¿Y si Putin estuviese ganando la guerra a la Unión Europea?

Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en Bucha, Ucrania. / RR.SS
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en Bucha, Ucrania. / RR.SS

Tras casi dos meses de conflicto los acontecimientos no se han desarrollado según lo previsto.

¿Y si Putin estuviese ganando la guerra a la Unión Europea?

Se cumplen dos meses desde la invasión de Ucrania por parte de un ejército, el ruso, al que todos los analistas auguraban un paseo militar en su aventura bélica. La diferencia entre el poderío militar de Rusia y Ucrania es tan grande que nadie daba un duro por los de Zelenski. Quizá por eso sorprende más el estancamiento de un conflicto en el que Rusia mantiene la iniciativa y una cómoda ventaja pero no acaba de rematar la faena. Esto último mantiene despistados a los mismos analistas, tan pesimistas al principio, quienes ahora especulan sobre distintas causas que puedan justificar la parálisis rusa.

Pero, ¿y si Putin estuviese alargando esta macabra partida de ajedrez con el objetivo de desestabilizar a la Unión Europea? El sátrapa no tiene prisa y las vidas, en la mejor tradición soviética, le importan un bledo. Así, ha elegido un tablero de juego ajeno, lo suficientemente amplio y sin mayor importancia global, Ucrania, para establecer una guerra no declarada contra el «enemigo» europeo. ¿Por qué? Porque el tiempo juega a su favor.

Rusia ya ha destruido el tejido social, productivo y económico ucraniano y con ello se ha asegurado vía libre para anexionarse el territorio que ambiciona para unir su territorio con la península de Crimea. La antigua república ya no es una amenaza pero su sufrimiento es necesario para incrementar la presión social en occidente y obligar a sus dirigentes a tomar medidas contra el agresor. De este modo pulsa las cuerdas de la débil UE, cuya desunión se hace cada día más patente, con países abiertamente díscolos, como Hungría, y otros reticentes a tomar medidas drásticas, como la todopoderosa Alemania.

Putin, observa y se limita a lanzar bravatas de macarra de tercera mientras asiste impertérrito a los golpes de pecho de los dirigentes europeos y al establecimiento de unas sanciones económicas ineficaces, tanto que nos afectan a nosotros tanto como a Rusia. Y mientras se siguen estableciendo disensiones entre las democracias occidentales, siempre sujetas a sus egoístas intereses nacionales.

Cuanto más dure el conflicto, mayor dureza en las negociaciones por parte de Rusia. Putin lo sabe y espera como viejo zorro que es. Cada ficha que mueve lo hace con una pereza inaudita en un conquistador. La pregunta, por tanto, es: ¿Acertará la Unión Europea en la estrategia de confrontación contra el agresor que, sin embargo, no nos ha agredido?

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la conferencia internacional sobre Libia, en 19 de enero de 2020. / Oficina Ejecutiva Presidencial Rusa
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la conferencia internacional sobre Libia, en 19 de enero de 2020. / Oficina Ejecutiva Presidencial Rusa

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