Los resultados de las elecciones locales en España invitan a meditar

La secretaria general del PP.
María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP.

Casi todos los partidos y agrupaciones electorales, con un par de excepciones, dicen que les ha ido bien en algo, pero lo de entender el mensaje me suscita dudas, muchas.

Los resultados de las elecciones locales en España invitan a meditar

Casi todos los partidos y agrupaciones electorales, con un par de excepciones, dicen que les ha ido bien en algo, pero lo de entender el mensaje me suscita dudas, muchas.

> María Dolores de Cospedal: “Mantener la primera posición en las actuales circunstancias es un éxito”. Bien, perder más de 2,5 millones de votos y la mayoría del poder municipal y autonómico es para el PP un éxito, la historia recuerda que no es la primera vez que unas elecciones municipales marcan en España la señal de un cambio político más trascendente, sin acudir al cambio de régimen que produjeron en 1931, en 1995 y en 2011 al PSOE le mostraron, bien a las claras,  lo que le iba a suceder en las siguientes Generales. Da la impresión de que no se están enterando de lo que el electorado ha anunciado para un futuro bastante inmediato.

> Pedro Sánchez: “Nos proponíamos ser la primera fuerza política de la izquierda y lo hemos conseguido”. Cierto, pero el problema es que con toda la historia que le sirve de base al PSOE, solo con ser la primera fuerza en todos los ámbitos de España, y de forma muy contundente, el gran objetivo de ser motor de una sociedad más justa, en España y en Europa puede ser mínimamente satisfactorio. En especial teniendo en cuenta que ha surgido competencia en el espacio que le era propio casi en exclusiva y que, para conseguir ser primera fuerza en el conjunto del estado, esta vez habría bastado que el PSC hubiese aproximado sus resultados a los que conseguía cuando estaba más ligado a las tesis políticas del conjunto del PSOE. Parece que le falta enterarse de que la mayoría de electores quieren un partido con políticas identificables como socialdemócratas e internacionalistas (lo contrario de nacionalistas).

> Portavoces varios de Podemos, Mareas, etc.: “Vamos  a instalarnos en las instituciones”, “no negociaremos sillitas (sic)”, “quienes quieran acordar con nosotros tendrán que dar un giro de 180 grados a sus políticas”, “tienen que aceptar nuestras condiciones”, “nosotros solo nos vamos a apoyar en los ciudadanos”, etc. Vale pero …. Uno para instalarse en las instituciones hay que usar los votos de los diputados y concejales conseguidos para ocupar las presidencias, vice presidencias, secretarías y demás puestos de gestión y si los propios no llegan hay que negociar, si o si, las sillitas. Dos aun cuando han sacado muchos concejales y diputados, los partidos “clásicos” han obtenido muchos, pero que muchos más. Y tres, los ciudadanos ya han dado su apoyo y voto, y es a los electos a quienes les toca el turno de interpretar y ejecutar el encargo. No se quieren enterar que el tiempo de pedir y exigir a los otros ya pasó, que ahora son ellos lo que tienen que hacer.

> Albert Rivera: “La línea de negociación de Ciudadanos es que no habrá excepciones locales sino una política nacional homogénea”, “nuestros representantes no entraran en ningún gobierno que no presidamos” “el resultado de estas elecciones es solo un primer paso para alcanzar la Moncloa”. Bueno como presentación puede estar bien, sin embargo en los ayuntamientos es obligatorio poca gestión nacional y mucha local, el tráfico, la recogida de basuras, el suministro de agua, el alumbrado público, etc. que interesa al votante es el de su pueblo y su calle, o que para llegar a la Moncloa es más fácil hacerlo a aquellos partidos que triplican o cuadruplican su magro 6,5 %. Además de no enterarse, como Podemos, de que  es su hora de hacer y no de pedir, en especial en los municipios, y aún menos de que en Democracia quien están más legitimados para poner condiciones son los que sacan más votos.

Conclusión

Da la impresión que en las direcciones de los partidos casi nadie se entera de lo que para el ciudadano de a pie es de simple y pura lógica, casi perogrulladas.

Y una sugerencia, ante la fragmentación dada, y teniendo en cuenta que la gestión de los ayuntamientos es muy presidencialista, parece que es momento de plantearse una elección mayoritaria a dos vueltas, ya que lo de la lista más votada a una vuelta no se sostiene puesto que podría hacer alcalde a candidatos con menos del 20% del apoyo de los votantes. La Constitución lo permite con una sencilla modificación de la Ley electoral.

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