El PSOE invoca a la corrupción para reafirmarse en el ‘no’ a pesar de su propia experiencia

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Rajoy, Rivera y Sánchez.

La campaña del PSOE para justificar el "no" o la abstención suena a  disculpa anticipada de quien sabe que obra mal y se excusa. No la habrá si nos obligan a unas terceras elecciones.

El PSOE invoca a la corrupción para reafirmarse en el ‘no’ a pesar de su propia experiencia

A partir de que el contenido del pacto entre el PP y Ciudadanos es, si se analiza con detalle, una declaración de buenas intenciones, sin que se nos diga de dónde sacarán el dinero ni como harán compatibles esos planes con los nuevos recortes que nos exige Europa (25.000 millones en dos años), no cabe duda de que es un paso adelante y un intento de sacar al país del atolladero. Luego, ya se irá viendo lo que es posible, lo que es necesario y cómo se lleva a cabo.

Dicho lo cual, la postura del PSOE resulta obscena, al poner el acento en el rechazo a permitir que se forme gobierno (con un apoyo parlamentario mayor que el que tuvieron algunos de los últimos presidentes socialistas) entre otros puntos, como ha resaltado Patxi López, en la corrupción.  Todos estamos en contra, pero el PSOE debe tener más pudor al manejar este asunto con el de los EREs sin solventar y todo su pasado desde Roldán al caso Salanueva, Urralburo, Renfe, Ministerio del Interior y fondos reservados, privatización de Rumasa, Banco de España y etc.,etc.

Nadie le ha pedido al PSOE que otorgue un cheque en blanco al PP. Pero rechazado el pacto de Estado (porque no se le puede pedir sentido del Estado a quien no lo tiene [no confundir con la “razón de Estado”, con que Felipe González puso en marcha el GAL]) cabían fórmulas diversas, incluido un pacto de legislatura a dos años, en los que Sánchez podría consolidarse como jefe de la oposición, marcando en corto al PP, para aspirar a ser el próximo presidente de Gobierno.

La campaña que el PSOE ha puesto en marcha suena a una pública disculpa anticipada de quien sabe que obra mal y se excusa. No las habrá si nos obligan a unas terceras elecciones. Porque resulta de gran cinismo invocar que Rajoy busque el apoyo de los nacionalistas vascongados y catalanes, porque es sencillamente imposible el precio a pagar por ello.

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