¿Quién pierde más con la ruptura del acuerdo nuclear de Irán?

Hassan Rouhanni, presidente de Irán.
Hassan Rouhanni, presidente de Irán.

El acuerdo realmente no es tan beneficioso ni efectivo como se presume y ni siquiera la economía iraní extrañará tanto su cumplimiento.

¿Quién pierde más con la ruptura del acuerdo nuclear de Irán?

Ha pasado menos de una semana desde que Donald Trump anunció que Estados Unidos quedaba fuera del pacto nuclear firmado entre las grandes potencias con poder de veto en la ONU e Irán. La ruptura de tal acuerdo, uno de los remates apoteósicos de la Administración de Barack Obama, hizo salir en tromba a la comunidad internacional, condenando como ya es costumbre la decisión del actual mandatario de la primera potencia mundial. No obstante, el paso atrás esconde datos y realidades que se han quedado ignoradas amén de poder demonizar a Trump, aunque siendo justos él se lo ha ganado con su sudor.

Pero bueno, una cosa a la vez. El dichoso papel fue redactado en conjunto por Estados Unidos, Rusia, Francia, China, Alemania y Reino Unido por un lado e Irán por otro. Las potencias mundiales autorizaban la anulación de las sanciones económicas contra el país persa y éste, en retorno, podía mantener pero a la vez reducir sus reservas de titanio enriquecido mas no usarlo para desarrollar armas nucleares. En otras palabras, podían seguir jugando con tremendo juguete pero prometiendo portarse bien.

Tal y como recuerda la BBC, el acuerdo tenía a los siguientes cinco puntos como el sistema nervioso del histórico pacto acordado en verano de 2015:

  • Irán no producirá uranio altamente enriquecido durante los próximos 15 años
  • Irán se deshará del 98% del material nuclear que posee
  • Irán eliminará 2/3 de las centrifugadoras que tiene instaladas
  • Las potencias podrán verificar "por primera vez" el grado de cumplimiento del acuerdo, anunció Obama
  • A cambio, Naciones Unidas levantará todas las sanciones que pesan sobre Irán vinculadas al programa nuclear, aunque con algunas limitaciones

Teóricamente, la concesión de estas exigencias abría un nuevo episodio para la desgastada economía iraní, que había sufrido durante años una "crisis innecesaria" a raíz de las sanciones que pesaban sobre el Estado desde 1979, según palabras del presidente del país persa Hassan Rouani. Sin embargo, el desenlace del pacto, celebrado como todo lo que firmó Obama, no fue el esperado.

Estadísticas en Irán

De acuerdo a datos publicados el viernes por la cadena alemana Deutsche Welle (DW) las expectativas que se levantaron a partir del acuerdo en cuestión se han quedado muy lejos de cumplir. El crecimiento económico en 2016, el primero que gozó de pleno de los pros del acuerdo, fue de un 12.6%. No obstante, desde ahí las estadísticas se fueron en picada y se el crecmiento ha caído entre un 5% y 8%.

El desempleo juvenil es otro de los apartados en donde el acuerdo nuclear ha quedado lejos de alcanzar lo esperado. Según comparte la misma cadena, un tercio de los jóvenes menores de 24 años se mantienen en el paro, una cifra realmente alarmante para un país en que la edad promedio es de 30. En cuanto a las mujeres, la cuota de desempleo llegó hasta el 50% en el mismo año.

En general, la situación en Irán no es ni de lejos motivante ni brillante, pese a la reacción apocalíptica de la prensa internacional por la retirada de la Casa Blanca. De acuerdo a una encuesta realizada por la empresa IranPoll, hasta un 70% de los iraníes aseguraron que los ciudadanos "de a pie"no se han beneficiado en lo más mínimo del levantamiento de sanciones a las grandes industrias del país.

En cuanto al petróleo, su avance ha llegado al punto de convertirse en un arma de dos filos. Según la OPEP, en 2016 Teherán exportó un 70% más de crudo que en el año previo al levantamiento de las sanciones. Un tercio de los hogares iraníes dependen de esta industria, por lo que se ha formado en todo el país una cuando menos curiosa, bueno digámoslo, alarmante dependencia del oro negro.

Las restantes grandes industrias del país han mostrado un crecimiento raquítico, de acuerdo a datos citados por Michael Tockuss, jefe de la Cámara de Comercio Iraní-Alemana. La agricultura creció en un 4,2%, los servicios un 3,6% y las manufacturas un 6,9%. La industria de la construcción, que se supone que iba a ser una de las grandes ganadoras del acuerdo, está atorada en un declive del 13,1%.

Las letras pequeñas

Consumado que la economía iraní no le debe grandes alegrías al acuerdo, queda entonces por revisar lo que las letras pequeñas del dichoso pacto permitían. Por ejemplo, recuerda el Huffington Post, lo que hizo Washington D.C. con la colaboración de sus amigos fue legalizar los experimentos y desarrollos nucleares de Irán, si bien bajo revisión, como se dijo al principio de esta nota. El país persa tiene una tendencia patológica a burlar los escritos y es muy romántico pensar que han encadenado su programa nuclear solo para tener felices a sus inesperados patrocinadores.

Aparte de eso, parte del dinero ingresado, por mucho o poco que fuera, iría a parar a las arcas de grupos terroristas como Hamas o Hizbulá. Ese fue uno de los argumentos esgrimidos por Trump en su cuenta de Twitter, la misma que ha convertido en una especie de portavocía no oficial. Eso sí, se han hecho eco de ello hasta ahora solamente los diarios más paranóicos, aunque tampoco hay razón para no creerlo.

Aun asumiendo que Irán decida sentarse y portarse bien, el pacto, continúa el Post, no les obliga a detener su apoyo a dictadores amigos, como Al-Ásad. Es más, el acuerdo tenía una duración de 10 años, momento en el que el país persa será libre de perseguir la adquisición de armas nucleares, algo para lo que Israel y Arabia Saudita, por mencionar algunos, estarán preparados para responder, pues nadie confía realmente en que un papel haya convertido a Irán en un vecino amable y respetuoso. La retirada de Donald Trump puede ser por tanto un guiño más a Israel (este lunes se estableció la embajada estadounidense en Jerusalén), con cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, mantiene una relación cercana, porque Dios los crea y ellos se juntan.

La economía iraní no le debe tanto al acuerdo como se supone y tampoco ha convertido a Teherán en un niño bien portado.

Los perdedores

Todo dicho, el gran perdedor del pacto es, por tanto, Europa. La Unión Europea, según han publicado los principales medios continentales, apura las tareas para tratar de salvar algo del naufragio mientras Estados Unidos ya ha avisado que espera firmar un tratado para suplir el que recientemente ha dejado tirado.

Realmente Bruselas se ha quedado en una encrucijada. Sin Estados Unidos, Irán ha perdido la mayor motivación para "prescindir" de su programa nuclear y no parece que Federica Mogherini tenga en su mochila algo lo suficientemente brillante para que Teherán de su brazo a torcer, otra vez. Y del otro lado del ring está Washington D.C., en quien ya nadie confía y a quien la misma Ángela Merkel, matriarca de la UE, acusó indirectamente de haberlos dejado en el desierto.

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