La RAE se niega a aceptar la propuesta del Gobierno de implantar el lenguaje inclusivo en la Constitución

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE. / RAE
Santiago Muñoz Machado, director de la RAE. / RAE

El Ministerio de Igualdad, estaba formado solo por mujeres y su directora para el Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, animaba en un artículo titulado "Por el culo, políticas anales" a sodomizar al hombre para alcanzar una igualdad real.

La RAE se niega a aceptar la propuesta del Gobierno de implantar el lenguaje inclusivo en la Constitución

Hace pocos meses esgrimí en una de las columnas de este mismo periódico algunos de los muchos argumentos que pueden utilizarse para desmontar la majadería del desdoble de género y la manipulación del lenguaje que por motivos estrictamente políticos se está intentando implantar en nuestro país. Hoy ha sido la Real Academia de la Lengua (RAE) la que se ha tenido que negar a cambiar la Constitución con fines políticos. 

La bajeza intelectual y la pobreza lingüística de la mayoría de los Ministros y sobre todo las Ministras (porque el desdoble de sí puede utilizarse para enfatizar) de nuestro nuevo Gobierno alcanza límites insospechados. Carmen Calvo dice que el lenguaje inclusivo "está en la calle" y que por eso es imparable. No, señora vicepresidenta, el pseudolenguaje políticamente correcto es el que utilizan ustedes para adoctrinar. En la calle, cuando hablamos, predomina el sentido común y se tiende a abreviar y si no bájese usted a cualquier bar. El "todos y todas" lo han empezado a utilizar ustedes erróneamente con fines espurios, es decir, a pronunciarlo siempre, a sabiendas de que es incorrecto para captar el voto femenino (el inculto, desde luego, que es el que más se da). Y cuando los políticos, los medios de comunicación y los docentes aprovechan sus tribunas para contaminar el lenguaje con esas modas absurdas de las que ustedes se quieren aprovechar, el pueblo se acaba infectando y propagando el virus.

En su novela ‘1984’ ya nos advertía Orwell sobre los peligros de la manipulación lingüística del que se aprovechan las políticas totalitarias para manipular. De esta manera, en el libro de Eric Blair, el Estado se dividía en cuatro Ministerios: el Ministerio de la verdad, cuya finalidad era mentir y hacer desaparecer y reescribir algunos libros (o sea, imponer el relato único de lo que ahora llaman "Memoria Histórica) ; el Ministerio de la Paz, que se ocupaba de la Guerra; el Ministerio del Amor, que se encargaba de la tortura, y el Ministerio de Igualdad, que estaba formado solo por mujeres y su directora para el Instituto de la Mujer Beatriz Gimeno animaba en un artículo titulado "Por el culo, políticas anales" a sodomizar al hombre para alcanzar una igualdad real. Perdón, ha sido un lapsus, el último Ministerio no era el de la novela de Orwell sino el de Irene Montero: es el actual. 

La diferencia entre el feminismo y la ideología de género es que el primero nació en el pueblo, y simboliza la búsqueda hacia la igualdad por parte de mujeres valientes, inteligentes y trabajadoras, pertenecientes a la sociedad civil. Las ideología de género en cambio es la basura que ustedes, desde el poder, por el beneficio político y económico que le sacan, nos quieren imponer. Y es verdad, señora vicepresidente (o vicepresidenta), lo que decía Deleuze de que las mentiras se construyen con arenas de verdades. Pero aunque se construyan con arenas de verdades nunca dejarán de ser mentiras y siempre habrá personas dispuestas a descubrir y contar la verdad. @mundiario

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