Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se quedan en un punto muerto

Raúl Castro y Barack Obama.
Raúl Castro y Barack Obama.

Los recientes acercamientos entre Washington y La Habana se quedan en el aire tras el triunfo de Trump, quien no ha dejado ver si quiere continuar el trabajo de Obama.

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se quedan en un punto muerto

Hace algunas décadas Donald Trump aseguraba que estaba enamorado de Cuba y su gente. Llegó incluso a decir que estaba dispuesto a ayudarlos a recuperar su esplendor económico en cuanto las leyes se lo permitieran. Hoy, como presidente electo, ya no puede darse el lujo de ver a la isla como un nuevo centro de negocios y debe enfocarla como un asunto de Estado.

Barack Obama inició los acercamientos diplomáticos con el país caribeño en 2014 e inició así el resarcimiento de las relaciones entre Washington y Cuba. Su mandato termina el 20 de enero del otro año y todavía no se sabe si su trabajo será extendido por Trump. "No sabemos qué va a pasar. La situación podría volver a donde estaba antes, con contactos más restringidos entre gobiernos, recobrando fuerza las sanciones del embargo y reduciéndose el contacto entre los pueblos. El deshielo está en peligro", asegura Jorge Duany, del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Florida.

Obama consideró en su momento que la mejor forma de reestablecer la democracia en Cuba era facilitar el intercambio económico y humano entre ambos países. Hizo más flexible el sistema de remesas, suavizó las condiciones para que los estadounidenses pudieran viajar a la isla caribeña, reabrió vuelos regulares, firmó permisos para que varias empresas pudieran entrar en negocios con pares cubanos y autorizó que sus compatriotas trajeran del Caribe el ron y los puros que quisieran.

En su faceta de empresario probablemente Trump estaba más que satisfecho con esas medidas. La cuestión ahora yace en qué hará el Trump presidente.

Y no es precisamente que vaya a cancelar todo lo relativo a Cuba como sí hará en otros asuntos, pero nunca ocultó que el trabajo de Obama no es al 100% de su agrado. "Está bien, pero creo que deberíamos haber hecho un trato mejor", dijo en relación a las medidas del todavía titular del Ejecutivo Federal. Trump visitó a los veteranos en la Bahía de los Cochinos justo dos semanas antes de las elecciones. El magnate prometió que no se sentará a dialogar con Raúl Castro hasta que no se garantice la apertura total de las libertades civiles.

Fue un discurso para seducir el voto anticastrista pero que podría replegar cuando verifique los intereses de algunas de sus tantas empresas y otras compañias como Starwood  (cadenas hoteleras), Caterpillar ( carencias de maquinaria de construcción), Google (por la falta de internet) e incluso PayPal (necesidad de crear un sistema bancario).

"Trump ha dicho varias cosas y yo me quedaría con la primera: la de replantearse el acuerdo, a lo que habría que preguntarle: “Bueno, ¿pero qué quieres? ¿Hacer más y mejores negocios?” Si es así la pelota está de su lado: tendría que obligar a sus colegas republicanos a levantar el bloqueo. Si su política es la que anunció en Miami al final de la campaña, eso es vino viejo", dice Carlos Alzugaray, diplomático retirado en Cuba.

La victoria electoral de Trump deja en un punto muerto a los cubanos de ambos lados. El endurecimiento de las políticas entre ambos países podría complicar el flujo económico y familiar entre ambos.

Este revés coincide con la primera vez que los votantes cubanos se posicionaron al lado del Partido Demócrata. De acuerdo a Latino Decisions los oriundos de la isla votaron en un 50% por Clinton y un 48% por Trump. En 2012, año en que Obama fue reelegido, hasta un 62% votó por el entonces candidato republicano Mitt Romney.

Al momento, Cuba tan sólo ha emitido un mensaje de felicitación para Trump casi por reglamento. A la vez, aunque sin relacionar ambas cosas de forma explícita, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) han anunciado maniobras militares para la semana entrante.@hmorales_gt

 

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