en el Parlamento que a lo mejor el PSOE cambia de cartel. Lo dice porque a su entender si cae Sánchez, todo puede pasar, teniendo en cuenta que el socialismo gallego es ahora mismo una franquicia de la actual dirección de Ferraz. Ahora bien, tampoco es descartable que se intente replicar en Galicia el modelo del nuevo gobierno de España, si el Pepedegá pierde la mayoría y las matemáticas parlamentarias permiten una coalición a dos o tres bandas o una fórmula de colaboración no cohabitativa. Ahí es nada. @mundiario

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