¿Es posible convertir en españoles de golpe a un millón de marroquíes?

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Los descendientes de los moriscos están en Marruecos.

Este afán de remover y reescribir la historia puede provocar efectos no deseados. Decía don Claudio Sánchez Albornoz de aspectos del pasado, como el de los moriscos, que “las cuentas están saldadas”.

¿Es posible convertir en españoles de golpe a un millón de marroquíes?

Este afán de remover y reescribir la historia puede provocar efectos no deseados. Decía don Claudio Sánchez Albornoz de aspectos del pasado, como el de los moriscos, que “las cuentas están saldadas”.

Si el Gobierno accede a esta pretensión,  y los interesados demuestran ser descendientes de los moriscos expulsados de España por Felipe III, un millón de ciudadanos marroquíes podrían reclamar de golpe la nacionalidad española. Y por lo tanto, podrían sumarse a los 800.000 (sobre 1,7 millón de musulmanes que hay en España, el 3,6 por ciento de la población –de ellos, casi 600 mil españoles de origen o con nacionalidad adquirida- esencialmente instalados en Cataluña). La cifra de un millón de posibles candidatos sale de la proyección de la posibilidad de que los 300 mil expulsados entre 1609 y 1612 se hayan multiplicado a lo largo de los siglos hasta alcanzar esa cifra. Como se sabe, que los moriscos se puedan lucrar de la misma modificación del Código Civil (art. 23) prevista para los descendientes de los sefardíes, es una propuesta del Círculo de Musulmanes de Podemos, formado por 70 conversos españoles. El caso tiene sus propios matices y particularidades.

Se trata de un asunto muy delicado desde diversos puntos de vista, empezando por sus aspectos históricos y sociológicos. Por otro lado, la generalización resulta controvertida, si tenemos en cuenta que una parte esencial de aquellos moriscos se convirtieron en piratas berberiscos, que aliados con turcos y argelinos practicaron una feroz piratería contra los barcos españoles y llegaron a atacar la costa mediterránea e insular de España. Eran particularmente crueles con los españoles, que una vez capturados eran vendidos como esclavos. Así que cuidado con remover la historia, porque podemos encontrar lo que no buscamos.

¿Podría España aceptar de golpe la posibilidad de que una masa tan enorme y próxima de ciudadanos marroquíes se convirtieran en españoles? No es una mera hipótesis. Dada las diferencias del nivel de vida, es previsible que quienes pudieran optar lo hicieran. Se comprende. Además, el asunto tiene cierto aire de revancha histórica por parte de los promotores: Los  musulmanes de Podemos piden además que “el Estado español derogue los decretos de expulsión de los moriscos y dé todos los pasos necesarios para la rehabilitación simbólica de esta comunidad, tal y como justamente se ha hecho con los sefardíes”.

¿Y qué decir de los descendientes o parientes de los españoles que sufrieron las razzias de los piratas y corsarios moriscos o de los que fueron vendidos como esclavos? Asunto delicado pues. Los promotores de la idea de convertir en españoles a los marroquíes y otros ciudadanos de la cuenca mediterránea, que acrediten la condición de descendientes de los moros de las Alpujarras, el reino de Granada, Aragón, Extremadura y Valencia, esencialmente, carga toda la culpa de la expulsión en la represalia tras las rebelión continuada, que consideran exclusivamente provocada por el incumplimiento de la parte que les afectaba de las Capitulaciones de Santa Fe de 1942, pero sobre todo de la Pragmática de conversión forzosa de los Reyes Católicos, de 14 de febrero de 1502.

En la historia de los moriscos hay claros y oscuros por las dos partes, aparte del asunto de la piratería, que no es menor. Hubo moriscos que se hicieron bandidos, conocidos como los “monfíes” y los demás hasta llegaron a elegir un rey, que se decía descendiente de los Omeyas.

Este afán de rescribir la historia de España puede ir sumando revisiones sin fin: podemos seguir con todos los descendientes de visigodos, suevos, vándalos, alanos, francos, romanos, celtas, íberos. oestrimios.......En fin,hasta donde se quiera. Este afán de remover y reescribir la historia puede provocar efectos no deseados y resucitar viejos agravios ya superados. Con razón decía don Claudio Sánchez Albornoz con respecto a determinados aspectos del pasado, como el de los moriscos, que “las cuentas están saldadas”. Hasta que llegó Podemos.

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