¿Es posible decir algo nuevo sobre la guerra civil española?

Muerte de un miliciano es una de las fotografías más conocidas de la Guerra Civil española y fue tomada por Robert Capa el 5 de septiembre de 1936.
Muerte de un miliciano es una de las fotografías más conocidas de la Guerra Civil española y fue tomada por Robert Capa el 5 de septiembre de 1936

Se han escrito  centenares de miles páginas sobre esta parte negra de nuestra historia, pero aún hay aspectos no contemplados.

¿Es posible decir algo nuevo sobre la guerra civil española?

La misión humanitaria desarrollada en España durante el conflicto por el movimiento  de Cruz Roja, coordinada por el Comité Internacional de la institución, no ha gozado de la atención que merecía; para hacer un justo uso de la memoria histórica, su labor debe recordarse como expresión de agradecimiento.

El CICR creó una amplia estructura de delegaciones en ambas zonas, a cargo de delegados, todos de nacionalidad suiza,  que desplegaron una intensa labor humanitaria en ámbitos como información a familias, distribución de ayuda material, intervención en canjes y evacuaciones, visitas a prisiones y protección mediante el uso del emblema de la Cruz Roja.

Desarrollaron su tarea desde una posición de neutralidad, que les permitió concitar una relativa credibilidad en ambas bandos, necesaria para cumplir su tarea humanitaria de forma eficaz, imparcial e independiente.

Esta  misión en España fue la primera intervención del CICR en una guerra civil, experiencia fundamental para otros conflictos similares posteriores.

Los delegados fueron pioneros de la diplomacia humanitaria, que ejercieron ante las embajadas extranjeras acreditadas en España, ante las máximas autoridades, civiles y militares, de ambos bandos y ante toda clase de instituciones.

Carnet de identidad de Georges Henny y Henny durante su convalecencia tras el atentado. A su izquierda el delegado adjunto Andrés Vizcaya. / Mundiario

Carnet de identidad de Georges Henny y Henny durante su convalecencia tras el atentado, a su izquierda el delegado adjunto Andrés Vizcaya. / Mundiario 

El celo, la eficacia, la serenidad y la prudencia con que desempeñaron su trabajo, adquiere mayor relevancia por haberlo hecho en un ambiente cargado de odio y afán de venganza, que afectó a los propios delegados en forma de insultos, insidias, difamaciones, acusación de espionaje, sometimiento a vigilancia, expulsión de España y riesgos personales reales.

La máxima expresión de ese ambiente hostil fue el atentado sufrido por el avión civil en que viajaba de Madrid a Toulouse el delegado del Comité Internacional Georges Henny, con la consecuencia de cinco heridos –los únicos pasajeros, además de los pilotos-, uno de ellos fallecido tres días después del suceso. El próximo día 8 de diciembre se cumple el 80º aniversario de la agresión perpetrada contra quien había llegado a España para  humanizar una guerra en la que nada tenía que ver.

Coincidiendo con este redondo aniversario, Espacio Cultura Editores presentará proximamente mi último trabajo: Entre el odio y la venganza. El CICR en la guerra civil española, escrito con el propósito de recordar para perdonar y aprender.

Un millón de muertos, una guerra entre hermanos, Dios mío ¿por qué?”

Estas fueron las últimas  palabras escritas en el Castillo de Montjuich por el general republicano Antonio Escobar Huerta, momentos antes de ponerse ante el pelotón de fusilamiento.

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