Represiones inadmisibles

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Acueducto de Segovia. / RR SS

No escribiré sobre temas tan candentes. Suficientes comentarios y opiniones a tales respectos hay. Algunos hasta soy capaz de leerlos. Por puro aburrimiento, supongo. Para mi que este tipo de gente, - supuestamente escritora y que así se consideran - que piensa cómo sus comentarios y opiniones van a crear pauta y dechados de sabidurías y rectitudes, son incapaces siquiera de adivinar que sus dádivas, análisis y consejos son poco menos que una boñiga subida en lírica bicicleta pinchada.

Particularmente, me resulta difícil y aburrido volver a escribir después de un cierto tiempo sin hacerlo. Como no es mi deseo escribir sobre los temas más acuciantes de la actualidad prestada, intento - dentro de mis parcas posibilidades- dejar al reposo las nuevas que me hayan impactado (bien por execrables, bien por increíblemente necias) y, después, a fuego lento neuronal, escribir sobre ellas por si alguien tiene a bien leerlas.

No estoy de vacaciones estivales precisamente. Todo lo contrario. Estoy currando a base de bien debido a mi irredenta búsqueda de nuevas sensaciones; de nuevas experiencias. ¡Siempre alimentan mis más que exageradas dudas!

¡Al tajo pues! No escribiré sobre lo mal que me ha sentado en la barriga los supuestos escarceos del rey retirado, con legales privilegios vitalicios, con una especie de corista venida a menos que pretende reverdecer laureles ajados de primera página rosácea, acusándole -al rey, digo- de haberla engañado en múltiples ocasiones con un dinero supuestamente birlado. Oye, que ya tienen los dos una edad para tanto tejemaneje. Y algunos de nosotros ya estamos acostumbrados a tales desmanes. ¡Por otro más!

Tampoco escribiré sobre las trifulcas que se están armando entre dos hermanos de sangre partidista; que pareciera que se están tirando sutilmente a la yugular del contendiente. Caiga quien tenga que caer. Total ‘pa ná’. Ni del cementerio acuático en que se está convirtiendo el “mare nostrum” por culpa de unos insensatos que creen que van a vivir mucho mejor en países ajenos, y de unos desalmados que no les permiten desembarcar en sus costas por si ensucian sus aceras.

No. No escribiré sobre temas tan candentes. Suficientes comentarios y opiniones a tales respectos hay. Algunos hasta soy capaz de leerlos. Por puro aburrimiento, supongo. Para mi que este tipo de gente, - supuestamente escritora y que así se consideran - que piensa cómo sus comentarios y opiniones van a crear pauta y dechados de sabidurías y rectitudes, son incapaces siquiera de adivinar que sus dádivas, análisis y consejos son poco menos que una boñiga subida en lírica bicicleta pinchada.

En realidad,  no dejan de ser el reflejo y - a veces ( muchas, demasiadas) -plagio de otros previos. Sin esforzarse mucho en descubrirlo, mire usted. Como escribí previamente, el crisol del tiempo calma los ímpetus a los que pueda llevarnos algunas noticias imposibles de creer en primera vista. Hasta que la cotejas, confrontas y compruebas que...han sido ciertas. Tan ciertas como que hemos nacido e, irremediablemente, un día -espero que lejano - nos va a quitar de en medio la impúdica parca.

A un servidor se lo llevaron los demonios un veintidós de junio de los presentes al leer en un diario llamado “EspañaDiario.es” que un tal “Jesús Arroyo”, economista el tipejo y colaborador de Mediaset y Telemadrid, estaba recopilando firmas en una tal “Change.org” a fin de conseguir que el “Acueducto de Segovia” fuese derruido, arrasado, desmoronado, asolado (y no sé cuántos verbos más). ¡Con un par!

Y, claro está, buscando en la famosa pagina ‘Change. org me pasmo al ver que ya llevan no sé cuántas miles de firmas para conseguir tan magnánima propuesta. ¿El motivo de tan disparatada propuesta? La Represión inadmisible. ¡La represión inadmisible de tales monumentos por las hordas romanas! (Desconozco si Viriato y sus turbas tomaron parte en la construcción de tal adefesio represivo...pero todo puede ser...todo puede ser).

De veras se lo escribo, estimado lector y lectora (por cierto, si para evitar la repetición sexista de ‘ciudadano y ciudadana’ se ha propuesto ‘ciudadanía’ para quedar bien con toda la basca, ¿qué término debería ser adecuado para evitar ‘lector’ y ‘lectora’ y que no se mosqueen los/las de siempre y para siempre? ¿Lectoralista tal vez?), al leer tal noticia -cotejada como dije- me desbocaron todos los ácidos gástricos, intestinales y hasta el ribonucléico  y desoxirribonucleico... que me los vi yo como salían en estampida por todas mis carnes. Y decidí no firmar tal propuesta. Pues faltaría más.

El texto completo del ínclito tiparraco, Jesús Arroyo, lo ‘copio y pego’ de original. ¡Que no se me diga a mi ‘inventador’ de esperpentos. He ahí: Lamentable que siga habiendo en España un símbolo de la mayor represión que ha existido en nuestra Historia. Ruego difusión para que el Gobierno derribe de una vez el acueducto de los opresores romanos. Tuit de Jesús ArroyoY ahora yo, no tengo otra que difundirlo también. En realidad, pretendo difundir que la estupidez (algunos groseros, cuál yo mismo, prefieren el termino ‘gilipollez’, pero bueno está) supera con creces la infinitud (que dicen que dijo el empecinado experto en citalogía don Alberto Einstein). ¡Mira que si me da la vena y firmo la petición del estrafalario economista!

Eso sí, sería -en todo caso- con alguna que otra condición sine qua non: Destrucción total y absoluta de: Torre Eiffel, Parlamento de Budapest, Óperas de Viena y Praga, Museo del Prado, Catedral de Compostela, Golden Gate, Sirenita de Copenague, David de Michelangelo, el Coliseo romano (¡Estos romanos están locos (Obélix)!), el Machu Pichu, el Tal Mahal, Petras de Jordania, la Muralla China, la Torre de Pisa (que está tumbada), Versalles, la Alhambra granadina, Santa Sofía de Estambul, las Pirámides de Egipto, el Big Ben, el Vaticano entero con todas sus pertenencias....(...) Y unas cuantas muchas más. Uy, que me quedo sin folio.

Diga usted que sí señor don estúpido Jesús Arroyo. ¡A cargarnos todo lo que se menea y lo que permanece inmóvil! Campos, ciudades y monumentos arrasados en nombre de la inadmisible Represión. Pero, por favor, no destruyamos la inmensa boñiga que quiero regalarle para que se envuelva diariamente en ella y pase suavemente de la vigilia al sueño ininterumpidamente.  

Si será usted cretino. Y los firmantes ya, ni les cuento oigan... ni les cuento. @mundiario

 

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