El presidente de EE UU presiona a su vicepresidente para que no confirme a Joe Biden

Cuando ya le quedan solo 15 días en el poder, Donald Trump gasta su último cartucho para ir en contra de la democracia liberal más poderosa y sólida del planeta. 
El presidente de EE UU presiona a su vicepresidente para que no confirme a Joe Biden

Los ojos del mundo apuntan al norte de América este 6 de enero. El presidente más polémico que ha tenido la mayor potencia mundial en toda su historia sigue gastando sus últimos cartuchos, cuando ya le quedan solo 15 días en el poder, para ir en contra de la democracia liberal más poderosa y sólida del planeta. Así de capaz se cree el mandatario saliente de Estados Unidos, Donald Trump, para boicotear el proceso legislativo que este miércoles, 6 de enero, confirmará y proclamará definitivamente al demócrata Joe Biden como presidente electo del país norteamericano. 

Luego de haber presionado al secretario de Estado de Georgia, territorio donde se decidirá cuál de las dos antagónicas fuerzas políticas (demócratas o republicanos) de la nación controlarán el Senado, para que anulara los resultados de las elecciones y el conteo de votos en esa entidad, ahora Trump pretende usar la figura del vicepresidente de EE UU, Mike Pence, quien también es el presidente del Senado (Cámara Alta del Congreso), para evitar que Biden sea confirmado en el trámite que contará y certificará los 306 votos electorales obtenidos por el ex vicepresidente de Obama, quien inevitablemente entrará a la Casa Blanca el próximo 20 de enero. 


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Y es que un grupo de senadores y congresistas republicanos, influenciados política y tal vez financieramente por Trump, planea obstruir este miércoles la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en la sesión prevista en el Capitolio, donde se reunirán ambas cámaras para contar cada voto por estado que ganó el demócrata. De esta forma, el país y el mundo verán cómo se desarrolla la que posiblemente sea la última ronda de la batalla electoral, legal y política del mandatario saliente, Donald Trump, contra la voluntad expresada en las urnas por más de 81 millones de estadounidenses.

Esto implica que el magnate republicano podría tratar de persuadir a Mike Pence, su vicepresidente, para que este negocie con los senadores republicanos un bloqueo legislativo sobre el conteo de votos mediante un debate o la introducción de una moción que llame a impugnar los votos electorales de Biden que Trump y sus acólitos consideran “ilegales”, aunque lo hacen sin pruebas y con acusaciones infundadas que han sido desestimadas por la Inteligencia Nacional, el Departamento de Ciberseguridad, el Tribunal Supremo y el propio Fiscal General, William Barr, despedido por el presidente.

Sin embargo, este nuevo intento del presidente podría traducirse en nada más que un acto simbólico de protesta y una evidente muestra de división en el seno del Partido Republicano, cuyo sector moderado busca sacudirse la mala reputación y la dañina polarización que Trump ha provocado en los últimos cuatro años para así replantearse su liderazgo en la política estadounidense. 

El jefe de la Casa Blanca mantiene la presión, ya sea por negociación, instrucción o coacción sobre su número dos y fiel aliado conservador, el vicepresidente, Mike Pence, quien debe presidir el acto de este miércoles. Trump le pidió a Pence que use su cargo para frenar la confirmación de Biden, algo que, legal y constitucionalmente, no puede hacer.

“El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores elegidos de forma fraudulenta”, escribió Trump este martes por la mañana en su cuenta de Twitter. Una vez más, queda en evidencia la ignorancia del actual presidente de EE UU sobre las leyes de su país, por muy irónico que parezca.

En realidad, los votos electorales de las presidenciales no se han elegido de forma fraudulenta y Pence no podría revertir los resultados ya certificados por los Estados el pasado 14 de diciembre. La Constitución estadounidense y la ley electoral de cada estado son tajantes al afirmar que cada una de las entidades federales tiene autonomía sobre sus procesos de conteo de votos, por lo cual ni el vicepresidente ni el presidente pueden intervenir directamente en ellos bajo ningún concepto. Y al no mostrar pruebas del presunto fraude que alegó en varios estados, Trump se queda sin cartas legales para prolongar su realidad política artificial. El republicano está cerca del jaque mate.

El acto de este miércoles sigue un procedimiento contemplado por la Constitución, que Trump no puede frenar aunque intente boicotearlo, pues el hilo democrático conduce inexorablemente al 20 de enero como la fecha en la que se consumará el proceso de transición. El Congreso se reúne en una sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado para contar los votos electorales de forma manual y así certificar la victoria del presidente electo, Joe Biden. El demócrata ganó a Trump con 306 votos electorales contra 232 del republicano. Para ganar hacen falta 270. La presidencia del país más poderoso del mundo tendrá una nueva cara, un nuevo nombre y un nuevo liderazgo en tan solo dos semanas. @mundiario

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