¿Se pondrán de moda la opereta, el esperpento, la zarzuela o el sainete?

Movilización en apoyo al referéndum en Cataluña. / ara.cat
Movilización en apoyo al referéndum en Cataluña. / ara.cat

Si es en versión política, mejor los dejamos en el baúl de los recuerdos, a pesar de ser tan españoles algunos de estos géneros músico-literarios.

¿Se pondrán de moda la opereta, el esperpento, la zarzuela o el sainete?

La opereta es un género musical que surge en el siglo XIX en París y Viena. Sus características más genuinas son la frivolidad con la que se tratan hechos y relaciones personales, ambientes tan irreales como sus propios personajes y argumentos fantásticos.

Zarzuela, sainete, esperpento y opereta sirvieron en su día para caricaturizar situaciones y personajes de la vida real; aunque han perdido el favor del público, la vida, con frecuencia, nos permite revivir el género de la opereta.

Zarzuela, sainete, esperpento y opereta sirvieron en su día para caricaturizar situaciones y personajes de la vida real

Dos amantes y su servicio se fugan al extranjero y abandonan a sus respectivos consortes y a un séquito de cortesanos que, por defender a la pareja, son encarcelados; otros, previa abjuración de algunas de sus lealtades, eluden la mazmorra con fianza sufragada por el pueblo, según ellos dicen. Los fugitivos mantienen la legitimidad y legalidad de su relación, con el apoyo –fuerte paradoja- de la corte encarcelada y de otros palaciegos en libertad que difunden mentiras y calumnias con aparente impunidad.

La comunidad internacional repudia a la pareja de hecho, pese al envío de embajadores que entran por la puerta de servicio, y al uso de periodistas con prisa por dar exclusivas que proclamen a los cuatro vientos que el amor de la pareja está por encima de las leyes y la historia.

Pasan los días y las fuerzas flojean, porque exilio y trullo proporcionan mucho tiempo libre para la reflexión: se ablandan fidelidades; se piensa en el futuro, porque el peligro se cierne sobre la pela y el patrimonio personal -hasta ahora ha sido el pueblo quien ha pagado las gambas-; admiten errores a regañadientes -“no están maduras”, dijo la zorra bajo la parra- y reconocen a la consorte oficial, a la que hacen guiños pensando en el porvenir.

Afrontar la reforma de la Constitución no es un desatino, si se hace con prudencia y para mejorar la convivencia de todos los españoles

Denostan una legalidad  que dicen no reconocer, crean una legalidad a su antojo e incurren en la paradoja de aceptar las leyes de las que reniegan, en cuanto sean útiles para sus fines –“las elecciones son ilegales e ilegítimas, pero nos presentaremos”, por ejemplo. En suma, la única ley que reconocen es la del embudo.

Opereta, zarzuela, esperpento o sainete, lo mismo da, pero algo hay que hacer. Afrontar la reforma de la Constitución no es un desatino, si se hace con prudencia y para mejorar la convivencia de todos los españoles, no sólo de los que se niegan a respetarla. @mundiario

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