Marruecos: ¿se puede cambiar la realidad sin cambiar la mentalidad?

Un tren.
Un tren.

Esta vez he optado por viajar en tren, para evitar los taxis o mejor dicho las latas de sardinas donde se colocan seis personas apretadas como si fueran a emigrar clandestinamente...

Marruecos: ¿se puede cambiar la realidad sin cambiar la mentalidad?

Esta vez he optado por viajar en tren, para evitar los taxis o mejor dicho las latas de sardinas donde se colocan seis personas apretadas como si fueran a emigrar clandestinamente...

Se acabaron las vacaciones y tuve que prepararme para un largo y duro viaje desde mi ciudad natal Alcazarquivir hasta Alhucemas, un viaje que dura 10 horas o más depende de las circunstancias… como si fuera a viajar a América Latina, teniendo en cuenta que geográficamente estas dos ciudades norteñas están más cercanas en el mapa de Marruecos.

Cosa que me hace pensar cómo en Turquía y otros países desarrollados puedes recorrer todo el país en dos horas o tres utilizando un transporte público para economizar la energía y el tiempo del autóctono… mientras que en Marruecos viajar de una ciudad a otra es como viajar de un continente a otro en un transporte paleolítico perdiendo al autóctono marroquí más energía y más tiempo.

Esta vez he optado por viajar en tren, para evitar los taxis o mejor dicho las latas de sardinas donde se colocan seis personas apretadas como si fueran a emigrar clandestinamente en una embarcación a la otra orilla, evitando también los autocares que suelen contar con todos los olores humanos…

Durante el viaje lo primero que me llamó la atención es que nadie lee un libro o algo, eso me llevó a recorrer el tren de cabo a rabo para ver cuántas personas leen en aquel tren, el resultado fue dos: uno hojeando un periódico y otra repasando sus apuntes de la universidad… y como soy marroquí sé que más de la mitad de la población marroquí se ha hecho analfabeta, muchos no entienden lo que leen y la mayor parte ignora lo que pasa a su alrededor…(no lo digo de forma despectiva).

Me puse a observar a los viajeros para ver de cerca como van matar el tiempo: algunos lo pasan murmurando de otros, como la mayor parte del pueblo marroquí que pasa todo su tiempo hablando mal de la gente en la cafeterías (bares) y otros lugares… otros viajeros pasan su viaje hablando de sus dolores y problemas sociales… y otros lo pasan dormidos...

Estas costumbres son el espejo que refleja el mal estado socioeconómico del país, su mal sistema educativo, su mala cultura, una cultura materialista y paleolítica que sigue viendo en los cultos unos locos o extraterrestres…

En Taza he parado yo inaugurando otro viaje, pero el tren sigue, sigue hacia lo infinito, con la misma gente y las mismas costumbres, unas costumbres sin raíces, pero pueden cambiarse cambiándose la mentalidad.

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