Al PP le urge reinventarse en Vigo si quiere salvar la Xunta

Corina Porro. / Mundiario
Corina Porro. / Mundiario

Corina Porro, la exalcaldesa de Vigo y responsable del Consello Económico y Social, será la nueva presidenta de la gestora del PP de Vigo.

Al PP le urge reinventarse en Vigo si quiere salvar la Xunta

Tira la toalla. Elena Muñoz, la candidata del PP a la alcaldía de Vigo, presenta su renuncia como concejal y presidenta local del partido. De ese modo asume personalmente, y con todas las consecuencias, la responsabilidad de un resultado catastrófico, que ha reducido de siete a cuatro los concejales "populares" en el ayuntamiento vigués. La suya es una decisión coherente. El mutis lo agradecen tanto sus fieles colaboradores como aquellos que nunca creyeron que fuera, ni por trayectoria ni por perfil, la persona adecuada para la misión casi imposible de recuperar para los conservadores el gobierno de la primera ciudad de Galicia. Solo Feijoo, que fue quien la lanzó al ruedo, creyó en algún momento que podía cuajar una buena faena. 

Nadie esperaba que Muñoz derrotara a Abel Caballero el 26-M. Tal proeza no estaba a su alcance. Ni al suyo ni al de ningún otro candidato del PP, por mucho tirón que pudiera tener, como reconocen algunos de los que sonaron en su día como posibles candidatos alternativos a la exconselleira. A día de hoy Caballero es invencible. Está en la cresta de la ola y todo aquel que pretenda destronarlo se expone a un fiasco o incluso al ridículo. Sin embargo, en este su segundo envite cabía esperar que Doña Elena mejorase un poco o al menos igualase el apoyo que los vigueses le dieron en las urnas hace cuatro años. Pero un par de meses antes de las elecciones ya había constancia de que le podía esperar un batacazo de los que hacen época, como así fue.

La alcaldable popular no esperó a que sus jefes le sugirieran la conveniencia de echarse a un lado. Dimitió de todos sus cargos, dispuesta a regresar a la vida civil. Con sus renuncias, deja pista libre para renovar la estructura local del PP de Vigo con un nuevo presidente (o presidenta), que pueda empezar a trabajar cuanto antes de cara a la próxima cita electoral que, salvo sorpresa, serán las autonómicas de 2020. Porque en la cúpula del Pepedegá tienen muy claro que mantener la Xunta, con o sin Feijoo, dependerá en buena medida de mejorar posiciones en el ahora feudo de Caballero y en toda la provincia de Pontevedra, en general, donde los resultados del 28-A y el 26-M dan sobrados motivos de preocupación. 

Las autonómicas no son las generales, ni las municipales, ni las europeas. La gente sabe diferenciar qué se juega en cada proceso electoral. Del mismo modo que tiene claro que de quien maneje la Xunta dependen varios de los servicios esenciales para el ciudadano. A eso se aferran en el entorno de Feijoo, al tirón personal del presidente y al antecedente de 2016, cuando el PP alcanzó una tercera mayoría absoluta holgada apenas unos meses después del traspiés sufrido en los ayuntamientos y las diputaciones. Recomponerse (o directamente reinventarse) en Vigo es vital para el PP, también, porque precisamente esta vez los socialistas presentan un candidato cien por cien vigués, de apellido Caballero, de nombre Gonzalo, sobrino de su tío, un sanchista de los de primera hora, que tiene el viento a favor y hasta una cierta "baraka", dicen. Todo lo contrario, por cierto, de lo que le ocurría a Don Abel en aquel ya lejano 1997 en que, vapuleado por Fraga y "sorpassado" por el BNG, estuvo a punto de firmar el certificado de defunción del PSOE gallego. @mundiario

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