¿Puede pasar un pueblo del pleno empleo a un paro alarmante?

Rafael Cuiña, candidato de CXG: política sobre el terreno. / Mundiario
Rafael Cuiña, candidato de CXG: política sobre el terreno. / Mundiario

En un concello tan rural como el de Lalín, apostar por políticas que hagan visibles sus demandas es una obligación de cualquiera que quiera presentarse a unas elecciones.

¿Puede pasar un pueblo del pleno empleo a un paro alarmante?

En un concello tan rural como el de Lalín, apostar por políticas que hagan visibles sus demandas es una obligación de cualquiera que quiera presentarse a unas elecciones.

 

El rural lalinense es el más extenso de la provincia de Pontevedra, con todo lo que ello conlleva. Cerca del medio centenar de parroquias y aproximadamente 350 lugares, además de una ingente colonia de lalinenses repartidos por el mundo, dentro de los cuales tengo familiares directos en países como Argentina y Brasil, que emigraron hace alguna generación, y lugares como Colombia en los que trabajan amigos del alma que algún día retornarán.

El paso de una sociedad eminentemente rural a una industrializada fue muy acentuado desde mediados de los años 80 hasta bien entrada la primera década del siglo XXI. Empresarios hechos a sí mismos, en combinación con un poder político gallego con epicentro en Lalín, fueron la combinación perfecta para su impresionante desarrollo. Ahora, ya entrados en la mitad de la segunda década del siglo, es un concello deprimido, y con unos índices de paro alarmantes, para una localidad que conoció como ninguna el concepto de "pleno empleo". Aquellos gobernantes que presumían de lo que otros habían hecho por ellos, demuestran que los golpes en el pecho reivindicativos que se daban en época de vacas gordas, no fueron capaces de darlos, cuando éstas, habrientas y desnutridas, tienen "pastores" evidentemente poco capacitados.

Conozco bien el rural lalinense; con el Propio Partido Popular hice campaña por todas y cada una de sus parroquias numerosas veces, recorrí sus casi 1.000 kilómetros de pistas interiores. Era pujante y orgulloso... ahora está abandonado. Personas de otras formaciones políticas me recomiendan que no haga el esfuerzo de trabajar por sus vecinos, "porque al final van a votar a los de siempre". Yo no valgo para ese tipo de planteamientos. Hago lo que vi hacer en mi casa... presencia constante con los vecinos, oír mucho y cercanía a sus necesidades. La política de salón y la crítica permanente sin alternativas las dejo para aquellos que afirman que visitar el rural "ya está muy trillado".

(Continuará)

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