Redes sociales, izquierda y derecha

Montevideo, capital de Uruguay.
Montevideo, capital de Uruguay.

Llama poderosamente la atención que el debate electoral en Uruguay esté centrado en el déficit fiscal, como si fuera la causa de todos los males.

Redes sociales, izquierda y derecha

Estamos a poco más de 20 días para que se realicen las elecciones internas en Uruguay. No hay grandes novedades, porque siguen liderando claramente Daniel Martínez en el Frente Amplio, Luis  Lacalle Pou en el partido Nacional y Julio María Sanguinetti en el partido Colorado. Sin embargo, en toda conversación sobre estas elecciones aparece el nombre novedoso de Juan Sartori, un empresaro que nació en Uruguay, pero nunca participó en la vida política del país, ni tan siquiera como ciudadano votante. A 6 meses de su presentación es tan conocido como Daniel Martínez y más conocido que el resto de los candidatos del Frente Amplio. Las recientes elecciones europeas nos pueden ayudar para comprender nuevos fenómenos.

    Un reciente artículo en Der Spiegel nos muestra las características de estas elecciones. Los dos grupos mayoritarios, el partido Popular y la Social Democracia bajaron su representación parlamentaria y ya no están en condiciones de designar nuevo presidente de la Comisión Europea. Mejoraron sensiblemente los representantes de los partidos Verdes. En cambio tuvieron un fracaso estrepitoso los partidos de izquierda  izquierda. Busquemos algunas causales.  Decíamos en la nota pasada que cuando la izquierda se divide pierde, como fue el caso de Podemos en España. Otros le atribuyen a la izquierda izquierda falta de renovación, con categorías históricas  alejadas de la realidad e inclusive, con programas obsoletos. Otros lo atribuyen al alejamiento de estos partidos de organizaciones sociales que jugaron un papel relevante en el  pasado. También se plantea  la menor fuerza de las organizaciones de trabajadores. En América  Latina la pérdida de los partidos de izquierda y progresistas como en Brasil, Argentina y Chile se muestran elementos vinculados a la corrupción, a la derechización de los mismos y a sus limitaciones programáticas. Por ejemplo, en ningún caso pudieron avanzar en cambios sustantivos en la estructura productiva y en la matriz productiva, que permitieran mayores avances en los procesos de industrialización y los servicios y siguieron exportando recursos naturales, con bajo valor agregado y limitado contenido tecnológico.

    En las elecciones europeas quienes avanzaron significativamente fueron los partidos de extrema derecha que ya  gobiernan en Italia, en Austria, Polonia y Hungría. En Francia el partido de Le Pen fue ganador sobre el de Macron y los partidos que defienden el Brexit ganaron en el Reino Unido. La extrema derecha ganó en los EE UU con Trump  y sigue avanzando en Europa, que no ha conseguido recuperarse de la crisis económica del 2008. En los últimos años aumentan las desigualdades, los salarios no crecen, hay problemas de desocupación en Europa y entra el miedo, a  perder el empleo, a la presencia de los inmigrantes. Pero también la novedad  la muestran los análisis de las redes sociales sobre esta nueva situación. Hay analistas que plantean que los votantes de la extrema derecha se informan a través de las redes sociales, como Facebook, Twitter, Youtube e Instagram. Que ya no  pesan ni los diarios, ni las radios ni la televisión. Parecería también que son relevantes los papeles de algunos estrategas de la extrema derecha como el norteamericano Bannon de mucha influencia en la campaña electoral que dió el triunfo a Trump.

    En América del Sur se siente la influencia de la extrema derecha con el triunfo de Bolsonaro, la creación del Grupo de Lima y de Prosur contra la Unasur, para intentar derrocar al gobierno de Maduro en Venezuela. En este caso, con una cara muy visible del gobierno de los EE UU  comandando estas operaciones. EE UU no es ajeno a estos avances de la extrema derecha en la región.

    ¿Cúanto pueden jugar las redes sociaqles y la extrema derecha en el caso del Uruguay? Surgen dos novedades en estas elecciones internas. Las candidaturas de Manini Ríos y de Juan Sartori. Sin duda Manini representa por lo menos a la derecha, y es conocido por alrededor del 70% de la población. La  novedad sería que pudiese alcanzar alguna banca en el parlamento. En el caso de Sartori, una especie de  outsiders de la política, ha logrado hacerse conocer con mucho dinero para publicidad, por mucha presencia en los medios de comunicación, pero también en las redes sociales y con asesoramiento profesional, a la luz de los temas que propone o de decisiones relevantes como apoyar el referendum que propone Larrañaga de Vivir sin miedo, despues de criticarlo.¿ Hay algún Durán Barba o Bannon o alguien de ese estilo que está utilizando en forma hábil las redes sociales y las presentaciones de Sartori? ¿Las elecciones europeas le pueden servir de ejemplo a Sartori? ¿Qué va a ser Sartori el 1 de julio si no quiere ser parlamentario? ¿Los votos de Sartori el 30 de junio irán al partido Nacional o a otros partidos para octubre y noviembre?

    Mientras tanto se sigue desarrollando la campaña electoral, donde los temas económicos adquieren relevancia. Sin embargo, llama poderosamente la atención que el debate esté centrado en el déficit fiscal, como si fuera la causa de todos los males. El país no tiene problemas urgentes de deuda externa, porque tiene más de la mitad en moneda nacional, tiene elevadas reservas  internacionales y apoyos financieros de organismos internacionales si hubiesen desequilibrios superiores a los actuales. El déficit fiscal no es causa de la inflación y la política fiscal es relevante para el crecimiento, el empleo y la distribución del ingreso. Estos últimos siguen siendo factores fundamentales para atender y apoyar, para alcanzar el cuarto gobierno del Frente Amplio. Pero también es  indispensable tener programación y política para el uso de las redes sociales en Uruguay, por parte de la izquierda y que los Sartori y los Manini no nos agarren de sorpresa. @mundiario

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