¿Quién dará el primer paso para desatascar la compleja situación de Cataluña?

Cartel independentista en Cataluña. / D.B.
Cartel independentista en Cataluña. / D.B.

El domingo tanto Puigdemont como Rajoy cantarán victoria. El uno habrá conseguido una movilización suficientemente alta para continuar adelante. El otro habrá impedido que el proceso tenga las garantías mínimas. Se intentará una Declaración de Independencia y alguna manifestación de apoyo.

¿Quién dará el primer paso para desatascar la compleja situación de Cataluña?

Jueves, 12 del mediodía, calle Balmes de Barcelona, elegante bulevar que asciende del Centro al Tibidabo y que homenajea al cura y ensayista que defendió la convivencia de liberales en Madrid y carlistas en Cataluña. Una manifestación de 700 adolecentes de ESO recorre la calle para encontrarse con otros y con universitarios y confluir en una manifestación mayor, aprovechando la huelga proclamada. Envueltos en banderas, muchas a modo de capa de superhéroes, gritan consignas de lucha y contra España. En la calle la incomodidad de los transeúntes es manifiesta, cambiando de dirección o apurando el paso. La imagen de manipulación política con menores de edad es incómoda.

De esto va la batalla diaria. Se ha dejado la política racional que permite convivir canalizando el conflicto social hacia las instituciones, para implantar un estado emocional, que trata de cubrir todos los ámbitos, excluyendo a los tibios y persiguiendo a los discrepantes. No hay campaña electoral. Nadie defiende el no o la abstención. La televisión de forma continua y grosera, los demás medios con mayor mesura, empujan en la misma dirección. Las voces disidentes no tienen apenas tribunas en su propio país. Incluso la oposición parlamentaria es muy poco visible en los medios.

Una parte quiere irse, tal vez la mitad. Y quieren arrastrar con ellos a la otra mitad que ni desea cambiar de país ni acepta el totalitarismo nacionalista. Ningún referéndum pactado o ilegal como el actual, resolverá el problema.

La emocionalidad impide la política. Cataluña es de las comunidades con mayor grado de privatización de los servicios públicos. Esta misma semana la Generalitat informaba de que 18.000 estudiantes de primaria están en barracones, a falta de colegios. Naturalmente no viven en las zonas más entregadas al soberanismo.

Viviremos mucho tiempo con el problema como ya profetizó Ortega

El domingo tanto Puigdemont como Rajoy cantarán victoria. El uno habrá conseguido una movilización suficientemente alta para continuar adelante. El otro habrá impedido que el proceso tenga las garantías mínimas. Se intentará una Declaración de Independencia y alguna manifestación de apoyo. Luego a esperar el ritmo judicial de los muchos procesos en curso.

¿Quién dará el primer paso para desatascar la situación? Probablemente habrá que esperar al nuevo gobierno autonómico. Si siguen los mismos pueden intentar la desobediencia civil, ya lo están haciendo con la Agencia Tributaria. El recurso al Derecho y a la Justicia no puede ser constante por su propio prestigio. Pero del talante de los actuales gobernantes poco constructivo se puede esperar. Viviremos mucho tiempo con el problema como ya profetizó Ortega.

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