El rechazo a la candidatura de Clinton deja en jaque al Partido Demócrata

Hillary Clinton.
Hillary Clinton.

La exprimera dama será coronada en la convención nacional del partido pese al amaño de las elecciones primarias y su errático historial. La élite del partido no cree en ella.

El rechazo a la candidatura de Clinton deja en jaque al Partido Demócrata

Filadelfia recibirá a partir de hoy lunes a la gran Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) y lo hará en un tiempo que es especialmente difícil para el Partido Demócrata. En medio de ese caos organizacional se encuentra Hillary Clinton, quien será coronada como la candidata presidencial pero que no cuenta con la bendición de los altos mandos del partido. Pero lo cierto es que los problemas empezaron desde antes que el evento tomase lugar.

Debbie Wasserman Schultz, jefa del Comité Nacional Demócrata, presentó su renuncia a su puesto luego de que Wikileaks haya filtrado 19,000 correos que dejan en evidencia que el partido amañó las elecciones primarias para favorecer a Clinton en perjuicio de Bernie Sanders, el otro gran aspirante a la nominación presidencial. Las esperanzas de unificación de Clinton pasan porque el odio de Trump pueda más que sus escándalos propios. 

Para el gran cónclave, Clinton no tiene preparado nada especial. Como lo ha hecho desde que llegara a la cantidad de delegados necesarios para afianzarse su candidatura, la exsecretaria de Estado pronunciará un discurso advirtiendo de los serios peligros que tendrá su país si Donald Trump, presidenciable republicano, llegase a la Casa Blanca. Trump ha prometido mandar de vuelta a casa a millones de inmigrantes, construir un muro más grande entre México y Estados Unidos y prohibir la entrada a musulmanes. 

"Cuando alguien dice ‘sólo yo puedo arreglarlo’, deberían dispararse las alarmas", dijo Clinton en alusión al magnate que se atrevió a decir durante la convención republicana que él bastaba para arreglar la situación que atraviesa su país, que según él mismo, es de violencia y caos general. "Eso no es una democracia. Hicimos una revolución porque no queríamos que un solo hombre tomase todas las decisiones por nosotros", continuó la virtual candidata presidencial demócrata.

Es precisamente esa demencia en algunas de las palabras de Trump las que aprovechará Clinton para unir a todos los militantes de su partido. "La convención de la oscuridad y la intemperie, de la ruina y la depresión, de la noche oscura de América, servirá como fuerza galvanizadora para unir el partido", profetiza Chris Lehane, quien fuese asesor del esposo de Hillary, Bill, durante los años 90'. "A la hora de alinearnos para combatir la tormenta del trumpismo, creo que todas las alas del partido entienden que en esto estamos juntos", prosigue Lehane, antes de agregar que "la convención de Trump ha servido en bandeja a la convención demócrata y de Clinton la posibilidad de enviar un mensaje positivo, unido y orientado al futuro". 

Pero previo a todo, los demócratas deben sanar las heridas internas antes de que la hemorragia les traiga mayores problemas. 

Los simpatizantes de Sanders, quien con su discurso revolucionario llegó al corazón de los más jóvenes, hicieron pasar por la guillotina a Debbie Wasserman-Schultz, presidenta del Comité Nacional Demócrata. Wasserman-Schultz formó parte del gran circuito de amaño de las elecciones primarias, el cual funcionó para favorecer deshinibidamente a Clinton. La verdad se destapó tras la filtración de nada menos que 20,000 correos del DNC, compartidos por Wikileaks. Los seguidores de The Bern ven en Clinton una agente doble de Wall Street.

Pero la cabeza de Wasserman-Schultz no sació al movimiento sanderista y el veterano senador de Vermont forzó la creación de una reforma para el sistema de delegados en las futuras elecciones. Una de las nuevas medidas será, por ejemplo, quitarle importancia a los superdelegados, que son delegados sin compromiso encargados de desempatar las elecciones y que en este caso se inclinaron a favor de Clinton. 

Pero la concesión de mayor calado de los simpatizantes de Hillary a los de Sanders es el programa electoral. El programa no es precisamente vinculante para el candidato pero refleja fielmente al partido. El Partido Demócrata presentará a Clinton para las elecciones del 8 de noviembre, pero lo cierto es que es a estas alturas mucho más progresista (como Sanders) que antes de que The Bern se uniera a sus filas. Se incluyen medidas como el salario mínimo de 15 dólares la hora, universidad gratuita para la clase media, o los permisos de 12 semanas por maternidad.

La nominación de Tim Kaine como candidato a vicepresidente fue un serio error del equipo de Clinton. La exprimera dama quería ganarse el favor de los líderes del partido y mostrarles que está dispuesta a presentar un proyecto progresista, pero terminó optando por un hombre pragmático en lugar de ideológico.

En pleno año de furor populista contra el establishment, Clinton (exprimera dama, exsenadora y exsecretaria de Estado) y Kaine (exalcalde, exgobernador y senador), no hacen sino rociar gasolina al incendio que desatan los discursos de Trump y de Sanders. Pero la candidata presidencial deberá preocuparse especialmente de los movimientos del primero, un empresario de bienes raíces convertido a la fuerza en político, especialista en manipular masas y jugar con los medios de comunicación.

Clinton tiene mucho por hacer. Debe encontrar la forma de que su partido cierre filas en torno a ella sin esperar que el motivo para ello venga del otro bando, a la vez que ofrece algo mejor que la caja de pandora que se abrirá en cuanto Trump llegue al poder sin caer en la epifanía de que los Estados Unidos de Barack Obama son lo más cercano al paraíso. @hmorales_gt

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