Tras aprobarse la reforma laboral de forma agónica, en España seguirá el postureo continuado

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso. / Twitter.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso. / Twitter.

El liderazgo de Yolanda Díaz queda comprometido tras haberse resignado a que su principal proyecto sea aprobado con los votos de Ciudadanos y con el voto erróneo del Partido Popular.

Tras aprobarse la reforma laboral de forma agónica, en España seguirá el postureo continuado

En una sesión parlamentaria tensa que derivó en sainete, el Gobierno consiguió que se aprobase la reforma de la legislación laboral gracias a un error en el voto de un diputado del PP. Antes habían fracasado todos los intentos para que fuese apoyada por los aliados habituales del Gobierno de coalición: ERC, PNV, BNG, Bildu. La Ministra de Trabajo, que ha sobreactuado desde hace meses sobre el contenido de la reforma, no ha sido capaz de mantener la unidad con los partidos que hasta ahora sostienen al Gobierno. Su liderazgo queda comprometido tras haberse resignado a que su principal proyecto sea aprobado con los votos de Ciudadanos y con el citado voto erróneo. Pésima imagen para quien ha puesto más énfasis en las fotos que en los contenidos.

El resultado de la votación retrata al Parlamento actual, donde están presentes numerosos partidos políticos minúsculos con escaso compromiso ante los problemas generales del país, más atentos a los intereses locales que representan. Unas condiciones que transforman cada votación relevante en un mercadeo de votos a cambio de concesiones gubernamentales de todo tipo.

Para aquellos partidos que dirigen gobiernos autonómicos, como ERC y PNV, el cálculo es más sofisticado pero siempre primando los intereses estratégicos de su gobierno territorial. Para el PNV la posición de Bildu es determinante pues es su competidor directo como lo es para ERC el socialismo catalán. Si para los nacionalistas vascos era impensable colocarse frente a su rival dentro del espectro nacionalista en un asunto tan sensible como las relaciones laborales, para el Gobierno catalán, presionado por JxCat y la CUP de los que depende, el voto favorable necesitaba contrapartidas visibles que, al parecer, no fueron ofrecidas por los negociadores gubernamentales.

El BNG, como Bildu

En cuanto al BNG la votación negativa le permite reforzar su base sindical, la CIG, frente a los sindicatos estatales, mientras sigue marcando perfil de alternativa en Galicia. Exactamente igual que Bildu en el País Vasco.

Ciudadanos ha visto una oportunidad para entonar el canto del cisne. Por una vez sus votos eran imprescindibles aunque insuficientes. Su apoyo al Gobierno, tanto si es ocasional como si a parte de ahora es más habitual, no modificará su ocaso, lastrado por grandes errores estratégicos y por su paulatina desaparición del territorio. Es la derecha que pudo ser y no fue por sus propias limitaciones. Pero en esta ocasión ha prestado un doble servicio inestimable. De un lado colaborando para la aprobación de una norma prioritaria para el Gobierno. De otro rompiendo el bloque de la derecha y, por una vez, evitando la perniciosa división en bloques que tanto está perjudicando a la política española.

Desde MUNDIARIO hemos calificado la España en discordia permanente que resulta de la política de bloques como esterilizante e improductiva

La geometría variable, guste o no, es la mejor forma de gobernar ante la atomización del Congreso que algunos comentaristas tildan de macedonia por la variedad de especies incluidas. Desde estas páginas de MUNDIARIO hemos calificado la España en discordia permanente que resulta de la política de bloques como esterilizante e improductiva.

Portada del libro España en discordia, de José Luis Méndez Romeu. / Mundiediciones

Portada del libro España en discordia, de José Luis Méndez Romeu. / Mundiediciones

Votos debajo de las piedras

La parte socialista del Gobierno ha hecho lo que debía: buscar votos debajo de las piedras. Si bien lo ocurrido con los dos diputados de UPN resucita las sombras del tamayazo, el PSOE estaba obligado a conseguir lo que la Ministra de Trabajo no supo o no quiso intentar, armar una coalición de voto en paralelo a las negociaciones con los agentes sociales. En medio del caótico proceso de votación el PSOE consigue debilitar a Yolanda Díaz en términos electorales y de imagen.

El PP ha hecho ruido, mucho ruido contra la reforma laboral. Una descalificación global que se vuelve contra ellos en la medida en que los últimos datos del mercado laboral indican que la reforma ya ha conseguido resultados antes de ser aprobada, pues en enero aumentaron notablemente los contratos indefinidos. Es cierto que son contratos por jornada incompleta o fijos discontinuos, pero, aunque sea levemente, mejoran el dato anterior. Como será una mejora objetiva que los salarios en las subcontratas se rijan por la tabla salarial más alta, de la parte contratante y no por la más baja de la subcontrata. Por otra parte es difícil resultar creíble descalificando una reforma firmada por los agentes sociales, hecho poco frecuente.

La votación deja la imagen de un Gobierno al límite, fiando el resultado de una votación estratégica al apoyo de un grupo de la derecha mientras desaira a sus aliados naturales con una mezcla de soberbia e inflexibilidad impropias de una coalición minoritaria en las Cortes. También deja otro hecho preocupante: es probable que varios de los grupos que han votado en contra de la reforma lo hiciesen calculando que sería aprobada de otras formas. El resultado les habrá abierto los ojos ante un Gobierno que parlamentariamente ha estado al borde del abismo.

La pésima imagen que ofrece un Parlamento dominado por el cortoplacismo y los intereses locales o territoriales sólo favorece a Vox

La pésima imagen que ofrece un Parlamento dominado por el cortoplacismo y los intereses locales o territoriales, en el que casi nadie se esfuerza por plantear horizontes más ilusionantes y comprometidos, sólo favorece a Vox. Su discurso simplista, contra todo y contra todos, deviene el más claro. No se prestan al regateo, no pactan, no transigen. No gobernarán en ningún lugar, tampoco les interesa, pero mediatizarán gobiernos, como ya hacen en Madrid. Frente a ellos la alternativa no es adjetivarlos (fachas, reaccionarios, extrema derecha, radicales) con palabras desgastadas, sino proponer ideas fuertes, objetivos ambiciosos y creíbles, debates más rigurosos que los titulares de la prensa del día, ya sea un festival musical, unos abusos sexuales o la afirmación solemne de que Rajoy conocía la corrupción.

Como anunció algún portavoz parlamentario durante el debate de la reforma laboral, la vida política sigue al día siguiente… de la misma forma. Veremos más votaciones agónicas, más tacticismo, ningún cambio de actitud, el mismo debate cansino de acusaciones hueras y postureo continuado. Guste o disguste, es lo que eligieron los ciudadanos, bien es cierto que de entre un menú de opciones formado por listas cerradas y bloqueadas de modo que lo tomas o lo dejas. @mundiario

Comentarios