Rajoy pasa de reunirse con Puigdemont y niega convocar elecciones generales

Mariano Rajoy, jefe del Gobierno español. / @marianorajoy (Twitter)
Mariano Rajoy, jefe del Gobierno español./ @marianorajoy (Twitter)

El presidente de Gobierno ha comparecido por primera vez tras el esperpento que sufrió su partido el jueves en Cataluña, en el que quedó con sus peores resultados históricos.

Rajoy pasa de reunirse con Puigdemont y niega convocar elecciones generales

Las elecciones de este 21 de diciembre en Cataluña han dejado a Mariano Rajoy en una situación delicada. El triunfo de Ciutadans no ha impedido que se formara una mayoría separatista en el Parlamento y el presidente ha tenido que salir a ofrecer un diálogo "dentro de la ley, constructivo, abiertoy realista". Rajoy sabe bien que los partidos independentistas son quienes llevan la sarten por el mango pero eso no quita que se sieta orgulloso de haber activado el artículo 155 de la Constitución para dar salida a la crisis catalana mediante estos comicios con los que pretendía "restaurar la legalidad". De paso, el presidente del Gobierno ha dado largas a la solicitud que le hizo expresamente Carles Puigdemont para tener un encuentro cuanto antes, pues explicó que de hablar lo hará solo con quien sea elegido nuevo presidente de la Generalitat.

“Haré un esfuerzo por mantener un diálogo con el gobierno que salga de estas elecciones, pero también haré un esfuerzo para que la ley se cumpla”, dijo a la salida del Consejo de Ministros. "Espero que el nuevo gobierno abandone la unilateralidad y que no se sitúe fuera de la ley”, prosiguió. Rajoy quiso bajarle un poco de humo a los separatistas, que han celebrado que los resultados de estas elecciones demuestran el éxito de la empresa secesionista de Puigdemont. "La fractura en la sociedad catalana es muy grande. Llevará su tiempo recomponerla y esa debe ser la primera obligación de todos los partidos políticos. La necesaria reconciliación debe venir desde el respeto a la ley y a todos, las minorías y las mayorías", dijo tras recordar que esta vez estas fuerzas tienen menos escaños que en 2015.

Como sea, volviendo a lo del principio, la jornada del jueves dejó tres duros golpes para el presidente. Primero, su partido, el PP, se quedó con tres escaños menos de los que tenía en lo que ha sido el peor resultado de su historia particular. Segundo, Ciudadanos, PSC y PP, los partidos constitucionalistas, tienen apenas 57 diputados en conjunto, una cifra insuficiente para formar Gobierno y, aun si tuviera los 68 que se necesitan, las fracturas entre ellos son tan grandes que no se adivina por dónde pueda llegar una solución. Y encima, su Ejecutivo queda mal parado pues ahora se critica si convocar a elecciones inmediatamente después de la aplicación del artículo 155 de la Constitución fue la mejor opción.

“Convocar elecciones era mandar un mensaje a todos”, se defendió. “La situación era excepcional, nos obligó a cesar al Gobierno y nos aconsejó decirle a la gente que no teníamos la intención de estar allí indefinidamente”, agregó en referencia a nombres como el de Xavier García Albiol, quien le pidió expresamente que aguantara lo más posible la vía constitucional. "Fue una decisión que no tuvo nada que ver con intereses partidistas, con tener más o menos votos", explicó.

Ahora, y tal como ya hizo en su momento con el propio Puigdemont, Rajoy apuesta por jugar al contragolpe. El presidente esperará que se vayan desarrollando los acontecimientos. Si el nuevo Govern, formado por quien sea, respeta la ley, celebrará que su gestión ha hecho que las instituciones de Cataluña vuelvan a su cauce. Eso sí, si la nueva administración vueve a lanzar un desafío independentista, la opción será la misma, es decir, el artículo 155.

El plan sigue siendo el mismo

A nivel general, el Gobierno del PP no ve razones para adelantar las elecciones generales. Y eso que debería tener motivos para cuando menos meditarlo profundamente: la postura frente a la crisis catalana ha empujado a Ciuadadanos y, en efecto dominó, ha debilitado al partido celeste, que debe aprobar los Presupuestos de 2018 al tiempo que acelera la legislatura hasta 2020, de acuerdo al propio Rajoy.

“El Gobierno sigue adelante. Las legislaturas son para cuatro años, porque a la gente no se le puede estar obligando a estar yendo constantemente a las urnas”, explicó. "Después de todo lo que está pasando en España, lo último que nos faltaba era convocar elecciones generales", agregño para luego confirmar que está "en condiciones de gobernar".

En esas se asoma la cabeza de Albert Rivera, quien se ha revalorizado a raíz de su gestión del avance independentista catalán. En Génova no les hace ninguna gracia y ya más de alguno se siente preocupado que el líder naranja pueda expandir este creciente auga al resto del país. El PP ha tratado de mantener la cordialidad con él y le han incluso felicitado por el triunfo de Ciutadans el jueves, pero también analizan de puertas para adentro en qué fallaron para haber terminado como hicieron en las elecciones en cuestión.

"El resultado no ha sido ni mucho menos el que nosotros esperábamos", aceptó el jefe de Gobierno. "Una cosa son las autonómicas en Cataluña y otra las autonómicas y las provinciales en otros lugares de España, o las generales", prosiguió. "No creo que nos hayan castigado por activar el artículo 155 porque quien ha ganado las elecciones lo ha apoyado (en alusión a Ciudadanos). Ha sido la concentración del voto", analizó.

En una amalgama de incomodidades. Rajoy y su Gobierno concibieron la vía constitucional como la mejor forma de hacer que Cataluña volviera al camino que ellos pretendían y, de paso, dar una exhibición de músculo que hiciera que los independentistas se lo pensaran dos veces antes de volver a desafiarlo. Visto lo visto el jueves, lo único que logró fue hundir a su partido, alzar a un competidor directo y todo por gusto, pues los separatistas vuelven a ser más en su conjunto. La Moncloa tiene realmente mucho trabajo por hacer, y esta vez mejor que lo hagan bien. @mundiario

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