Presidentes en conferencia o cinco minutos de trámite

Íñigo Urkullu. / @iurkullu
Íñigo Urkullu. / @iurkullu
Solo el presidente vasco ha vendido cara su mera presencia, asegurándose un acuerdo bilateral sobre la senda de déficit de su comunidad, rápidamente jaleado por su partido como el reconocimiento de su estatus singular entre todas las comunidades.
Presidentes en conferencia o cinco minutos de trámite

La Constitución dejó muy abierto el marco competencial, lo que ha derivado en solapamiento de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas. La ausencia de criterios de coordinación, ya que no de elaboración de políticas, transforma las  Conferencias de Presidentes en ejercicios mediáticos. No es negativo que se encuentren periódicamente los principales Ejecutivos del país, pero está siendo improductivo.

Cuando en el año 2004, el presidente Rodríguez Zapatero planteó por primera vez crear la Conferencia de Presidentes autonómicos, la reacción del Partido Popular fue muy hostil. La falta de previsiones constitucionales y la polarización partidista transformaron la preparación de la primera Conferencia en una batalla política. Posteriormente se han celebrado varias más sin que se haya resuelto el problema principal, su contenido. Aprovechando la pandemia, el presidente Sánchez ha convocado una Conferencia semanal y virtual,  centrada en el intercambio de información sobre los datos sanitarios. Ahora se ha celebrado una nueva Conferencia presencial en el monasterio de Yuso (La Rioja), un marco de por sí estrambótico.

La Conferencia de Presidentes convocada tenía dos objetivos, analizar la situación actual de la pandemia, en la que de nuevo España bate records europeos en número de rebrotes y de casos infecciosos, e informar sobre la distribución de los 140.000 millones de euros pactados en el último Consejo Europeo. Al decir de los intervinientes, la reunión carecía de concreción, sin la necesaria preparación previa de los temas ni el conocimiento de la documentación que debería debatirse. Las instrucciones distribuidas a los asistentes, establecían un turno de intervenciones de cinco minutos para cada mandatario autonómico. Menos tiempo que el dedicado a la sesión fotográfica o a las ruedas de prensa individuales.

Los resultados han estado a la altura de las expectativas, nulos. Solo el presidente vasco ha vendido cara su mera presencia, asegurándose un acuerdo bilateral sobre la senda de déficit de su comunidad, rápidamente jaleado por su partido como el reconocimiento de su estatus singular entre todas las comunidades. Éstas tendrán que aguardar a una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, prevista para setiembre, para conocer la voluntad del Gobierno,  que se impondrá sin condiciones pues no en vano dispone de la mitad de los votos de ese órgano interadministrativo. Mientras los Presupuestos autonómicos deberán demorarse.

La cadena de rebrotes de la pandemia está cuestionando de nuevo la estructura sanitaria española, incapaz de rastrearlos por falta de medios humanos y, por lo que parece, de unas directrices comunes. La Conferencia de Presidentes nada ha avanzado en ese campo, aunque no se ha privado del triunfalismo desmentido por las cifras diarias de contagios. Esta misma semana el diario de mayor difusión en España ofrecía la cifra de 45.000 muertos por la enfermedad, elevando escandalosamente las cifras oficiales sin que nadie haya ofrecido explicación alguna, lo que induce a pensar en una filtración pactada.

Sobre el reparto de los fondos europeos, ante los cuales las Comunidades venían proponiendo demandas basadas en su cuota demográfica, el Gobierno se ha limitado a informar de que sólo se atenderán proyectos nacionales, teóricamente presentados por cualesquiera entidades, mientras que la decisión final se deja en manos del propio Presidente del Gobierno central. La Conferencia ha finalizado acordando una nueva edición virtual a finales de agosto para hablar del comienzo del curso escolar, una nueva y  sorprendente muestra de improvisación, a escasos días de comenzar las clases.

Contenidos tan escasos e improvisados, cuestionan la misma esencia de la Conferencia de Presidentes. Si la Constitución dejó muy abierto el marco competencial, lo que ha derivado en solapamiento de competencias, la ausencia de criterios de coordinación, ya que no de elaboración de políticas, transforma las citadas Conferencias en ejercicios mediáticos. No es negativo que se encuentren periódicamente los principales Ejecutivos del país, pero está siendo improductivo, salvo para el Gobierno que trata de reforzar su imagen dialogante a un coste mínimo, exactamente el que ha debido pactar con el Gobierno vasco. Sólo la torpeza del Presidente catalán le ha impedido obtener una ganancia mayor.

Ante tal vacío de propuestas, la prensa ha subrayado las imágenes: mascarillas con banderas, con dibujos o neutras. Ruedas de prensa ajenas al orden del día. Gestos mínimos del Jefe del Estado. Y así hasta cubrir una crónica. @mundiario

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