'Die Welt' habla de una clase política propia de una dictadura que es antialemana

El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

Las grandes crisis requieren medidas excepcionales y hoy la justicia no reacciona con la agilidad necesaria frente a los retos antidemocráticos que surgen cada día en España.

'Die Welt' habla de una clase política propia de una dictadura que es antialemana

Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, Alemania  hace un repaso de  su imagen exterior, y resalta  la situación económica de los países denominados PIGS con la corrupción como tema principal. España ocupa un lugar central y en el diario alemán Die Welt se apunta a “la falta de decencia de una clase política propia de una dictadura del Tercer Mundo” y que alienta  un clima anti alemán.

En España nos hemos acostumbrado a que lo indecente y anormal sea normal a fuerza de ser lo común;  la resignación parece ser la opción elegida. Es bueno leer que a otros no les parece normal y como tal se critica que un país que exporta a lo mejor de su juventud, se pague por un futbolista extranjero 100 millones de euros. Ya sé que se justifica de muchas maneras, es una empresa privada, genera beneficios al club y bla, bla bla,….pero no es normal.

Necesitamos buscar las causas centrales de la crisis y en dichas causas están los políticos, más bien diríamos los políticos que han ostentado el poder en los últimos 30 años. ¿Parece razonable esperar que los mismos que nos han traído hasta aquí nos saquen de atolladero? Haría falta ser muy iluso. La resistencia frontal a cambiar una ley electoral perversa, es un índice de que no podemos esperar nada de ellos,  ni nada de lejos parecido  al suicidio político de las cortes franquistas en los 70 y que dieron origen a una democracia que se ha tornado en esa “dictadura de una clase política propia del Tercer Mundo” y ejemplos tenemos constantemente como se perpetúan como especie en la nueva presidenta de Andalucía, en Valencia o la alcaldesa de Madrid, donde se mantienen las formas y se pervierte el fondo.

¿Es la justicia un brazo más de la política?

Con un sistema judicial independiente,  algunos políticos estarían en la cárcel o inhabilitados para cargo público, pero hoy la justicia, salvo honrosas excepciones, parece ser un brazo más de la clase política, algo que se aprecia con total claridad cuando algún incauto se atreve a denunciar atropellos. ¿Cómo podemos salir de este barrizal? ¿Cómo han salido otros? Miremos unos siglos hacia atrás.

En el siglo VI a.C. Grecia vivía un tiempo convulso, producto de la extrema concentración de riqueza en manos de los nobles, con los campesinos convertidos en esclavos, junto con sus familias si no pagaban el arriendo.  También los préstamos se aseguraban con la esclavización personal……. ¿podemos encontrar algún parecido con nuestro sistema bancario y las hipotecas, donde el banco hace una valoración de un bien que luego es la mitad y  se desahucia a familias teniendo que seguir pagando una casa  que no tienen y con la que sigue negociando dicho banco? .. Cuenta Aristóteles “La mayoría del pueblo se hallaba subyugado por unos pocos, y el pueblo se había sublevado contra los nobles. El alboroto era muy fuerte, y durante largo tiempo unos lucharon contra otros.

En medio de esa guerra civil, Solón fue elegido Arconte, con poderes extraordinarios y con la aquiescencia de las dos clases, nobles y no nobles, para salir de la crisis... Una de las primeras medidas fue anular las deudas de los campesinos que recuperaron las tierras embargadas según las leyes anteriores y derogar la ley según la cual las deudas se cobraban mediante la esclavitud del deudor y su familia. La nueva constitución afronta  una serie de cambios para dar más poder a las clases medias

Sus reformas afectaron desde las costumbres sexuales a los derechos de los hijos, pero sin duda una parte importante fue  la creación de La heliea, el tribunal de justicia supremo, compuesto por ciudadanos elegidos por sorteo.

¿Necesitamos una Heliea los ciudadanos españoles? Necesitamos aproximar y reducir los tiempos de la justicia porque no funciona y no es cuestión de ni de formas, ni de medios económicos;  es cuestión de personas. Quizás penas de cárcel deban de ser impartidas por los tribunales existentes, con todas las salvaguardas que existen; pero los hechos nos dicen que los ciudadanos necesitamos el poder para inhabilitar para cargo público rápidamente, a gente que aunque no fuera culpable penalmente, supone un daño a la sociedad a la que presume servir.

Ahora es noticia que la fiscalía denuncia a Narcís Serra y otros cargos directivos de Caixa Cataluña por administración desleal y es que no hace falta ser juez para saber que si tu empresa va tan mal que necesita un rescate, su presidente, el máximo responsable, no debe de subirse el sueldo hasta la  estratosfera. Se imaginan un tribunal de ciudadanos mayores de 50 años, elegidos al azar, cuanto tiempo necesitaría para inhabilitarlo para cargo público? Pues la fiscalía solo para denunciarlo ha necesitado años. ¿Podemos aguantar este sistema sin convertirnos en un país tercermundista? Un ministro francés habla de acción o resignación ante grandes retos y el de la sociedad española es de los gordos. ¿Que elegimos? Los hechos hasta ahora nos hablan de resignación.

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