Los políticos se empeñan en convertirse en los principales clientes de los juzgados

Símbolos de la justicia. / Mundiario
Símbolos de la justicia. / Mundiario
En España hay  que iniciar, con carácter de urgente, una seria reflexión entre todos para desterrar esta practica perversa. A la política lo que es política,  y a los jueces, la tutela efectiva de los intereses legítimos y los derechos  de los ciudadanos.
Los políticos se empeñan en convertirse en los principales clientes de los juzgados

¿Judicializar, desjudicializar...? ​No no me gusta nada el "palabro" "judicializar" ni tampoco su acepción  contraria; pero, en fin, se ha impuesto en el debate entre nuestros políticos, y hay que utilizarlo, muy a mi pesar. Porque, en efecto, define una acción que en un Estado de Derecho como,  sin ninguna grieta,  como es el nuestro desde 1978, sería una acción no sólo legítima, sino hasta constitucionalmente necesaria: acudir a los juzgados y tribunales en demanda de que se haga justicia. Porque una democracia con un poder judicial fuerte es sencillamente una democracia más fuerte en la que los derechos de los ciudadanos están amparados  por los tribunales de justicia.

Sin embargo, esta demanda que caracteriza la  "democracia judicial" de demanda así  de justicia, en la actualidad  ha impregnado tanto el debate político, que se percibe ya por los ciudadanos casi cómo la única "manera" de hacer política. Y esto es muy malo para los jueces y sobre todo para los actores de la política.

Recordando aquella canción de la Farsons  da  la impresión  que nuestro político profesional se levanta todos los días tarareando "como me las maravillaría yo" para llevar esto a los tribunales...Tanto si es Alberto Núñez Feijóo, llevando a los tribunales el retraso del pago del IVA a Galicia, como si lo es el Gobierno de Pedro Sánchez, anunciando un recurso judicial extemporáneo sobre el  "pin parental" de Murcia, o Pablo Casado anunciando querellas por prevaricación. Nuestros políticos parecen empeñados en convertirse en los principales clientes de nuestros juzgados. Y, claro, tanto ir el cántaro a la fuente, se encuentran muchas veces con desagradables sorpresas que obstaculizan o impiden sus iniciales propósitos políticos. Los ejemplos serían muchos.

Hay  que iniciar, con carácter de urgente,  una seria reflexión entre todos para desterrar esta practica perversa. A la política lo que es política,  y a los jueces la tutela efectiva de los intereses legítimos y los derechos  de los ciudadanos. @mundiario

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