La reservada visita de Yolanda Díaz se une a los secretos vaticanos

Es muy curioso el imaginario que se está creando alrededor de Yolanda Diaz, incluso en un artículo en La Vanguardia, el que fuera edecán mayor de Pedro Sánchez, Iván Redondo, vaticina que en las próximas elecciones la conjunción femenina que encabezaría sería capaz de superar al mismísimo PSOE y que éste estaría moralmente obligado, a la recíproca con el apoyo que recibió de los comunistas de Unidas Podemos, a entregarle sus votos para formar Gobierno (también de coalición, pero mandando Yolanda) y, anoten bien, con el respaldo de los diversos partidos que ayudaron a llevar a Sánchez a la Moncloa; es decir, los independentistas y separatistas. Y si, además, cuentan con la bendición del Papa, la cosa promete. Es una cuestión de fe.

Debo confesar que después de todo lo que uno ha visto en la vida, aparte del asombro, no sabría yo interpretar su devota visita, precisamente al Papa. Puede ser que detrás de todo esto esté una novedosa campaña de imagen, como algunos dicen, para captar votos de la derecha y tranquilizar la conciencia de los comulgantes en que no puede ser cosa mala que llegue a gobernar España una comunista del Gobierno, obviando, por cierto, que ese mismo Gobierno tiene el proyecto de remover precisamente los pactos con el Vaticano y los privilegios de la Iglesia en España. A ver si fueron a hablar de eso.

Se denomina “visita ad limina apostolorum” la que todos los obispos diocesanos deben hacer cada cinco años al Papa para explicar cómo van las cosas en la diócesis que gobiernan. Una congregación de obispos las organiza. No me dirán que se parece mucho a eso la que acaba de hacer al pontifica argentino la camarada Yolanda Díaz, que se sepa nunca ha abjurado de sus principios marxistas o de aquello que la religión era el opio del pueblo. Es más recientemente se reafirmaba en su fidelidad al comunismo y a su aplicación en países como Cuba. Pero, aparte del inevitable parecido a lo de los obispos, ¿qué tiene que explicarle a Francisco la señora Díaz sobre la reforma laboral española. ¿Acaso iba a implorar su bendición? ¿Y cómo se le ocurrió y como lo gestionó y como el protocolo vaticano la recibió con el trato que sólo se dispensa a jefes de Estado? Es asunto reservado, pero la imaginería popular celtibérica ha encontrado un filón para caricaturas diversas.

El contenido de la entrevista no puede ser revelado

La camarada Díaz ha dicho que su conversación con el Papa no puede ser revelada. Ya. Hombre, por lo menos los obispos cuentan algo. Su visita reglada regulada en los cánones 399 y 400.34 del Código de Derecho Canónico. La espontánea visita de Yolanda a “Su Santidad”, como ella dijo es algo insólito. Iba de negro, como mandan los cánones del protocolo, sólo le faltaba, ya puestos, la tradicional mantilla de encaje, el misal y el rosario de nácar. Lo del detalle de la estola de materiales recuperados fue un detalle. Impresionaba la devoción con que fue entregada.

Pero ahora sabemos más cosas de esa sorprendente visita. Para empezar, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social no viajó sola. La acompañaba un nutrido séquito y permanecieron en Roma algo más de un día. La Moncloa puso a su servicio un falcon del grupo reservado a los vuelos de Estado, que por cierto tiene un esmerado cátering. Pese a que la iniciativa fue particular de la ministra, se pusieron a su disposición todo lo que precisara por parte del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que se ocupa de las relaciones con el Vaticano.

Llama la atención de los expertos en esto de los protocolos vaticanos, que pese a ser una visita particular, durase 40 minutos. ¿De qué se trató tanto tiempo eso que Yolanda consideró “privado”? Y, por cierto, que va a hacer la ministra con los rosarios y textos magistrales con que la obsequió el Papa. Como se sabe, por otro lado, desde que preside y usa a su antojo los falcon el presidente Sánchez, se entiende que todo lo relativo al uso de estos aviones es secreto por motivos de seguridad. Menos mal que supimos que la reunión de la ministra comunista fue para ella muy emocionante. Menos mal. @mundiario