PP: La desmovilización de una masa sumisa y resignada 

Sede del PP en la calle Génova de Madrid.
Sede del PP en la calle Génova de Madrid.

La baja tasa de inscritos para participar en las elecciones internas del PP ha provocado que los seis aspirantes se reprochen unos a otros no haber hecho nada por depurar el registro de la militancia cuya inflación sirvió en su día para realzar el mérito político del partido.

PP: La desmovilización de una masa sumisa y resignada 

La baja tasa de inscritos para participar en las elecciones internas del PP ha provocado que los seis aspirantes se reprochen unos a otros no haber hecho nada por depurar el registro de la militancia cuya inflación sirvió en su día para realzar el mérito político del partido.

¿Están hinchadas las cifras del censo del PP?, le preguntaron los periodistas a Soraya Sáenz de Santamaría. Es evidente que sí. Están hinchadas. Si bien la ex vicepresidenta del Gobierno dice desconocer esa circunstancia y se limita a pasar la pelota a sus contrincantes, Dolores de Cospedal y  Pablo Casado. “Ellos deben saber mejor que yo sobre ese asunto”, dijo.

La baja tasa de inscritos para participar en las elecciones internas del PP ha provocado que los seis aspirantes se reprochen unos a otros no haber hecho nada por depurar el registro de la militancia cuya inflación sirvió en su día para realzar el mérito político del partido. Un útil puramente propagandístico que hoy se descubre como una mentira más de la cúpula popular, perjudicial para el proceso democrático de primarias que, tarde mal y a arrastras de una moción de censura, emprenden los populares cuando desde hace tiempo lo vienen empleando ya el resto de partidos.

Las cifras reales

Eso explica en parte que de un engañoso (por inflado) censo de cerca de 900.000 personas que militan o simpatizan con el partido conservador (Feijóo fue quien distinguó las churras de las merinas, militantes y simpatizantes), sólo 66.400 personas participen en el proceso democratizador de elección de presidente, es decir el exiguo porcentaje de un 6%.

Falsear el censo es lo mismo que hacerse trampas en el juego del solitario. El engañado es uno mismo. La consecuencia de un censo inflado es una de las causas del parco porcentaje de participación y del consiguiente resultado de votos igualmente menguado que habrá de dejar muchas suspicacias (no faltarán las de tinte cainita) respecto a la legitimidad del elegido.

Pero, si bien la causa de la baja participación militante hay que achacarla en parte a un censo irreal en el que se mezclan militantes vivos y muertos, los que cambiaron de chaqueta política o la abandonaron definitivamente y un sin fin de simpatizantes (habrá donantes altruistas y con ánimo de lucro), hay otros motivos sustanciales que inciden muy directamente en esa casi ridícula participación. Hablo de  la organización vertical del partido.

Aparatos jerárquicos

La verticalidad en las organizaciones políticas comporta aparatos jerárquicos, estructuras rígidas con limitado sentido democrático, basadas en la sumisión (el que se mueve no sale en la foto), en la aclamación unánime y en el silencio. En los sistemas verticales los líderes vienen impuestos desde la cúpula. Hay una disposición a inculcar el miedo a los cambios dentro de la organización, implantado por medio de disciplinas de acatamiento y resignación. Y también miedo al cambio en las Instituciones. La rigidez de la organización impide responder con rapidez a cualquier mudanza, adaptarse a las coyunturas y a los tiempos.

Esto lo está notando la militancia del PP. La muda de actitud (proceso de primarias) es un hecho sobrevenido por la contingencia de una moción de censura que de modo inesperado, en un santiamén, ha privado al PP del poder político y lo ha dejado noqueado y sin líder.  

Rendida a una jerarquía que todo lo decide, que todo lo resuelve, que exige obediencia ciega, la obligación de ir a votar cada cuatro años y ser la cla en mítines y congresos, acostumbrada (probablemente resignada) a ser una mera comparsa (sin conciencia de ello) para mayor gloria de los que hacen la gran política, la militancia del PP no entiende nada. Está tan “goggy” como la propia cúpula del partido después de perder el gobierno de la nación y la facultad de mandar.

Esa masa amorfa de adeptos, silenciada y acrítica que ha creado el PP y que son su militancia, después de décadas sin participar de las decisiones de su partido, ahora no se les puede pedir que respondan. Seguramente han perdido toda capacidad de reacción ante, para ellos, un nuevo escenario interno de funcionamiento activo al que no están acostumbrados. La desmovilización es extremada, infinitamente más de lo que pudiera pensarse, pero tiene su lógica. El líder que salga de estas primarias (las primeras del PP) nunca podrá sentirse totalmente autorizado. @mundiario

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